8 de diciembre de 2013. Hace tres años y medio. José Mari Martín-Bejarano jugó ese día su último partido como zaragocista. Y se despidió marcando un gol. Un tanto ganador, en el minuto 92 del partido ante el Córdoba, que había llegado al final con 1-1 en el tanteador, tras un golazo de Rico de falta y el empate cordobés anotado por Ulises Dávila.

Jose Mari lanzó un derechazo desde fuera del área -siempre le gustó probar fortuna desde media distancia, algo que ahora echa en falta y reclama Láinez de la actual plantilla- que rebotó en el central Armando (ahora jugador del Elche) y despistó por completo al portero Saizar. El balón, entre la niebla de una noche de frío intenso, de guantes y bufandas, entró en la portería del Gol Norte y fue el 2-1 que impulsó al Zaragoza de Paco Herrera hacia la zona de promoción.

El centrocampista de Rota (Cádiz) lucía el 15 de aquel cuadro zaragocista que venía del descenso de Primera. Él había sido uno de los fichajes 'apuesta' de Manolo Jiménez el año anterior, en la máxima categoría. Vino del Jaén, de Segunda B, en principio para empezar en el filial. Pero su buena pretemporada, iniciada al lado de su casa, en Costa Ballena, hizo que Jiménez decidiera que se quedaba con dorsal del primer equipo desde el comienzo del curso. La revolución directiva en el club tras el descenso, con la llegada de Jesús García Pitarch como director general 'sugerido' desde el exterior de la SAD aún bajo las acciones de Agapito Iglesias, acabó señalándolo como uno de los elementos que debían ser despedidos a mitad de curso, aunque fuera improcedentemente (Movilla y Paredes fueron los otros dos). Y, tras ese 'medio gol' al Córdoba, José Mari, que ya no volvería a vestirse de blanquillo más, acabó marchándose al Colorado Rapids de Estados Unidos tras la correspondiente denuncia al club, vía sindicato de futbolistas (AFE).

En este tiempo, José Mari ha seguido creciendo como futbolista. Militó en Primera de nuevo con el Levante. Y este verano, en plena efervescencia del Cádiz tras regresar a Segunda después de 6 largos años en Segunda B, el equipo de la capital de su provincia lo captó como refuerzo de rango para su línea medular. Y ahí, en las filas gaditanas, el fibroso medio centro va a volver a pisar La Romareda por primera vez desde aquel episodio contra el Córdoba en su adiós involuntario al Real Zaragoza.

El roteño es otro de los innumerables ex que retornan al coliseo zaragozano en estos últimos años. El trajín de futbolistas que viene experimentando el Real Zaragoza en su vestuario en la última década hace que el número de viejos jugadores blanquillos sea cuantificado en decenas y decenas. Así que es normal que cada día de partido, en las filas de en frente, haya más de un viejo conocido.