Láinez se reafirma en sus palabras del domingo y las achaca a su carácter

La rueda de prensa de César Láinez el pasado domingo al término del partido ante el Rayo Vallecano en La Romareda sigue coleando. Ha marcado el día a día de la semana y, según se desprende de las manifestaciones del entrenador aragonés del Real Zaragoza, va a seguir vigente.

Ese día, Láinez destiló, con una frase doblemente repetida ante los medios de comunicación un estado de enfado, ofuscación y nerviosismo que llamó poderosamente la atención. Nada tenía que ver con su talante más cabal y tranquilo de los partidos anteriores. "La fortuna de La Romareda es que solo me quedan dos partidos en el Zaragoza", dijo hace 5 días.

Este viernes, en las horas previas a viajar a Gerona para acometer el penúltimo partido del curso, con la obligación de sumar un punto más para tener asegurada la salvación de la categoría, Láinez ha seguido ubicado en el mismo punto de opinión.

"Cuando uno dice las cosas es porque las siente. Yo creo que La Romareda quiere un equipo vertical, que domine los partidos, que sea siempre superior a los rivales en casa. Y yo no lo he conseguido, ¿no? Evidentemente, cuando uno no consigue eso, pues lo mejor es que venga otro, a ver si lo consigue", argumentó esta vez, con cierto tono sarcástico.

César Láinez no digirió bien el nuevo fiasco del equipo ante el Rayo. Le dolieron muchas cosas esa tarde. El enésimo gol fuera de tiempo tras no saber defender la ventaja inicial. Y, esta vez, sobre todo, la enorme bronca que espontáneamente surgió en la grada, contra todo y contra todos, tras mucho tiempo de hastío entre la afición.

Durante las comparecencias de los jugadores durante la semana, todos han apoyado al entrenador zaragozano. Todo han sido loas a su papel revitalizador en la recta final del torneo, cuando llegó a relevar a Agné (en marzo) con el equipo en estado catatónico. El lunes, el director deportivo, Lalo Arantegui, y el secretario técnico, José Mari Barba, fueron los primeros en charlar con él en la Ciudad Deportiva para pedirle calma y mostrarle su confianza.

Láinez analiza así, con su particular modo de expresar sus sentimientos, esta reacción al unísono alrededor de su figura que él mismo ha provocado en los últimos días: "Lo que pasa es que Lalo hacía mucho tiempo que no me veía. Este es el 'estado Láinez'. A Miguel, el pobre (por el jefe de prensa, Miguel Gay), también lo he tenido asustado toda la semana. Pero, ni me voy a colgar en la ducha, ni nada de eso. Mi forma de ser es así", expuso.