Acaba de empezar la pretemporada... y ya se está acabando

El primer partido de liga en Tenerife, el 18 de agosto, queda a solo 19 días. Natxo González dice no sentir vértigo en su tarea de construcción del equipo.

Natxo González, en la rueda de prensa de este sábado por la noche en Miranda de Ebro, a la conclusión del amistoso Mirandés-Real Zaragoza.
Acaba de empezar la pretemporada... y ya se está acabando
Daniel Marzo

En los años setenta, ochenta y buena parte de los noventa del siglo pasado (hace solo un par de décadas), los veranos futbolísticos eran en España largos, enormes. Las pretemporadas daban para todo. Cabían 30 días -o más- de vacaciones para los jugadores. Estancias fuera de la ciudad y/o en el extranjero de 15 días sin ningún problema logístico. Se jugaban dos o tres torneos estivales, de aquellos clásicos, cuadrangulares, de tronío, que suponían la concentración de cuatro o cinco días para cuatro equipos en ciudades como Cádiz (Carranza), La Coruña (Teresa Herrera), Huelva (Colombino), Marbella, Alicante, Maspalomas, Gijón, Valencia (Naranja), Málaga (Costa del Sol)... La liga acababa a finales de mayo y la siguiente no se ponía en marcha hasta el primer fin de semana de septiembre. A veces, el 7 de septiembre. Aquello eran tres meses de largo letargo canicular.

Seguro que entrenadores como Natxo González, actual responsable del vestuario del Real Zaragoza, daría algo de valor por poder disfrutar este verano de 2017 de un periodo de esas dimensiones para poder diseñar y armar un equipo de la nada, partiendo prácticamente desde cero. Pero es matemáticamente imposible. El fútbol moderno, el balompié negocio, desembocó hace días en veranos cada vez más cortos, cargados de obligaciones y con la espada de Damocles del tempranero inicio liguero, siempre a mitad de agosto (este año, el Real Zaragoza abre el telón de Segunda, el viernes 18 de ese mes que nacerá en pocas horas).

Por eso, a este Real Zaragoza en obras, que requeriría un ritmo más pausado en su cadencia de construcción de plantilla por el elevado volumen de piezas nuevas que maneja, la pretemporada se le va a pasar como una exhalación. No ha hecho más que comenzar y ya está acabándose. No tiene apenas lugar de respiro, no se pueden ejecutar casi pausas logísticas. Hace 20 días que los primeros jugadores y técnicos empezaron a entrenarse tras pasar los reconocimientos médicos, solo se ha cumplido una semana con partidos amistosos (ahora el menú los atomiza de uno en uno, cada pocos días, en monodosis), y el calendario aprieta tanto que dice que en solo 19 días ya rodará el balón en Tenerife con puntos de verdad en juego.

Es decir, ya se ha cruzado el ecuador de la precampaña, ya son más los días trabajados que los que restan para la competición oficial. Los dos primeros amistosos, los recientes ante Logroñés y Mirandés, se analizan con los atenuantes de ser los del principio, los de la novatada... pero es que solo quedan dos semanas más para que la traca de la liga prenda ya su fuego. La vida del fútbol moderno pide prisas a todos, también a los que necesitarían ir más pausados y al trote, caso del Real Zaragoza de hoy.

Natxo González, tras el inesperado fiasco de Miranda en el segundo amistoso de preparación, fue preguntado por esta sensación vertiginosa, acentuada al no llegar (como podía pasar, atendiendo a la lógica) buenos resultados ni buenas sensaciones desde el remozado Real Zaragoza que está dirigiendo. Y el vasco emitió un mensaje de tranquilidad“¿Que si esto es una contrarreloj? No. Tenemos que centrarnos en lo que creemos que es más importante para llegar bien a ese momento del inicio de liga. Las prisas no son buenas", dijo de entrada el de Vitoria. Él ya sabía lo que iba a tener entre manos cuando decidió venir a Zaragoza a abanderar esta revolución honda y sustancial en un equipo histórico ansioso por renacer de su década de crisis permanente.

"No es bueno ir contra el reloj. Lo que queremos es consolidar el hecho de ser un equipo fiable. Y, a partir de ahí, ir creciendo poco a poco. En Miranda, en el segundo tiempo, no tuvimos esa madurez que buscamos. En eso tenemos que consolidarnos. Luego, ya iremos a más paso a paso en los otros aspectos, que creo que ahora son secundarios”, abundó Natxo sobre esa sensación de apretura temporal que marca su día a día hasta que la liga empiece y la plantilla termine de cerrarse, de conocerse y de cuajar como equipo rentable.

Estamos, pues, ante 19 días de enorme cotización dentro del trabajo interno del Real Zaragoza. Todo lo que se haga ha de traer provecho. A partir del día 13 de agosto, domingo, una vez se haya jugado el partido de presentación en La Romareda ante el Eibar, el equipo tendrá cinco días para preparar a bloque el debut en liga en Canarias. Será una breve semana precompetitiva. Es decir, en realidad, el chip de verano solo tendrá vigencia durante los próximos 13 días. Una nadería. Un tiempo que va a pasarse en un suspiro.

Llegan dos semanas de carpe díem en toda la regla. No es un verano para andarse con devaneos. Mucho más, después del paladar que han dejado los test de Logroño y Miranda. Así son las pretemporadas de hoy en día. Puras sensaciones. Apreciaciones a flor de piel. Olfato súbito de detalles e indicios. Es el Real Zaragoza que toca vivir en 2017.

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