Bedia, Barrera, Lanzarote... zaragocistas con mucho morbo en Oviedo

Edu jugó con los carbayones hasta enero, Alex es nacido en la ciudad y Manu vivió los momentos más duros del descenso a Tercera del club asturiano.

Edu Bedia, en su reciente etapa en el Oviedo; Alex Barrera, en su paso por el Sporting de Gijón; y Lanzarote, vestido de carbayón, durante su breve estancia en el cuadro ovetense.
Bedia, Barrera, Lanzarote... zaragocistas con mucho morbo en Oviedo
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Para tres jugadores del Real Zaragoza, Edu Bedia, Alex Barrera y Manu Lanzarote, el partido de Oviedo no es un momento cualquiera en la competición. Los tres saben que su presencia con la camiseta zaragocista genera un halo de morbo importante dentro de la afición ovetense. Y, por ello, conocen de antemano que tendrán que afrontar un medio ambiente más denso que en otros desplazamientos donde su figura es indiferente al público.

Edu Bedia es el de más reciente vivencia oviedista. Jugó con el Real Oviedo la temporada pasada y la mitad de la presente. Es decir, llegó al Real Zaragoza como fichaje de invierno procedente del club asturiano a finales de enero, hace apenas tres meses y medio. Cuatro días, en términos coloquiales.

Bedia no dejó huella firme en su paso por el Carlos Tartiere, rindió por debajo de las expectativas que engendró la directiva azul cuando lo contrataron procedente de Alemania, recordando su gran temporada en el Barcelona B. Participó en 31 partidos, 27 el primer año y solo 7 en este, antes de proseguir su carrera en el Real Zaragoza. No vio puerta vestido de carbayón, fue presa de demasiadas lesiones musculares y su frialdad en el juego enseguida rascó con las apetencias del club astur, que venía de Segunda B y pensó en otro tipo de fútbol al que Bedia no se adaptó. Además de que su salida hacia Zaragoza fue poco sentida, las declaraciones que hizo nada más llegar al club aragonés, en las que ponía en evidencia la calidad técnica del Oviedo en comparativa con el propio Zaragoza, no gustaron en el Principado y al cántabro le esperan con la caja de los reproches abierta.

El caso de Barrera es de diferente índole. El centrocampista, criado y con sus raíces en la localidad de Pola de Siero, nació precisamente en Oviedo por cuestiones hospitalarias... pero hizo carrera en el rival de enfrente, el Sporting de Gijón. Nunca militó en el Real Oviedo pese a ser su cuna natal. Por eso, por cuestión de raíces, de vínculos familiares y afectivos, por su pasado rojiblanco y no azul, Barrera también llama la atención del oviedismo. En su caso, por su guadianesca aportación en el Real Zaragoza, habrá que esperar a ver si juega o no. Pero ahí está su caso.

Por último, Manu Lanzarote es el otro elemento que retrotrae al seguidor del Oviedo a sus peores tiempos de la historia. Lanza tuvo la mala fortuna de caer en el Tartiere justo el año del descenso de Segunda B a Tercera División, una catástrofe de la que le costó salir al club asturiano una larga década de penurias. El catalán llegó cedido del Lleida muy al final de la temporada 2006-07, cuando todo el mal ya estaba hecho. Apenas jugó en 9 partidos y marcó 2 goles que resultaron inútiles para eludir el caos. Lanzarote siempre recuerda cómo los jugadores de aquel Oviedo eran duramente insultados, algunos incluso agredidos en los días definitivos. Y tiene grabado a fuego cómo tiró su camiseta al público, a buenas, a la finalización de un partido... y se la rehusaron, le fue devuelta con cajas destempladas, despreciada (por cierto, en aquel equipo ya estaba Michu, el internacional que aún sigue en activo en el cuadro ovetense, entonces con 20 años).

Se trata de los valores añadidos, en el ámbito individual, que aporta la presencia del Real Zaragoza en Oviedo en este importante partido de final de liga. Y no son menores.

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