Bordalás, el hombre que rompió la puerta

El técnico del Getafe regresa a La Romareda año y medio después de que, al frente del Alavés, hiciera un boquete de un puñetazo a la puerta de la sala de prensa.

Imagen de la puerta rota, nada más recibir el puñetazo de Bordalás. A continuación, la puerta 'reparada' con una pegatina adhesiva encima del boquete. A la derecha, Bordalás en el banquillo del Alavés el día de autos.
Bordalás, el hombre que rompió la puerta
José Vidal/Guillermo Mestre/Raquel Labodía

"La ira de José Bordalás. El entrenador del Alavés protagonizó un desagradable incidente en la sala de prensa cuando, tras concluir su rueda ante los medios, en la que se mostró alterado, dio un fuerte puñetazo en la puerta de la estancia, dejando como resultado el agujero que se ve en la imagen". Era el breve texto que, en el HERALDO DE ARAGÓN del domingo 4 de octubre de 2015, acompañaba la fotografía de la puerta de la sala de prensa del estadio de La Romareda que rompió el entonces técnico alavesista, hoy jefe del vestuario del Getafe, el próximo rival del Real Zaragoza en el estadio municipal (sábado, 20.30).

Bordalás, desde su irrupción en el mundo de los entrenadores profesionales del fútbol español, es sinónimo de casta, equipos aguerridos, instinto defensivo, férreos marcajes, orden táctico, carácter agresivo y competitivo, jugadores con oficio... todos esos valores que han hecho de todos sus equipos bloques difíciles de ganar y, por derivación, escuadras que han estado casi siempre en lo alto de la tabla. Por eso, aquel episodio puntual en La Romareda, donde su Alavés (que subiría después a Primera) perdió 1-0 al inicio de la pasada campaña, vino a refrendar en una carambola visual derivada de su talante público en aquella rueda de prensa, todo lo que Bordalás emite desde los banquillos.

El preparador alicantino, aquella noche, tuvo que acometer una rueda de prensa donde los periodistas de Vitoria cuestionaron negativamente algunos detalles tácticos y de actitud de su equipo en la derrota ante el Real Zaragoza. No se sintió a gusto Bordalás en ese rato, con algunas contestaciones subidas por encima del tono normal y con un punto de autorrepresión por su parte que, una vez concluida la rueda, descargó iracundo contra la puerta de la sala de prensa del estadio zaragozano. Según bajaba los dos escalones del estrado, lanzó un derechazo hacia la madera con un exabrupto. Y reventó el panel. Quedó un agujero que despertó, inevitablemente, mil comentarios a continuación.

La puerta sigue rota. El Alavés, abochornado por el hecho y por su efecto público, pidió disculpas al Real Zaragoza el día siguiente y se comprometió a pagar la puerta. El club aragonés no lo consideró oportuno, entendiendo la reacción de Bordalás como algo puntual, propio de un calentón que, de vez en cuando, todo el mundo (los más viscerales, con mayor facilidad) puede tener. Y, con el paso de varios días, disimuló el boquete colocando una pegatina adhesiva con el escudo y la leyenda "Real Zaragoza" justo encima de la cicatriz de la madera gris. Y ahí está.

El recuerdo de Bordalás sigue en la sala de prensa de La Romareda. El técnico del Getafe volverá al lugar de los hechos año y medio después. Con otros colores, pero con igual modo de ser, de imprimir a sus equipos un modus operandi que no pasa desapercibido. La metáfora de Bordalás está escrita en una puerta de ese rincón del estadio. Bajo un adhesivo, pero ahí está. El Getafe, 4º en la tabla, es esta vez su tripulación. Su nuevo aspirante al ascenso. El duro y hosco contrincante que tendrá que lidiar el Real Zaragoza en esta 36ª jornada de liga.

Dice el viejo refrán que "a los 15 días, el perro se parece al amo". En términos futbolísticos, eso ocurre con Pepe Bordalás y sus equipos. La foto de la puerta rota puede ser un buen mensaje para la plantilla zaragocista en la previa a este partido frente al Getafe.

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