Una puerta muy abierta

El Zaragoza ha cambiado cuatro veces de portero por razones técnicas en 31 jornadas. La apuesta de Láinez por Ratón está enfocada a estabilizar, por fin, la situación en el puesto.

Futbolistas del Zaragoza, entre ellos Ratón e Irureta, trotan en el último entrenamiento del equipo.
Futbolistas del Zaragoza, entre ellos Ratón e Irureta, trotan en el último entrenamiento del equipo.
Oliver Duch

Al periodista y escritor uruguayo Eduardo Galeano se le adjudica una de las lecturas más exactas sobre el oficio de portero. Solía afirmar que no lucían habitualmente el número 1 en sus camisetas porque fueran la figura más relevante o mejor considerada del equipo, sino porque sobre sus espaldas siempre recaen las culpas: "Son los primeros en pagar los errores". En el Real Zaragoza de esta temporada, Galeano hubiera encontrado un filón para sus frases. Aquí, en la mayoría de las ocasiones, los errores más groseros han portado la firma de sus porteros, especialmente, en claro monopolio culpable, la de Xabier Irureta, a quien se le recordará esta temporada por una insólita conquista: perder la titularidad en la portería en dos momentos diferentes de una misma campaña por cuestiones técnicas, es decir, por fallos graves y decisivos.

Desde la figura del guardameta vasco, se ha originado a lo largo del curso una funesta inestabilidad en la posición a la que el Zaragoza no ha encontrado solución: el equipo aragonés ha cambiado de portero cuatro veces en 31 jornadas por razones técnicas. Además, en enero, aún hubo una quinta variación debido a los problemas de salud que impidieron jugar a Irureta en Tenerife y le devolvieron fugazmente a Ratón las manoplas titulares. Este inusual ajetreo explica por sí solo sus problemas defensivos, la convulsión del puesto y por qué solo dos rivales de la categoría han encajado hasta el momento más goles.

La llegada de César Láinez ha traído novedades en el arco. Su apuesta por Ratón en Elche está enfocada a frenar esa agitación entre los palos. Su intención es estabilizar, por fin, la situación en el puesto con un portero al que le ha entregado una tonelada de confianza. La apuesta de Láinez es atrevida. Ratón había caído con Agné hasta el tercer escalón de la línea de porteros y Saja se había adueñado de la posición. Un veterano, con apenas un desliz, en esa pelota envenenada desde lejos que no supo bloquear contra el Sevilla Atlético. Pero Láinez no ha entendido de galones ni experiencia: su nombre es Ratón y su intención es que lo sea hasta que la temporada cierre la persiana.

Láinez se ha movido en este asunto con la agilidad y la convicción que proporciona su pedigrí en las porterías. No solo conoce las vicisitudes de la posición porque haya jugado en ella y las haya entrenado. Ni es tan solo un testigo de primer orden de la fragilidad histórica de las porterías de La Romareda. Láinez, además de todo eso, impulsó la pasada temporada la carrera de Ratón en el filial. Fue su portero y sigue sintiéndolo como suyo.

En Elche, el guardameta gallego debutó con victoria, pero sobre todo abrigado por un dato esencial para la confianza de un portero: el Zaragoza no encajó goles. Ratón ha jugado nueve partidos este año y ha recibido diez goles. Su ratio por encuentro es de 1,1, el mejor de los tres porteros que han jugado con el Zaragoza desde agosto. Saja promedió 1,4 en sus cinco partidos, una cifra semejante a Irureta (1,47).

El Zaragoza es el único equipo de Segunda que ha girado el rumbo de su portería cuatro veces durante la temporada por decisiones del entrenador. El Nástic ha usado también tres porteros, como el Sevilla Atlético o el Levante, pero siempre por causas forzadas (lesiones, bajas, sanciones…). La temporada la comenzó Irureta como baluarte titular para Luis Milla. Hasta que su carrusel de fallos elevó al primer plano a Ratón en Valladolid. Mes y medio después, Agné le cargó la factura de la derrota de Cádiz. El gallego no había dejado rastro de grandes errores, tampoco de grandes aciertos, pero el técnico de Mequinenza recuperó a Irureta por una cuestión de "experiencia" en "momentos complicados". Duró hasta la crisis de enero: Agné debió acudir a Saja en un nuevo relevo en la portería. Y así el argentino, con sobriedad y oficio, se mantuvo en el puesto hasta la llegada de Láinez.

Ahora, el número 1 vuelve a serlo Álvaro Ratón, con la intención de que no vuelva a ser el primero en pagar ningún error.

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