A por una victoria con puntos en juego 126 días después

El Real Zaragoza perdió el sabor del triunfo en abril y debe recuperarlo ante el Granada este domingo para no enlazar una racha de 9 partidos oficiales sin ganar.

Ángel es felicitado por Pombo y José Enrique tras anotar el 0-1 ganador en Miranda en abril, la última victoria del Real Zaragoza en partido oficial hasta ahora.
A por una victoria con puntos en juego 126 días después
Enrique Truchuelo/Diario de Burgos

Tarde del 23 de abril. Miranda de Ebro. Campo de Anduva. Jornada 35ª de la pasada liga. El Real Zaragoza gana 0-1 al Mirandés con un gol tempranero de Ángel... y se acabó su gracia para ganar un solo partido oficial de ahí en adelante.

Restaban 7 choques más de la tortuosa pasada temporada y el buen pie con el que había comenzado César Láinez su paso por el eléctrico banquillo zaragocista, tras suplir a Raúl Agné (este ya había venido en lugar de Luis Milla), se torció de mala manera y sin más éxitos. Cuatro empates y tres derrotas se dieron hasta el final del torneo, una cosecha que vino justa para salvar el pellejo del descenso a Segunda B.

La serie negativa vigente se puso en marcha cuando el Getafe ganó 1-2 en La Romareda. Continuó con otro fiasco, por 1-0, en casa del Reus del actual entrenador zaragocista, Natxo González. Después vendrían los cuatro empates en cadena: 1-1 con el Cádiz en el estadio zaragozano, 0-0 en Oviedo, 1-1 de nuevo en casa ante el Rayo Vallecano y 0-0 en el partido decisivo en Gerona, donde se obró la permanencia matemática en la penúltima jornada el mismo día que los catalanes subían a Primera. Por fin, el calvario se acabó cayendo derrotado el equipo aragonés por 1-2 en la despedida ante el Tenerife.

Ahora, en el nuevo curso, ya con Natxo González aterrizado en Zaragoza para dirigir el remodelado vestuario blanquillo con fines bien diferentes a los vividos en la primera parte de este 2017, la cosa ha proseguido por el mismo camino en el inicio liguero. Derrota por 1-0 en Tenerife (curiosamente, se empezó esta liga contra el mismo rival con el que se acabó la pasada, aunque en campo diferente).

Siete partidos sin ganar del año pasado más uno del nuevo torneo hacen ya 8 sin tener el paladar de la victoria. El zaragocismo ha perdido ese sabor por inanición. El domingo, cuando el Granada sea el rival en La Romareda, habrán pasado más de cuatro meses de la última alegría de verdad, la de Miranda. Un total de 126 días sin probar el dulzor de un triunfo con 3 puntos como recompensa.

De hecho, si se mira el tiempo que hace desde la última victoria como locales, hay que sumar 7 días más, pues fue en la semana anterior a viajar a Anduva, cuando el Real Zaragoza derrotó 1-0 al Mallorca (otro gol de Ángel, claro) en una Romareda que sí pudo irse a casa ese día con la satisfacción que tan a desmano empieza a quedarle ya. Serán 133 fechas sin ganar en casa cuando arranque el duelo frente a los granadinos el próximo domingo.

Este es un aspecto importante que deben manejar los nuevos futbolistas y el cuadro técnico del Real Zaragoza para entender la tendencia a la acritud que se respira entre el zaragocismo. La gente, aquí, necesita satisfacciones, espectáculos con un mínimo de satisfacción visual, alegrías en definitiva. Últimamente son muy pocas y, como es el caso, a veces se espacian por demasiado tiempo. Este dato no debe caer en saco roto: el Zaragoza, el reciente de antes y, en el primer asalto de este año, el actual, no ha sido capaz de ofrecer un buen día a los suyos desde abril.

Porque, si se introduce en el análisis también la pretemporada de este verano de cambios radicales, tan solo el día del Levante en Teruel, hace 18 días, se pudo ver a un Zaragoza triunfante al final de un partido, aunque se tratase de un amistoso sin más repercusión. Este oasis impide que la citada pretemporada también sea incluida en la racha. Y es que, en el periodo de maniobras, los de Natxo perdieron asimismo con el Mirandés, con el Villarreal B (ambos de Segunda B), con el Nástic de Tarragona y contra el Eibar en La Romareda en el Memorial Lapetra. Además, no pasaron del empate (1-1) en el campo del Logroñés, también de la división inferior.

No cabe duda de que la rutina del zaragocista no es la mejor para solicitar ánimos. Está desde abril en plena depresión. En una crisis emocional de las que cuesta salir. Ese tipo de baches que, en ambientes de aturdimiento como el que vive el entorno del Real Zaragoza desde hace una década, hacen más mella que en épocas de más bonanza. Aquí, cualquier achaque que en otro momento o lugar se salvaría con algo de reposo y una aspirina, supone un bajonazo mental que derrumba los ánimos y la autoestima muy por encima de lo que sería lo normal en otras circunstancias y solo se recupera con medicina de mayor rango. Pero, como demuestra esta racha parcial negativa de la que el equipo debe salir el domingo ante el Granada, en Zaragoza hay razones para todo desde hace largo tiempo.

Sin duda, analizado este extremo, es una evidencia que la victoria frente a los nazaríes supondría un enorme impulso moral para la tropa zaragocista. No hace falta explicar los beneficiosos efectos secundarios que provocaría.

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