Una Copa para que siga la fiesta

El Real Zaragoza pretende estirar la buena racha de resultados y juego de las dos últimas jornadas ligueras. Natxo González rotará, pero también le da valor a esta competición.

Alberto Zapater, en pleno entrenamiento.
Alberto Zapater, en pleno entrenamiento.
Aránzazu Navarro

Ya hace un tiempo que no se brinda con la Copa en Zaragoza. Copa del Rey y antes del Generalísimo, el Campeonato de España, el torneo fetiche del club aragonés, la competición que transformó sus oficinas de una simple reunión de máquinas de escribir a una de las más refulgentes vitrinas del fútbol español. Seis copas como seis soles iluminan el caminar del león rampante por las tierras de España. Acaso Bilbao viva con semejante pasión este torneo. Últimamente, sin embargo, la historia es distinta. El Zaragoza cayó a Segunda y ahí sigue. En la Copa tampoco nos ha ido mejor, quedando eliminados en las últimas cuatro ediciones a las primeras de cambio. Para más inri, en los dos últimos cursos, en casa, ante la Llagostera (1-2) y el Valladolid, en este último con Bagnack mediante. Con toda esta historia última quieren romper Natxo González y sus jugadores. Evidentemente, la Liga es lo primero, regresar cuanto antes a la élite; pero a la Copa también se le concede trascendencia.

Ayer mismo aseguró el técnico que van a ir a ganar, que se rotará pero que en ningún caso estorba la Copa. La frase cabe inscribirla en el llamado proceso reiterado por Natxo González, esa transformación paulatina del Zaragoza. Según lo visto en casa ante el Granada –el mismo rival de hoy– hace apenas 10 días o el pasado domingo en Córdoba, el proceso se ha catalizado. Lo diremos en cristiano: el joven y renovado Zaragoza juega cada vez más y mejor. Además, ha encontrado un delantero que es cañón, Borja Iglesias, dato extraordinario, sobre todo en Segunda. El hecho de que La Romareda lo despidiera con una ovación, pese a empatar ante el equipo nazarí, no es gratuito. Tampoco es baladí el repaso a domicilio a un Córdoba apoyado por un arbitraje hogareño. Hay motivos para el optimismo. Eso es lo que pretende hoy el Zaragoza: seguir creciendo, mejorar más y más. Es una Copa para que siga la fiesta.

En su ideario de distribuir esfuerzos, Natxo rotará hoy. En el portal se estrenará el argentino Cristian Álvarez. Atrás, es probable la presencia del chaval Delmás, que tan bien cumplió en Tenerife. Con Lasure lesionado, Ángel tendrá que cubrir el flanco izquierdo. En el centro, Grippo quizás guarde descanso. En el medio, regresará Eguaras, respaldando a un Zapater que el domingo guardará descanso por sanción. Más adelantados, Papu y Alain disfrutarán de minutos, y Pombo igual regresa a la titularidad. Arriba, si Borja Iglesias descansa (bien se lo ha ganado...), Vinícius podría estrenarse, aunque también convendría ver un ratico a Raí. En solo unos minuticos, el curso pasado le pegó al palo ante el Sevilla y el Tenerife. Hay madera (y no solo por los palos) en este chico. Y con madera, tarde o temprano habrá gol. Si lo ponen, claro.

Espera el Granada. Recién descendido y aún no ha ganado. Le conviene ganar hoy. Aunque, con solo tres puntos en la buchaca, más le conviene ganar cuanto antes en la Liga. Ahora le esperan dos salidas seguidas chungas: Tenerife y Valladolid. Hoy intentará colarse en la fiesta zaragocista.

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