El Real Zaragoza se asoma al abismo tras caer ante el vicecolista en La Romareda

El Nástic de Tarragona volteó el tanto inicial de Ángel y deja a los aragoneses en una situación próxima a la zona del descenso, con Agné malparado.

Ni al vicecolista. El Real Zaragoza fue incapaz de ganar al Nástic de Tarragona, último clasificado durante toda la primera vuelta, que con sus 3 flamantes puntos obtenidos en La Romareda pisa por primera vez terreno firme en seis meses. Los de Agné, tras un principio de partido atinado en el que lograron adelantarse muy pronto en el marcador, fueron perdiendo fuelle progresivamente y, tras fallar varios goles cantados (con tres disparos a la madera durante el duelo) cayeron víctimas de sus constantes e irreparables agujeros defensivos y de la precipitación incurable en la creación de juego y, sobre todo, en la definición ante el gol. De este modo, el futuro se oscurece por motivos obvios, que no requieren más explicación que la observación detenida de la tabla clasificatoria a falta de 15 partidos para el final del torneo.

Efervescente e ilusionante fue el inicio del partido del Real Zaragoza. Con un gol tempranero, en el minuto 4, en el que por fin Ángel resolvió con destreza un mano a mano que le regaló un clarividente Lanzarote por encima de los centrales. En el 8, cuando el Nástic aún estaba grogui por ese golpe inicial, la acción se repitió y esta vez Ángel estrelló la pelota en el palo derecho de la portería del ya superado Reina. En esos momentos, la afición zaragocista se las prometió felices, con toda la razón. Hacía días que no arrancaba un partido con tanta intensidad y acierto el cuadro de Agné.

Y la serie de ataques verticales no quedó ahí. Cada vez que Cani, Zapater, Ros o Lanzarote cortaban un balón y recibían en la medular, había luces. Fran, novedad por la derecha de la zaga en busca de profundidad, hizo honor a sus características un par de veces. En la primera, sacó un centro cerrado que Reina rechazó como pudo ante Ángel, que casi marcó en el rebote. En el 21, en un córner marca de la casa de Lanzarote, cabeceó en primera instancia Feltscher y provocó tras un rebote que Reina tuviera que sacar, por dos veces, bajo palos, la segunda ante Zapater, al que le faltaron unos centímetros para empujar a gol a bocajarro.

Dejó pasar el Real Zaragoza ocasiones para haber matado el partido con una rapidez inusual. Fran, en el 28, volvió a quedarse solo en el área con todo a favor para anotar, pero no supo qué hacer con el balón de oro que le había patrocinado Lanzarote en una pared precisa. La cosa merecía un par de goles más del que lucía en el marcador pero… esto es el Real Zaragoza. Y, de la nada, como tantos y tantos rivales del curso, el Nástic se inventó el 1-1 a la media hora, que supuso de nuevo un golpe al hígado de un equipo aragonés que sigue siendo excesivamente vulnerable cuando no ajusta bien las marcas en su retaguardia.

El autor del tanto catalán fue Juan Delgado, desde fuera del área (al estilo Lugo), en un ataque ligado por Madinda y Achille Emana, un jugador sobresaliente que lidera el Nástic de cabo a rabo en todas las zonas de la medular y el ataque grana. El delantero tarraconense puso el balón raso pegado al palo izquierdo y evitó la estirada inútil de Saja. La sensación de decepción volvió a instalarse en el graderío un domingo más. Hasta entonces, el cuadro de la Costa Dorada apenas había aparecido por el área zaragocista en tres córners sin demasiado peligro y con un disparo de Emana que Saja había echado a saque de esquina en el minuto 19 o en un remate cruzado, flojo, del propio Delgado en un balón a espaldas de Cabrera. Demasiado poco para el premio que se llevaron los mediterráneos al descanso.

Como en otras tardes, el Real Zaragoza tuvo momentos de lucidez, cuando Cani y Lanzarote tuvieron la pelota en franquicia. Ángel se creció con su buen inicio y prestó al equipo varios desmarques que pudieron dar más de sí. Pero falló lo de todos los días, el remate, el último pase, la pausa en el área rival. Xumetra estuvo precipitado todo el primer tiempo. Ros, impreciso. El global quedó incompleto, tras ese prometedor inicio del choque. Y como este equipo no sabe aguantar un gol a favor y hacer los partidos largos con 1-0…

Por enésima vez, el descanso supuso un punto culminante para los entrenadores, en especial para Agné, que tenía que apretar varias tuercas para intentar retomar la ventaja en el segundo tiempo y no acabar sufriendo un nuevo patinazo. De entrada, el de Mequinenza lo hizo sin cambios. Su colega Merino había tenido que sustituir a Luismi, lesionado, a borde del intermedio y, ante la ausencia de centrocampistas en el banquillo, metió otro central, Molina, que era el cuarto sobre el césped.

El partido se reanudó más igualado de lo que comenzó 45 minutos antes. El Nástic falló una ocasión palmaria nada más arrancar, al errar Lobato un control sencillo que lo dejaba solo ante Saja. Tras ese susto, el Real Zaragoza creó dos ataques notables con malos remates finales, de Lanzarote, alto, y de Edu García, recién salido al campo por el perdido Xumetra, que no encontró portería. Ocasiones de esas que se huele que, al final, se van a añorar. Fueron 20 minutos de ida y vuelta, vivos, con todo abierto en ambos sentidos.

Y llegó la tragedia para los zaragocistas. Como si todo estuviera escrito de antemano. En un córner, a falta de 18 minutos, el central japonés Suzuki estaba solo en el segundo palo, sin marca, para cabecear la peinada en el primero de un colega más avezado que la zaga aragonesa. El 1-2 evocó los peores días de los últimos tiempos. El vicecolista estaba tumbando al Zaragoza, que empezó una contrarreloj a la desesperada, con Samaras en el campo en lugar de Lanzarote (un cambio poco entendible con todo en contra y con necesidad de pólvora a más no poder).

En la ebullición final del cuadro de Agné, la pelota se estrelló dos veces en los palos. Otra prueba más de que el destino está jugando feo con el Real Zaragoza hace días. Ángel se quedó solo ante Reina en el minuto 77 y su remate se reventó en la base del poste derecho. Dos minutos más tarde, Cabrera cabeceó forzado al larguero un rechace del portero grana en una falta lanzada por Fran desde la corona del área. Los nervios, la histeria podía con los blanquillos. El Nástic, que con el triunfo salía por primera vez del descenso en toda la temporada, se defendió con todo, encerrado por momentos delante de su portal. Y, por supuesto, logró el propósito de guardar su tesoro ante la inoperancia atacante de los muchachos de un hundido Agné, que no salió del banquillo desde el segundo tanto tarraconense.

La bronca final, con pañolada y suelta de adrenalina de la afición zaragocista, abrió la caja de los truenos ante la evidencia del problema que sufre el Real Zaragoza en el presente. Se trata de una derrota grave, por su formato y por sus derivaciones. Vienen curvas, varias de ellas de herradura. Por supuesto, la palabra ascenso, el sustantivo promoción, pierden todo fundamento tras este nuevo resbalón del equipo zaragocista, que ha supuesto un revolcón de grandes dimensiones. Ahora, la cuestión fundamental pasa a ser lograr la salvación y evitar un caos tremendo de aquí a junio. El fútbol se escribe con resultados y puntos. Y eso, desde que arrancó enero, presenta un déficit inmenso en el balance deportivo del actual Real Zaragoza.

>> ASÍ NARRAMOS EL PARTIDO

Ficha Técnica:

Real Zaragoza: Saja; Fran, Marcelo Silva, Cabrera, Feltscher; Zapater, Javi Ros; Lanzarote (Samaras, 73), Cani, Xumetra (Edu García, 55); y Ángel.

Gimnástic Tarragona: Manolo Reina; Lobato, Suzuki, Djetei, Iago Bouzón, Mossa; Luismi (Molina, 44), Tejera, Madinda (Barreiro, 85); Achille Emana (Alex López de Groot, 66) y Juan Delgado.

Árbitro: Figueroa Vázquez (Comité Andaluz). Amonestó a Iago Bouzón (14), Tejera (24), Juan Delgado (77) y Madinda (79).

Goles: 1-0, min. 4: Ángel. 1-1, min. 29: Juan Delgado. 1-2, min. 72: Suzuki.

Incidencias: Noche agrable en Zaragoza, con 14 grados tras un día más primaveral que de invierno. El césped de La Romareda presentó un buen estado. En las gradas, alrededor de 15.000 espectadores, de ellos un centenar tarraconenses. En la tribuna estuvo el exdirector deportivo de la SAD zaragocista Antonio Prieto.

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