Calle Iberia, código postal 50007. Torrero

El viejo club avispa conserva en el callejero de Zaragoza el nombre de un vial a escasos 50 metros de lo que fueron las tapias del campo de Torrero.

Principio y final de la breve pero entrañable calle Iberia del barrio de Torrero. Arriba, el inicio, la confluencia con Lasierra Purroy, a 50 metros de la esquina de un córner del viejo y desaparecido estadio de Torrero. Abajo, la intersección con San José de Pignatelli, con las casas de la época del pasado siglo todavía en pie y habitadas.
Principio y final de la breve pero entrañable calle Iberia del barrio de Torrero. Arriba, el inicio, la confluencia con Lasierra Purroy, a 50 metros de la esquina de un córner del viejo y desaparecido estadio de Torrero. Abajo, la intersección con San Jos
Toni Galán

El Iberia Sport Club tuvo vida desde 1917 hasta 1932. Fueron 15 años intensos, en una Zaragoza que pasó en ese tiempo de 125.000 habitantes a 275.000. Pero su desaparición, fruto de aquella fusión -reordenación societaria- con el Zaragoza C.D. que dio origen al actual club, no fue definitiva ni absoluta. En 2017, cien años después de su fundación estatutaria oficial, la ciudad todavía mantiene huellas imborrables de aquel club gualdinegro, de los avispas que aglutinaron el protagonismo de buena parte del periodo incipiente del fútbol en la capital y en toda la región aragonesa.

El más evidente, porque sigue luciendo su nombre como referencia de una pequeña parte de la trama urbana de la actual urbe (de más de 700.000 habitantes de facto en su censo), es la calle Iberia. Un corto vial, de poco más de 70 metros de longitud que, obviamente, se ubica en el corazón del barrio de Torrero, a escasos 50 metros de lo que fueron las tapias del viejo estadio, el que precedió a la actual Romareda como feudo del Real Zaragoza y que fue herencia del viejo club iberista. Es una calle que nace en Lasierra Purroy y acaba en San José de Pignatelli. Apta para la circulación rodada, pero sin apenas tráfico pues no forma parte de ningún desvío o combinación de tránsitos principales. Solo sirve para sus vecinos.

En la calle Iberia siguen teniendo su residencia unas cuantas decenas de zaragozanos. Su numeración llega hasta el 14 bis y prácticamente todas las casas están habitadas. En una acera, la de los pares, los edificios son aún los mismos que oyeron los goles del Zaragoza y el Iberia en las tardes de los domingos de la décadas de los treinta, los cuarenta y los cincuenta del siglo pasado. Construcciones modestas, de planta (parcelas) o planta y piso. Entrar en la calle Iberia invita a evocar cómo sería el fútbol en Zaragoza hace un siglo. Huele a viejo fútbol de balones de correa, a botas con tacos de madera, a jugadores con boina y cabezas vendadas, a aficionados pasionales por puro amor a sus colores, sin más aderezos extraordinarios.

El nombre de esta calle llegó poco después de la construcción del campo del Iberia Sport Club, inaugurado en octubre de 1923. El ayuntamiento de Zaragoza quiso reconocer, en una vía adyacente a Lasierra Purroy que desembocaba justo a la esquina del estadio (la confluyente con la calle Pascual Oliver), la labor de promoción del deporte en la sociedad zaragozana por parte del club avispa, que también tuvo que ver de lleno con los primeros pasos del ciclismo, de cuya herencia también queda el histórico Club Ciclista Iberia (organizador de la Vuelta a Aragón hasta su desaparición hace 12 años, en 2005).

El plano de Zaragoza, por lo tanto, continúa contando con la calle Iberia, bocacalle del lado de los pares de Lasierra Purroy (a la trasera de los edificios de la Avenida de América, la arteria principal de Torrero), que apenas se ha modificado en sus hechuras en los últimos ochenta años. Una calle con sabor a balompié. Con el aroma del nacimiento del actual Real Zaragoza a través de una de sus matrices, la de más peso específico: el Iberia Sport Club.

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