La cruz que eliminó al Real Zaragoza hace medio siglo

El equipo zaragocista ganó al Glasgow Rangers escocés por dos a cero, y el portero Yarza detuvo un penalti. Pero fue insuficiente para no quedar eliminado en el cuarto de final de la Recopa celebrado el 22 de marzo de 1967.

La cruz que eliminó al Real Zaragoza hace medio siglo
La cruz que eliminó al Real Zaragoza hace medio siglo

Las derrotas del Real Zaragoza de los ‘magníficos’, además de escasas, eran muy distintas a las que sufre el equipo actualmente. La eliminación en los cuartos de final de la Recopa el 22 de marzo de 1967 ante el Glasgow Rangers escocés se recuerda hoy, medio siglo después de que ocurriera. No fue por un mal partido: el equipo zaragocista ganó por dos a cero, con goles de Lapetra y Santos, y el portero Yarza detuvo un penalti: además, el árbitro anuló dos goles al equipo blanquillo que debían haber sido válidos, y los postes impidieron otros dos tantos locales. En el partido de ida, los escoceses habían ganado con el mismo marcador. Hubo prórroga en La Romareda, pero el resultado no cambió. Como entonces no había penaltis, se decidió el pase a semifinales con el lanzamiento de una moneda de dos francos. El capitán visitante, Grieg, eligió cruz y acertó. El Rangers acabó perdiendo la final del campeonato por uno a cero ante el Bayern de Munich alemán.

Así contó HERALDO el encuentro.

El Zaragoza cayó con todos los honores en la Recopa

La culpa hay que echársela a la moneda francesa que el árbitro sacó de su bolsillo para decidir -tan injusta como incomprensiblemente- quién debía ser el vencedor de esta dramática eliminatoria.

Al Zaragoza, sin jugar un partido de grandes aciertos, ni de formas perfectas, no se le puede negar que luchó bravamente, que hizo un partido de auténtica categoría internacional copera, dentro de los más puros cánones. Su lucha fue decidida, entusiasta y sobrecogedora por el tren endiablado con que se desarrollaba el juego de uno a otro lado del campo. Pensar que una eliminatoria como la disputada ayer puede llevársela el equipo que menos ha arriesgado para ganarla o que menos hizo para conseguirla, es indignante.

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SIN ARRIESGAR

El Rangers vino a contener. Su capacidad ofensiva no fue brillante ni demasiado peligrosa. Sus delanteros -salvo en los primeros minutos del encuentro- fueron bien frenados por los defensas zaragocistas hasta el punto que el único agobio que pasó la portería de Yarza -agobio de verdad, de peligro de gol- fue el momento del penalti, que el veterano jugador de nuestro equipo rechazó de forma magistral de intuición, agilidad y destreza, haciendo sonar la ovación más importante de la temporada en La Romareda. Y eso ocurría nada menos que cuando se llevaban dos minutos de prórroga. Los escoceses jugaron como si estuvieran seguros de que las florecillas de la suerte que lucen en los ojales de sus americanas los directivos del club iban a resolver favorablemente la eliminatoria en cuanto la moneda se echara al aire.

DESGRACIA

El Zaragoza y Yarza hicieron todo lo posible por ganar. Esta es la verdad sin rodeos. La desgracia hizo todo lo posible para que no se ganara la eliminatoria, aunque sí el partido.

Dos balones fueron repelidos por la madera cuando el portero estaba vencido. El árbitro anuló demasiado alegremente dos goles... La tenaz entrega del equipo aragonés -que sólo tuvo una baja en bravura, la de Villa- no obtenía el premio decisivo.

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GRAN ESPECTÁCULO

El partido, visto con anteojo panorámico, sin entrar en detalles, fue de una belleza extraordinaria, de una entrega, ardor combativo y resolutivo, que hizo de él un espectáculo electrizante. Nadie puede decir que el equipo aragonés no mereciera en esta ocasión ganar una difícil eliminatoria, negada exclusivamente por los imponderabilísimos de este juego del pelotón. Sería injusto cargar el amargor que produjo la decepción de una moneda esquiva, a quienes supieron batirse con todos los atributos.

Lo que hace falta ahora es que los jugadores adquieran ánimos para la competición que todavía tienen que iniciar, en la que se les exige defender un título.

Cayeron como los buenos soldados caen en la lucha. Sin embargo, bueno será que el entrenador afine más en la preparación y en la forma de hacer jugar a sus pupilos. En la forma de situarlos y orientar su maniobra. Ellos hicieron ayer el esfuerzo que se les pedía. Quizás por eso el público, al final, les aplaudió, a pesar de todo.

El equipo se portó como nos gustaría que siempre se portara, pero el público de La Romareda estuvo ayer tan bien, tan en su puesto y apretado a favor de quienes luchaban por unos colores, que justo es proclamarlo aquí, con toda la admiración y el respeto que una actitud así merece.

José Mª Doñate

Una moneda de dos viejos francos eliminó al Zaragoza

Una moneda de dos viejos francos decidió la eliminación del Real Zaragoza. Terminados los 120 minutos de juego, el árbitro, monsieur Kitabdjian, llamó a los dos capitanes.

- Usted, le dijo a Grieg, es quien elige, porque es el visitante.

Miró Grieg la moneda y señaló la cara que ponía el ‘dos’ que marca el valor de la misma. Se echó al aire y acertó el escocés. Partida ganada. Y como es reglamentario, nada que alegar. Sin embargo, ya pueden suponer ustedes que el tema principal de conversación en los vestuarios fue el del método usado para decidir el vencedor. Daucik, más amable que nunca, nos dice:

- Todos hemos hecho lo humanamente posible por ganar esta eliminatoria. Y al decir todos, me refiero a los jugadores, directivos, periodistas, público y a este servidor de ustedes. Pero se nos han llevado el partido en un golpe de pura fortuna. ¿Qué más puedo decir de este lance?

Aún añade:

- El público ha estado realmente sensacional, maravilloso. Siempre creí en su gran comportamiento. Gracias a ellos, a los aficionados, se les ha podido brindar el magnífico encuentro que se ha visto hoy.

Yarza abunda en el mismo tema:

- Han tenido suerte en los 120 minutos de juego, porque se pudieron llevar cuatro o cinco goles.

Y más todavía, en el momento de lanzar la moneda.

También Santos opina de manera parecida:

- Es descorazonador que después de haber hecho el partido que hemos jugado, todo lo decida el azar. ¡Qué se va a hacer!

J. S. Symon, manager de los escoceses, al hablar de la moneda dice:

- Reconozco que no es deportivo, pero es un aviso para que los equipos no se duerman. Nosotros hemos tenido, entre Glasgow y Zaragoza, 210 minutos para que un equipo inclinara la balanza a su favor. Si no se adopta una fórmula como ésta de la moneda, la eliminatoria hubiera sido inacabable.

A Symon se le cae la colilla del cigarro puro que está fumando. Hace un gesto para inclinarse a cogerla y alguien se la ofrece. Dice:

- Nosotros los escoses siempre aprovechamos los puros hasta el final.

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Extendiéndose en otras consideraciones del partido, Symon dice que el Zaragoza tenía todo a su favor cuando se inició la prórroga, pero que no aprovechó la circunstancia de tener en propio campo treinta minutos más. Que jugó muy bien en el tiempo reglamentario, pero que en la prórroga jugó más su equipo.

Monsieur Kitabdjian, en el momento de hablar acerca de si es justo o no esto de que una moneda diga quién gana y quién pierde, se muestra poco partidario del sistema.

- Pero hay muchas reuniones para discutir la cuestión y se ha aceptado. La culpa no es mía.

Al terminar los 90 minutos se fue al vestuario, porque quería hablar con los capitanes de ambos equipos.

- Había muchos nervios porque el partido fue de tensión y creí oportuno hacerles una llamada al orden. Hay cuatro jugadores amonestados en el acta del partido. Dos del Zaragoza y dos del Rangers. No quiere facilitar sus nombres, diciendo que no se acuerda. Respecto a la anulación de los dos goles que invalidó al Zaragoza, informó:

- El primero, por fuera de juego muy claro. El segundo, porque empujaron al portero, dentro del área, con el pie.

Como final, una noticia. Ayer llegó a Zaragoza el último fichaje del club, el interior y extremo que estaba en el Rayo Vallecano, Moya. Con él hablamos unos momentos. Tiene el pelo rubio, muy largo, a lo yeyé. Es moreno de piel. Habla despacio.

- Ha tenido mucha desgracia el Real Zaragoza de hoy. Ha luchado mucho, ha demostrado poseer un buen conjunto y ha jugado mejor que el contrario. Solo la desgracia ha impedido el triunfo. Moya se incorporará hoy a la disciplina zaragocista, comenzando esta mañana sus entrenamientos.

Ricardo Gil

(Noticia de Hemeroteca recopilada por Elena de la Riva y Mapi Rodríguez. Documentación de Heraldo de Aragón)

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