Trágica derrota del Real Zaragoza ante el filial del Sevilla

En un deficiente partido, el equipo de Agné volvió a perder en el tiempo de aumento ante un rival que estaba sin portero e incrementa la gravedad de su situación.

Hundimiento total del Real Zaragoza. La Romareda vivió este sábado una de esas derrotas que duelen, que hieren el alma, que generan hemorragias aparatosas y que elevan a las máximas cotas el peligro en la clasificación. Cuando todo se había puesto de cara para remontar un marcador adverso en la recta final del partido ante el Sevilla Atlético, el grupo que dirige Agné arruinó los pronósticos y permitió que fuese el contrincante, un equipo juvenil que no vencía desde antes de Navidad, quien se adjudicase los 3 puntos en el último instante cuando, además, jugaba sin portero al haber sido expulsado el titular con las tres sustituciones ya consumadas. Los zaragocistas se despeñaron a la peor situación de los últimos 70 años en una liga fruto de su inoperancia e incapacidad, como derivación de una pésima dirección desde el banquillo que no admite defensa alguna tras varias semanas de expectativas.

Alarmante. Preocupante en grado extremo resultó ya la primera mitad del cuadro aragonés. Sin fútbol, sin ideas, sin iniciativas salvo algun chispazo de Lanzarote al inicio del partido. Cani, ausente esta vez (por causa desconocida), se echó en falta como el sol en el Caribe cuando está nublado. Fue imposible ver una jugada ligada de los blanquillos antes del descanso. Feltscher, con toda la banda para él (Lanza se metía por el centro para ser el organizador), demostró que ofensivamente es algo cercano al nulo. Dongou, escudero de Ángel, anduvo desaparecido todo el tiempo, sin participación alguna en el juego colectivo. El goleador zaragocista, Ángel, no vio un balón potable jamás. Ros y Zapater vivieron una noche obtusa, sin perspectiva alguna de creatividad. Edu García, apagado como un candil sin aceite…

Por eso, a nadie extrañó el desenlace del primer tiempo. El Sevilla Atlético, sin ser nada del otro mundo en su propuesta (era el peor equipo de la segunda vuelta, aún sin un triunfo en su haber desde diciembre), se fue creciendo con el paso de los minutos de la mano de un rápido Ivi, de un vertical Cotán, de los desdoblamientos de Carmona y Curro por la derecha y de las llegadas con cuatro o cinco apoyos desde la segunda línea en sus ataques pausados. Y, en el minuto 39, cazaron el despiste de la defensa del Real Zaragoza, bastante torpe toda la noche. Un centro de Carmona, tras una combinación larga y precisa de más de un minuto de gestación, fue cabeceado por el joven Marc Gual para superar cruzado y por alto a Saja. Era el 0-1 y las alarmas estaban ya gritando como posesas en La Romareda.

Feo panorama para el castigado Agné, anoche en el tejadillo del estadio en una cabina de radio por su expulsión en Córdoba una semana antes. Los pitos desde el graderío no se aguantaron. Saltaron con el resorte del sentido común. El juego de los zaragocistas era, sencillamente, infumable, indigesto para cualquiera, por mucho amor que le pusiera a la observación del duelo. Si Agné y sus muchachos pretenden salvar la papeleta de la permanencia con este patrón de partidos el fracaso es inevitable. Así no se puede ganar un partido de Segunda División bajo ningún concepto.

Predominó el estatismo, no hubo desmarques, faltó descaro y decisión en todos los jugadores blanquillos. Era como si jugasen a verlas venir, como si el triunfo fuese a llover del cielo por decisión de la providencia. Digamos que durante la mayor parte del juego no se buscó la portería de un dubitativo Ondoa con la tensión necesaria cuando la situación es tan apurada como la del Real Zaragoza.

Ángel probó fortuna dos veces, en el minuto 11 y en el 17. En la primera ocasión no llegó a cabecear un balón suelto en una falta colgada por Lanzarote, al que la gasolina le duró media hora, y Ondoa despejó de puños. En la segunda, desde fuera del área, su disparo se fue alto por poco. Ramalazos aislados. El Sevilla Atlético replicó con dos llegadas de Curro e Ivi, que terminaron en las manos de Saja en los minutos 22 y 23, pero que ya dejaron el aroma de peligro en la portería local.

Edu García sacó el partido del aburrimiento con un chut desde el borde del área en el 31, pero se le marchó fuera por un metro. Otro zarpazo puntual, surgido de la nada más absoluta, por aquello de que en un partido siempre hay un momento en el que alguien intenta algo. Y en esas llegó el gol de los cachorros sevillistas. El mazazo que peor podía venirle a un equipo tan débil y deslavazado como el Real Zaragoza de hoy en día. El descanso llegó como un suplicio para el zaragocismo, con el miedo metido en el cuerpo y sin saber cómo se podía solucionar tanto y tan grave error encadenado. Un ‘tirín’ de Dongou en el 41 fue la única reacción visible de un grupo abatido tras el 0-1, con caras largas, de temor, de pavor en algunos casos.

A Agné no le debió parecer mal la propuesta inicial pues no hizo ningún cambio al inicio del segundo tiempo, pese a que la cosa lo pedía a berridos. Todo comenzó como había terminado un cuarto de hora antes. Un querer y no poder de un Real Zaragoza mucho más presionado. Con el Sevilla B metido atrás, a guardar su botín. El paso de los minutos, con el incremento de la histeria y las imprecisiones, trajo la mejor ocasión zaragocista en un centro de Feltscher que cabeceó en plancha Edu García a bocajarro y sacó bajo palos Ondoa en la parada de su vida. Pudo ser el 1-1 en el minuto 56, pero no hubo acierto final.

Agné, desde arriba, ordenó la salida de Cani a falta de 28 minutos. Tarde, pero mejor tarde que nunca. El de La Paz dio pausa y circulación al balón y se empezó a ver algo de luz en el horizonte blanquillo. Al poco, Raí Nascimento debutó por fin. El movimiento del género coincidió con el gol del empate, fruto de una niñería del portero visitante, Ondoa, que perdió tiempo descaradamente en un saque y le fue señalado un libre indirecto dentro del área. Edu García superó la barrera con un derechazo tremendo que batió la meta sevillana. Faltaban 15 minutos Samaras entró al campo para terminar de revolucionar el ataque aragonés.

Del alboroto general surgió un error defensivo de Ros y Silva que Gual estuvo a punto de aprovechar para marcar el 1-2 en el 77. Pero su disparo se marchó al lateral de la red. Resopló La Romareda mientras soñaba con la remontada. El Real Zaragoza siguió tirando de corazón, ante el nerviosismo instalado en todo el Sevilla Atlético y Raí Nascimento estuvo a punto de estrenarse con un golazo. El brasileño se inventó una vaselina desde el borde del área tras un despeje de Ondoa que se estrelló en el larguero en el 85. Pero todo resultó un lamentable espejismo porque la tragedia aguardaba en la recta final del partido, como en Córdoba, como tantas otras veces.

Fue lacerante. El Sevilla Atlético se quedó sin portero. Con los tres cambios hechos, Ondoa fue expulsado por retrasar un saque de banda en una salida fuera del área. Tuvo que ponerse bajo palos el jugador de campo Amo. Quedaban 3 minutos y el aumento, que iba a ser amplio (5 más dio Pulido). Parecía todo propicio para volcar balones al área andaluza y buscar el volteo feliz del marcador. No fue así. Aún más, fue al contrario. Marcelo Silva fue expulsado asimismo en el 91. Y de esa falta, botada con dureza por Ivi, llegó el 1-2 final. Saja falló estrepitosamente, rechazó como pudo un balón que debía haber solucionado mucho mejor, y Cotán remachó a quemarropa con la defensa zaragocista mirando al limbo. Era el minuto 93 ya pasado. Un golpetazo del destino.

El público empezó a desfilar por los vomitorios, a gritar contra el equipo, contra el palco. Lo natural en las circunstancias que concurren. Se trataba de una derrota severa, de insondables consecuencias. Ante un rival imberbe que no ganaba desde hacía tres meses. Además, en unas circunstancias que sugerían todo lo contrario para el desenlace del marcador. Todo es susceptible de empeorar en este desnortado Real Zaragoza de Agné. Es posible que, ahora sí, ya todos entiendan que la situación es, no grave, sino gravísima en el ámbito deportivo. Que la categoría corre peligro y que con el escudo y la historia no se gana en Segunda División. Esto, en el día del 85º cumpleaños del club, es todavía más paradigmático. Y cuando el de enfrente es un filial, infinitamente más. Ver la clasificación evita debates estériles. Lo mismo que observar la evolución del equipo desde enero.

Ficha Técnica

Real Zaragoza: Saja; Feltscher (Raí Nascimento, 72), Marcelo Silva, Cabrera, José Enrique; Zapater, Javi Ros; Lanzarote (Samaras, 80), Edu García; Dongou (Cani, 62) y Ángel.

Sevilla Atlético: Ondoa [Amo]; Carmona, Bernardo, Diego González, Borja San Emeterio; Fede San Emeterio, Yan Brice (Pozo, 80); Ivi, Cotán, Curro (Borja Lasso, 64); y Marc Gual (Amo, 87).

Árbitro: Pulido Santana (Comité de Las Palmas). Expulsó a Ondoa por doble amarilla (74 y 87) y a Marcelo Silva (69 y 91). Amonestó a Diego González (27), Cotán (52), Cani (78) y Amo (95).

Goles: 0-1, min. 39: Marc Gual. 1-1, min. 75: Edu García. 1-2, min. 93: Cotán.

Incidencias: Noche agradable en Zaragoza, con18 grados y algo de viento. El césped presentó un buen estado. En las gradas hubo alrededor de 18.000 espectadores, algo más de lo habitual a consecuencia de la promoción de entradas baratas para los abonados por celebrarse el 85º aniversario de la fundación del Real Zaragoza. Raúl Agné, entrenador zaragocista, vio el partido desde una cabina de radio al estar sancionado tras su expulsión en Córdoba. En el palco estuvieron los veteranos Canario, Violeta, Planas, Manolo González, Rico,Fontenla y Pepe Díaz.

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