Honra a Casuco

El sensacional lateral derecho será reconocido esta noche en su ciudad y ante el equipo de su vida, el Real Zaragoza

Juan Casuco, ayer en el Lorca posa con la camiseta del Real Zaragoza junto a Christian Lapetra.
Honra a Casuco
Francisco Alonso

Anoche Juan Martínez ‘Casuco’ fue reconocido por el equipo de su ciudad y por el equipo de su vida. El Lorca y el Real Zaragoza entregaron antes del inicio del careo sendas camisetas con el número 2 al mejor futbolista que ha dado Lorca y a uno de los mejores laterales derechos del Zaragoza y del fútbol español en el primer lustro de la década de los 80. Acaso Torres, quizá Belsué… Pocos, muy pocos laterales derechos como Casuco en los 85 años de zaragocismo. Una Copa del Rey levantada ante el Barça en 1986, ya en el crepúsculo de su carrera, culminó la trayectoria en Zaragoza de un defensa de bandera.

En las vitrinas del club hay una Copa del Rey conquistada por Casuco, pero Juan Casuco representa mucho más que ese trofeo. Diez temporadas (de 1979 a 1989) de defensa apasionada de la camiseta del león rampante quedan en la memoria selectiva de La Romareda. La fría estadística también traslada numéricamente la trascendencia real de este futbolista en el club aragonés. Casuco es el séptimo jugador con más partidos oficiales en la historia del Real Zaragoza (297), solo superado por mitos del zaragocismo como Xavi Aguado, José Luis Violeta, Manolo González, Juan Señor, Santi Aragón y Andoni Cedrún.

Murcia dio entre los 70 y los 80 dos extraordinarios defensas laterales para el Real Madrid: Camacho, nacido en Cieza, y Chendo, de Totana. Avelino Chaves pescó para el Zaragoza a otro sensacional lateral nacido en Murcia, a la joya de Lorca, Casuco. Desde su llegada a Zaragoza, Casuco se hizo un sitio en el equipo y en el corazón de la exigente afición de La Romareda. Casuco era defensa, pero defensa de verdad, de esos que guardan la zona, de los que rascan, de los que invitan a la reflexión del delantero antes de pisar el área. Tonterías, las justas, con Casuco... Jugador de los que uno siempre quiere tener en su equipo, nunca en el rival. Buen amigo, mal enemigo, Casuco... Jugador de equipo y también de entrenador. Por eso, para Manolo Villanova, para Leo Beenhakker, para Enzo Ferrari, para Luis Costa, para todos los técnicos de ese Zaragoza tan bonito, Casuco fue indiscutible.

Jorge Valdano habla y no para de los futbolistas con que compartió vestuario antes de fichar por el Real Madrid y de ser campeón del mundo con la Argentina de Maradona en 1986. Habla del talento que en cantidades industriales cobijaba ese Zaragoza de finales de los 70 y principios de los 80. Villanova sacó de la cantera a portentos físicos como Víctor Muñoz o Paco Güerri. Chaves firmó a Juan Señor, a Beto Barbas, a Raúl Amarilla, a Pichi Alonso. Recapitulemos: Víctor y Güerri, internacionales por España; Barbas, centrocampista de Argentina; Valdano fichó por el Madrid; Amarilla y Pichi Alonso, por el Barça… Eran tan buenos que hasta Señor tuvo que jugar de lateral izquierdo con Beenhakker para hacerle un sitio. Junto a futbolistas de esa jerarquía, Casuco era indiscutible. Llevaba grabado a fuego el número 2 en su camiseta, su número, el mismo que ayer recibió en Lorca antes del inicio del partido.

La selección española fue menos justa que el Zaragoza con Casuco. En los tiempos de plenitud de Casuco, Miguel Muñoz apostó por Urquiaga (Athletic de Bilbao) en vez de por el león de Lorca. Tremenda injusticia. Casuco era superior a Urquiaga y a todos los laterales derechos ‘top’ del fútbol español en ese tiempo: San José y Juan José (Real Madrid), Gerardo y Tente Sánchez (Barça), Carrete (Valencia), Celayeta (Real Sociedad), Marcelino (Atlético Madrid)…

Aunque mejor que los laterales derechos, los que conocían de verdad la dimensión de Casuco eran los extremos izquierdos rivales. Peloteros del nivel de Lobo Carrasco (Barça), Cunningham (Real Madrid), López Ufarte (Real Sociedad), Argote (Athletic), Mario Kempes (Valencia), Enzo Ferrero (Sporting), Rafa Marañón (Espanyol), Martín (Osasuna)… Todos sabían que al Zaragoza había que atacarle por otro lado, que por donde estaba Casuco no merecía la pena intentarlo.

Los canteranos lo tenían complicado para saltar al primer equipo como laterales derechos. Qué mejor ejemplo que Javier Delmás, defensa notable que tuvo que buscarse la vida fuera de Zaragoza. Su hijo, Julián, fue ayer el lateral derecho del Real Zaragoza en Lorca. Podemos tener lateral derecho para un rato largo con Delmás. Como Casuco.

Casuco ahora vive en su tierra, en Murcia. Anoche fue reconocido en su ciudad, donde tiene un campo con su nombre pegadito al Artés Carrasco. Lo hizo junto al club de su vida, el Real Zaragoza, ese club en el que se ganó el respeto y el cariño este defensa como la copa de un pino, Juan Martínez ‘Casuco’.

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