Los descartes del Zaragoza siguen sin presentar ofertas de otros clubes

El club aragonés teme que las salidas de Manu Lanzarote, Xumetra, Álex Barrera, Irureta y Edu Bedia se demoren hasta los días finales del mercado.

Los futbolistas descartados en el Real Zaragoza se ejercitan al margen del resto del equipo.
Los futbolistas descartados en el Real Zaragoza se ejercitan al margen del resto del equipo.
Daniel Marzo

La poblemática de los descartes del Real Zaragoza, lejos de esbozar una solución cercana y sencilla, amenaza con enquistarse hasta las semanas finales del mercado de fichajes. La razón es bien sencilla: ninguno de los cinco futbolistas con los que no se cuenta ha trasladado al club ofertas firmes. A día de hoy, nadie les abre las puertas de entrada.

Ni Lanzarote, ni Xumetra, ni Barrera, ni Edu Bedia ni Irureta manejan ahora mismo opciones sólidas, con una propuesta formal y oficial, para abandonar el Zaragoza y firmar por otro club. Además, algunos jugadores, como Manu Lanzarote, Edu Bedia y Xumetra, que habían despertado cierto interés en el mercado de Segunda División, han visto como en los últimos días esas posibles vías de salida se han congelado, sin prosperar a negociaciones avanzadas u ofertas sólidas y por escrito.

Es el caso, por ejemplo, del Reus o Mallorca con Lanzarote. O del Córdoba y Xumetra. Quien sí recibió una propuesta firme para dejar el Zaragoza fue Edu Bedia, desde el Reus, pero el centrocampista cántabro la desestimó, frenando así cualquier posibilidad de salida del club aragonés.

A la vista está que al Zaragoza no se le presentan semanas fáciles en estos frentes hasta el cierre de mercado. La entidad teme, ante estos escenarios individuales, que las soluciones no lleguen hasta los días finales de agosto. Hasta entonces amenaza con demorarse uno de los puntos calientes de la pretemporada.

El Real Zaragoza, por indicación de su director deportivo Lalo Arantegui, ya ha advertido a los jugadores que no tendrán cabida alguna en los planes de Natxo González, por mucho que tensen la cuerda para forzar su continuidad.

Si se puede, el club los dejará sin ficha. Y si no es posible, se tramitará su inscripción pero no entrarán en convocatorias y se arriesgan, además, a planes de trabajo personales. La reglamentación obliga a los clubes a tramitar licencia federativa de todos los jugadores con contrato en vigor siempre y cuando existan plazas libres en la plantilla de 25 futbolistas. Sin embargo, si ese cupo máximo está cubierto, el club está habilitado para dejar sin ficha a los jugadores determinados.

Antes de llegar a este planteamiento, el Zaragoza persigue un acuerdo con los cinco descartes. Sus salidas son un condicionante básico para terminar de rematar la plantilla. En función del presupuesto disponible con la rescisión de sus contratos, el club aragonés agilizará una u otra opción.

De momento, ya se intuye que, como consecuencia del bloqueo, no pueda cerrarse definitivamente el equipo con una última incorporación hasta los días finales de mercado -en España, no cierra el 31 de agosto, sino el 1 de septiembre, viernes-.

Objetivo: maximizar el ahorro

El Real Zaragoza está intentando que los acuerdos para rescindir estos contratos lastren lo menos posible el tope salarial de alrededor de 5 millones de euros. Ofrecería, de momento, a los jugadores el cobro parcial de las cantidades comprometidas, pero el problema radica en que ninguno de los cinco futbolistas tiene ahora una oferta económica firme de otro club desde la que tomar referencia para aplicar ese porcentaje que propone el Zaragoza.

Esa indemnización repercutiría en el tope salarial. Ya se ha asumido que cualquier fórmula menos gravosa es imposible, como la que más capacidad de ahorro le permitiría a la entidad aragonesa: es decir, ofrecer la carta de libertad sin coste para el Real Zaragoza, ya que se admite que ningún club alcanzaría a pagar los salarios que estos cinco jugadores descartados tienen firmados y garantizados en La Romareda.

También afectaría al tope salarial el desembolso íntegro de sus contratos. Una rescisión total y unilateral por parte del club. Esta parece la última vía y la que el Zaragoza quiere evitar a toda costa por su enorme impacto presupuestario.

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