El Zaragoza regala la victoria al Tenerife por su mala defensa

El cuadro aragonés facilitó el 1-0 final en un córner. El partido fue espeso de los de Natxo, pese a su buen inicio.

Borja Iglesias durante el partido contra el Tenerife
El Zaragoza regala la victoria al Tenerife por su mala defensa

Comienzo con derrota. El Real Zaragoza cayó por 1-0 en Tenerife merced a un gol al inicio del segundo tiempo tras un córner muy mal defendido por los aragoneses. Los canarios, sin ser claramente superiores, aprovecharon ese yerro puntual para hacerse con la victoria ante un Zaragoza deslavazado, sin regularidad en su propuesta. Pudo adelantarse en el tanteador el equipo en un buen inicio, pero fue algo efervescente que, tras no ser aprovechado, no tuvo continuidad.

Engañó el inicio del partido del Real Zaragoza. Pareció más de lo que al final fue, en una primera parte igualada y sin fútbol de calidad por parte de ambos equipos. Si en el minuto 6 los aragoneses hubiesen estado ganando 0-2 a nadie hubiese extrañado. Borja Iglesias, que comenzó enchufado con corriente de alta tensión, tuvo en sus botas dos goles casi mascados. En la primera jugada del choque, se fue del central Carlos Ruiz en el área y solo ante Dani Hernández cruzó demasiado su remate raso. En el siguiente ataque tomate (así vistió ayer el equipo zaragocista), Benito filtró una pelota perfecta al área sobre el desmarque de Iglesias, que controló, ganó la posición a Jorge Sáenz y, con todo a favor, chutó al lateral de la red.

Ahí se acabó la profundidad zaragocista. Duró poco. El juego entró en un ir y venir sin demasiado rigor por los dos bandos. Al Zaragoza le faltaba la eficacia de Eguaras, muy impreciso. Febas andaba activo pero alborotado, sin acabar nada. Buff, hizo una bien y cuatro mal, con esa cadencia, hasta acabar desaparecido en el último cuarto de hora antes del descanso. Pombo, impreciso, individualista, no fue rentable e, incluso, dibujó un pase suicida atrás que casi costó un tanto canario. De repente, Iglesias se quedó desabastecido.

Juan Carlos se erigió, entre la espesura tinerfeñista, en el mejor rematador de los de Martí. Lo intentó de falta directa lateral, pero Ratón le vio las intenciones en el primer palo y sacó de puños en el minuto 10. Poco después, tras el referido error garrafal de Pombo, su disparo raso lo atrapó Ratón con seguridad. Y en el 24, el mismo Juan Carlos cabeceó un córner, solo en el área chica (qué problemas siempre en el balón parado defensivo, como luego se vería fatalmente), alto por escasos centímetros. Fueron los intentos locales por abrir el marcador. Sin demasiado convencimiento. Pero el Zaragoza, que no pasaba de medio campo con el balón bien controlado, le dejaba algún resquicio de vez en cuando.

Los centrales, Jesús Valentin y Grippo, cumplían sin alardes y con problemas en la salida de la pelota. Los laterales, el debutante Delmás y Benito (éste cambiado a la izquierda), tenían un comportamiento dispar. El canterano, sin arriesgar nada, abusando del pase de seguridad atrás, muy propio de un debut como el suyo en el campo profesional. Y el catalán, más lanzado a la ofensiva, encontrando demasiada incomprensión en sus buenos desmarques. Ni Eguaras ni Febas se atrevieron a darle pases claros en profundidad que lo hubieran plantado solo en el área. Falta osadía muchas veces. Más descaro.

En la recta final del primer tramo del choque, hubo dos acciones importantes. Una, un error de los dos centrales zaragocistas, que dejaron pasar un balón entre su posición para que el filial canario Brian Martín se quedase solo ante Ratón. Era el minuto 42 y se olió el 1-0. Pero el portero zaragocista, con la rodilla izquierda, salvó la papeleta con éxito. Y justo en el 45, en el único balón que agarró Borja Iglesias en el área con su clásico poderío (su juego de espaldas en excelente), fue objeto, probablemente, de un penalti por zancadilla de Carlos Ruiz en el forcejeo. Arcediano Monescillo, conservador como siempre, miró al cielo y silbó 'El puente sobre el río Kwai' mientras se daba la vuelta. Cómo les cuesta a los árbitros pitar una pena máxima a favor del Real Zaragoza.

El Tenerife fue un equipo romo, con un punta joven sin veneno y abusando del pase hacia las bandas donde el veterano Suso Santana se mostró poco veloz, en contra de lo que se le conoce. No hizo padecer en exceso al Real Zaragoza en el juego estático, sin balón. Los de Natxo González vivieron 45 minutos sin apenas presión, sin momentos críticos por insistencia del rival. Al contrario. El duelo discurrió por caminos bastante insulsos en líneas generales.

El descanso, en el calor tropical del agosto tinerfeño, alivió a los dos equipos, lentos de movimientos, espesos en demasía. No hubo sustituciones al inicio del segundo tiempo, que comenzó con un nuevo susto para Ratón, en un centro raso de Santana que el joven Brian Martín no llegó a remachar en carrera por un número de zapato. El Real Zaragoza no espabiló tras el refrigerio. Siguió cándido, mirando el juego como el que ve jugar al guiñote a otros cuatro. Y, en ese agujero negro que es toda la pretemporada el juego de estrategia en defensa, se comió el 1-0 a los 10 minutos de la reanudación. Carlos Ruiz cabeceó solo como la una, al borde del área pequeña, un córner botado con temple por Santana. Nadie lo marcó. Ni a 5 metros a su alrededor. Increíble. Pecado mortal. Nacía un nuevo partido. Ya no se podía especular con el 0-0 inicial, que siempre hubiera encontrado justificaciones.

No hubo reacción zaragocista. Dolió el golpetazo. Natxo quitó al desdibujado Pombo para meter fresco a Oyarzun. El Real Zaragoza no supo ni pudo cambiar el ritmo como el partido le exigía tras ponerse en desventaja. Solo la casta de Benito en sus galopadas llevaba algo de peligro en busca de un aislado Iglesias. De Buff no había noticias. Tampoco de Eguaras. Resulta que Zapater tenía que hacer la faena de atrás y, como podía, echar un cable arriba. Fueron pasando los minutos y la cosa no mejoraba lo suficiente.

En el minuto 67, tras una contra iniciada por el citado Oyarzun, Borja Iglesias favoreció que la pelota le llegara a Buff en la parte derecha del área y, con todo a favor, el suizo remató por alto facilitando el despeje a córner del Dani Hernández. Ahí pareció renacer el Real Zaragoza tras pasar casi un cuarto de hora grogui. Natxo se la jugó a la desesperada y, tras suplir a Zapater, agotado, por Ros, metió enel campo al punta Toquero por el defensa Delmás. Oyarzun pasó a arrancar desde el lateral, en una clara apuesta ofensiva en los últimos 20 minutos.

El Tenerife se pertrechó un paso más atrás para guardar su tesoro y los aragoneses, pese al movimiento de pizarra, no se vieron muy duchos para saber llevar a la práctica las intenciones teóricas. El balón no fue nunca un amigo de los de Natxo. Llegaron los nervios, el reloj provocó prisas, errores aún mayores en las decisiones que cuando quedaba un mundo por delante. Y Dani Hernández, el portero venezolano del Tenerife, no veía peligro a muchos metros de distancia de su posición. Los canarios vivieron cómodos la recta final del duelo, dosificando sus cambios para romper cualquier atisbo de reacción zaragocista. Lo de siempre. Eso que todos los días les sale bien a los de enfrente y mal a ti.

Toquero corría sin brújula ni herramienta (el balón, se entiende). Borja se desesperaba en los cuerpeos, donde le pitaban falta a él en vez de al central. No hubo calma, nadie supo templar la obligada reacción. Y así se llegó al final. Con mucha impotencia. Sobre todo porque quien ganaba el partido no había hecho nada del otro mundo para lograrlo. Solo aprovechar un regalo monumental. Como todos los que viene dando el Real Zaragoza a sus adversarios desde que empezó el verano en julio. Esta vez, de nuevo (curiosamente como el año pasado en este mismo campo), a la salid de un córner pésimamente defendido. Pasan los jugadores, cambian los técnicos, pero los errores persisten como una plaga. Duele.

En el aumento, cuatro minutos, Acosta casi aprovechó una contra en superioridad de los canarios. Ros pudo rematar mejor una jugada zaragocista, la última que intentaron ligar a trancas y barrancas, pero su chut extraño se marchó fuera, mal. Y, en el último instante, Ratón salvó el 2-0 en otro disparo franco del hondureño Acosta.

Comenzó mal el Real Zaragoza esta nueva liga. Nada que pueda sorprender en las circunstancias que concurren. Un año más, le toca crecer con el tren en marcha. Sin red. A base de dejarse puntos por el camino, como estos 3 de Tenerife. Sabido es: paciencia… a arrobas.

Ficha Técnica

CD Tenerife: Dani Hernández; Luis Pérez, Carlos Ruiz, Jorge Sáenz, Camille; Vitolo, Aitor Sanz; Suso Santana, Tyronne (Nadjib, 71), Juan Carlos (Acosta, 79); y Brian Martín (Villar, 83).

Real Zaragoza: Ratón; Delmás (Toquero, 72), Jesús Valentín, Grippo, Benito; Zapater (Javi Ros, 67), Eguaras; Pombo (Oyarzun, 59), Febas, Buff; y Borja Iglesias.

Árbitro: Arcediano Monescillo (Castellano-manchego). Amonestó a Delmás (30), Zapater (45) y Javi Ros (80).

Goles: 1-0, min. 55: Carlos Ruiz.

Incidencias: Noche agradable en la isla, con 25 grados y una ligera brisa que alivió el calor tropical y húmedo. El césped del Heliodoro Rodríguez estuvo muy irregular, con varias zonas replantadas y muchos baches, consecuencia de un concierto de Aerosmith celebrado en julio. Asistieron a las gradas del Heliodoro Rodríguez López 10.287 espectadores, sobre un aforo de más de 24.000 butacas. Se guardó un minuto de silencio por los fallecidos en los atentados en Cataluña.

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