Sobre expectativas y rendimientos actuales en el renovado Real Zaragoza

Para entender el punto preciso de maduración en el que está hoy el nuevo equipo, cabe cotejar la idea con la que se ha remodelado la plantilla y cómo están respondiendo hasta hoy los jugadores.

Un momento del choque entre el Tenerife y el Real Zaragoza.
Un momento del choque entre el Tenerife y el Real Zaragoza.
ACAN

De Ratón se espera una progresión visible después de los 19 partidos que disputó, con buena nota, en la exigente temporada pasada, donde partía como suplente del veterano y primer espada Irureta y donde, en enero, le llegó por delante otro dinosaurio del puesto, el argentino, casi cuarentón, Saja.

De los laterales, Benito y el ausente en Tenerife por lesión Ángel Martínez, se requiere un rendimiento regular y rentable como el que dieron el año pasado en Reus junto al mismo entrenador que ha venido a dirigir al Real Zaragoza desde allí, Natxo González. Laterales largos, de fondo a fondo, que defiendan y se desplieguen como elementos ofensivos clave.

De los centrales ‘veteranos’, Grippo y Jesús Valentín, se pide seguridad, rigor táctico, contundencia, que conformen con los laterales y los pivotes un mecanismo de cierre de la portería de hechuras férreas. A Verdasca, el prospecto de su fichaje le solicita una eclosión inmediata como defensor con empaque suficiente como para entrar en la rueda de hombres útiles en el eje de la zaga sin dudas a su alrededor.

De los medios centro, del capitán Zapater y de Javi Ros se necesita su poso, el que deriva de ser los viejos del lugar, el escaso esqueleto sobre el que sujetar la remodelación casi global del equipo. Una jerarquía en el campo que vaya más allá de su dotación física en el medio campo, de su ir y venir de área a área, de su descontado trabajo.

A Eguaras, en Zaragoza se le pide una labor de distribución de juego que aporte fluidez al fútbol del equipo. Ha de ser una referencia constante en el bloque, un tipo con personalidad y regularidad en una tarea de mucho provecho para el grupo y de lucimiento particular para él.

A los hombres de la segunda línea, Buff, Papunashvili, Febas, Oyarzun, se les reclama descaro, hambre por aprovechar la oportunidad de asomar en el fútbol profesional español en un equipo con aura. Que saquen aquí todo el repertorio de juego técnico, profundo, imaginativo, con disparo a gol, con buenas asistencias a los colegas, que demostraron, bien en el extranjero, en sus ligas de procedencia, o bien en categorías base, en filiales y que, ahora, han de trasladar, sin mucha demora, al primer nivel de una Segunda División española llena de presión y exigencia.

De Borja Iglesias se cree que, quien ha sido capaz de marcar 34 goles en Segunda B y de ver portería con hábito en divisiones inferiores, también los va a hacer en Segunda División porque, en definitiva, el gol es un don que se lleva dentro de los genes. Su respuesta solo la puede dar de una manera: marcando tantos. Vino para eso y solo de eso se alimentará su día a día. Un delantero centro sin goles es como una noche sin luna.

De Toquero se ansía ver su pelea, su pugna permanente con las defensas, su ritmo de presión, su capacidad para buscar balones directos cerca o dentro del área, bien para rematar a gol o bien para ofrecer prolongaciones en segundas acciones para los demás.

De los chicos locales, casos del aventajado Pombo (lleva algunos partidos más que el resto acumulados en el primer equipo desde el año pasado), de Delmás, Lasure, Zalaya o Raí Nascimento, se aguarda la sorpresa agradable del despunte de la cantera, ese bloque de futbolistas en una plantilla que están llamados a ganarse el puesto y el jornal aprovechando al máximo sus oportunidades y llamando a la puerta de la titularidad cada vez que las circunstancias propicien su alineación. Son la escuadra B pero sin cortapisas para poder pasar a la A en el caso de que se lo ganen. Se quieren disolver los prejuicios del pasado reciente, donde la cantera era elemento despreciable, muy secundario en los planes de otros directores deportivos o secretarios técnicos.

Falta que Cristian Álvarez, el portero fichado para acompañar al emergente Ratón, se ponga a punto. De momento, no cuenta. También se tiene previsto que lleguen otros dos fichajes más, uno para la defensa y otro para el ataque, de cierto caché y experiencia. De estos, por ahora, no se puede esperar nada, como es natural.

Del porcentaje de respuestas positivas que den, en virtud de estas expectativas, cada uno de los futbolistas del vestuario del Real Zaragoza, dependerá el éxito de la temporada, el del proyecto. Un ejercicio sencillo de evaluación, para saber con cierto suelo dónde se halla ahora el proceso evolutivo y de maduración del renovadísimo equipo zaragocista, es cotejar estos objetivos particulares establecidos en cada jugador del equipo con lo ofrecido en Tenerife este viernes. Y así sucesivamente en los siguiente partidos. Cuantos más futbolistas se acerquen o alcancen en plenitud lo que se les solicita, más cerca estará el ideal colectivo de este proyecto futbolístico de Lalo Arantegui que ejecuta en el vestuario Natxo González.

¿Cuántos y con que nivel de aproximación rindieron en el Heliodoro Rodríguez respecto de su papel previsto? ¿Todos? ¿Ninguno? ¿La mitad? ¿Un tercio? El resultado, siempre subjetivo, dependerá del examinador. Y de este análisis surge, con facilidad, el diagnóstico que dice en qué preciso punto de maceración del grupo está el Real Zaragoza a fecha de hoy. Esta pauta puede ser guardada como base para seguir haciendo pruebas control más adelante.

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