Mañana de gestos: Agné charla con los capitanes

Dura digestión de la derrota del Real Zaragoza contra el Nástic en la Ciudad Deportiva.

Raúl Agné charla con Zapater y Cani (éste, de espaldas) en el entrenamiento de este lunes en la Ciudad Deportiva del Real Zaragoza.
Raúl Agné charla con Zapater y Cani (éste, de espaldas) en el entrenamiento de este lunes en la Ciudad Deportiva del Real Zaragoza.
Toni Galán

Casi media hora de vídeo. Caras largas y algún gesto torcido. Postureo en algunas actitudes durante los 15 minutos en los que las cámaras de los medios de comunicación están en la banda antes de echar el candado. La mitad de los jugadores, con zapatillas y camino del gimnasio. La mañana de este lunes 27 de febrero resultó dura, llena de minerales, de áspera digestión para jugadores y técnicos después del batacazo recibido en la noche anterior en La Romareda con la derrota por 1-2 frente al Gimnástic de Tarragona.

Entre las imágenes expuestas hacia el exterior, a la salida de la sala de proyecciones y mientras el preparador físico enseñaba a quienes no se iban al gimnasio con los fisios en qué consistía el pequeño circuito de ejercicios de tan fea mañana, asomó la esperada charla de Raúl Agné, el catatónico entrenador del cuadro zaragocista, con los dos capitanes del vestuario, Alberto Zapater y Rubén Gracia 'Cani'. Sobre el césped del campo de ensayos, sin demasiado énfasis. Apenas dos minutos. Pero charla para inmortalizar la jornada.

Hay mucho de qué hablar. Mucho que hacer. Mucho que valorar. Mucho que rectificar. Mucho que afrontar con mano izquierda y calma. Los jugadores, en el campo. El técnico, tras varias semanas de salidas del tiesto indelebles, mientras las circunstancias extraordinarias y exógenas le permitan ejercer.

Todo esto lo movía el cierzo en la mañana de este lunes en la Ciudad Deportiva. Un final de febrero imprevisto a vueltas de la Navidad y el Año Nuevo. Unas coordenadas que aún han de despejarse convenientemente por su condición de atípicas en Zaragoza. Con una medicina que básicamente tienen en sus manos y en sus pies los profesionales, los que están en las trincheras cada fin de semana: consiste en ganar partidos, en sumar puntos, en llegar cuanto antes a la cota de los 50 aproximadamente y evitar un lío mayúsculo al que solo los nonagenarios pueden encontrar algún parangón.

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