La dolorosa derrota del Real Zaragoza en Murcia en la noche del sábado ante el UCAM, rival de la zona baja de la clasificación, ha removido los cimientos del club aragonés al tratarse de la tercera consecutiva en tan solo 14 días. Por eso, tras 24 horas de difícil digestión de la situación, los dirigentes y el área deportiva del Real Zaragoza escrutan en este momento los pormenores del presente del equipo, sin descartar un nuevo cambio de timón.

Están abiertas todas las vías de análisis y se contemplan todas las opciones posibles para tratar de encontrar enmienda a lo que, para todos, se ha convertido en un problema mayúsculo: el hundimiento del equipo tras el parón navideño, tanto en términos futbolísticos, como en la clasificación. En términos societarios, este descarrilamiento de los últimos partidos puede suponer un quebranto serio y demasiado prematuro, dado que la segunda vuelta apenas acaba de comenzar. 

Las coordenadas de ilusión y confianza en las que se comenzó 2017, disfrutando en las vacaciones de Navidad del doble triunfo consecutivo ante el Oviedo y el Rayo Vallecano que situó al Real Zaragoza próximo a los puestos de promoción de ascenso tras su enésimo bache del curso, se han perdido por completo en tres semanas de difícil justificación en el plano deportivo. Los batacazos frente al Girona, el Tenerife y, en las últimas horas, en Murcia frente al modesto UCAM, con la imagen del equipo en franco deterioro (no ha marcado un solo gol en estos choques), se consideran señales alarmantes de cara al futuro, mucho más en una liga extremadamente igualada en todos los sectores de la clasificación tras cinco meses de competición. 

Por ello, el Real Zaragoza, en plena efervescencia interna al regreso de Murcia, queda abierto a cualquier decisión de índole deportiva a partir de este mismo momento.