Una defensa a la altura

El Real Zaragoza ha pasado de encajar 1,4 goles por partido a 0,6 con el relevo de entrenador. Por fin ofrece en esta faceta un rendimiento fiable: ha dejado 3 veces la puerta a cero con Láinez.

Conocido es el axioma que dice que de Segunda División se escapa encajando pocos goles más fácilmente que marcando muchos. El funcionamiento defensivo determina el porcentaje de éxito. Al Real Zaragoza, el tren del ascenso se le esfumó debido a la precariedad defensiva que ha arrastrado durante toda la temporada. Ha sido habitual que el equipo aragonés apareciera entre los equipos más goleados de la categoría. Sin embargo, entre las claves de su recuperación desde la llegada de César Láinez al banquillo, hay que destacar una importante mejora en ese aspecto. El Zaragoza ha cauterizado su imparable hemorragia. Su defensa actual se acerca a las prestaciones propias de un equipo candidato al ascenso.

En las últimas cinco jornadas, desde el relevo de entrenador, ha encajado solo tres goles. Ha pasado de recibir 1,4 goles por partido (42 tantos en las 30 jornadas previas) a solo 0,6. La mejora es sobresaliente: el Zaragoza encaja menos de la mitad de goles con Láinez en el banquillo. De haberse movido su año en estos registros, el equipo aragonés promediaría 21 goles encajados en lugar de los 45 que refleja actualmente el casillero de tantos en contra. Sería, de largo, el equipo menos goleado de la categoría.

Además, en las cinco jornadas con Láinez al frente, el Zaragoza también ha edulcorado otro de los principales guarismos defensivos: los partidos con la portería a cero. Desde el relevo de técnico, la puerta se ha cerrado tres veces (contra Elche, Mallorca y Mirandés), cuando durante toda la temporada, previamente, solo se había echado el candado seis veces. Es decir, en cinco partidos ya se ha blindado la portería la mitad de las veces que en 30 jornadas.

Todos estos números defensivos aún no bajan al Zaragoza del listado de equipos más goleados (con 45 tantos es el tercer que más encaja, solo empeorado por Mirandés y Elche y empatado con el Nástic, aunque con 44 hay cuatro escuadras), pero subrayan una progresión y avalan el crecimiento futbolístico del equipo aragonés en el último mes y medio.

Hay varios factores tras esta mejora. Por un lado, el Zaragoza se ha apartado de su tendencia hacia la fatalidad defensiva. No era un equipo que sufriera excesivas ocasiones, pero casi siempre encajaba. Ahora, en cambio, no es así. En parte, porque se ha reducido el índice de error en la línea de retaguardia. También se han incrementado las dosis de atención, lo que explica que se hayan minimizado los fallos en las acciones de balón parado defensivo. Y, por último, la figura del portero ha influido igualmente: Ratón mejora números y rendimiento de sus predecesores, convirtiéndose, como sucedió contra el Mallorca, en un portero con garantía de puntos.

Por otro lado, el crecimiento colectivo del equipo también explica la mayor fiabilidad defensiva. El Zaragoza juega más ordenado, con un centro del campo más poblado. El estilo también ha tenido su impacto: la apuesta por la posesión ha reducido el tiempo de balón de los rivales, por lo que sus opciones de atacar se han limitado.

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