El recuerdo de las tesis de Milla asoma en el discurso de Agné

Es llamativo escuchar al actual entrenador hablar de problemas psicológicos y de cuestiones mentales para fundamentar la insolvencia defensiva del Real Zaragoza.

Luis Milla y Raúl Agné, los dos entrenadores del Real Zaragoza en la primera vuelta de esta liga 2016-17.
Luis Milla y Raúl Agné, los dos entrenadores del Real Zaragoza en la primera vuelta de esta liga 2016-17.
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Lean con detenimiento esta frase y este razonamiento de Raúl Agné. El mequinenzano, este jueves 12 de enero de 2017, analizaba los reiterados errores defensivos que están arrastrando al Real Zaragoza a las derrotas y la pérdida de puntos demasiado a menudo. Un mal que empezó en agosto y que continúa vivo.


“El error existe. Encajamos muchos goles pese a que no nos llegan mucho. Hacemos muchas cosas bien, pero el error nos penaliza y hay que minimizarlo. Siempre encajamos de un error grosero, de un balón parado, de un penalti evitable… y eso castiga mucho. Lo importante es que, al final, esta falta de regularidad no vaya a ser un problema mental. Cuando tú defiendes cada vez mejor y encajas, eso hace psicológicamente daño. A mí me apura que esto sea más un problema psicológico, porque eso duele”, dijo con gesto preocupado Agné. 


Con 29 goles encajados en 20 partidos de liga, el equipo zaragocista es el 2º más goleado de la competición. Solo lo supera en ese récord negativo el Mirandés, con 32. Desde las primeras jornadas, esta mácula en la solvencia del equipo está marcando el paso del grupo, por supuesto, siempre en tono negativo. Agné lo heredó de Milla, a quien este mal, entre otras cuestiones, se lo llevó por delante a finales de octubre tras enlazar seis jornadas sin ganar. 


Ahora, esta valoración pública de Agné ha recordado sobremanera lo que Milla denunció en su día. Primero, tras perder en Soria ante el Numancia en septiembre (2-1 tras ir ganando 0-1). Y 15 días después, ya en octubre, tras repetir escena en el Pizjuán ante el filial del Sevilla.


Entonces, Milla dejó perplejo al zaragocismo. "Lo que nos ha pasado tiene que ver más con lo mental. Ha habido momentos en los que hemos estado bien, pero lo que hemos visto cuando nos hemos ido al descanso es algo mental. He visto al equipo abatido", pronunció el turolense en Los Pajaritos.


Y aún añadió: "Es como si nos hubieran metido un galletón y una bofetada. Y lo hemos llevado muy mal, ¿no? No hemos sido capaces. Esa es la sensación que he tenido cuando nos hemos ido a la caseta en el descanso tras encajar el primer gol en el último minuto. Tengo la sensación de que el equipo recibe golpes y no es capaz de salir adelante de ellos. Tenemos que hablarlo. Tenemos que mirar cosas. Tenemos que mejorarlo. Mentalmente tenemos que ser más fuertes", remató Milla en Soria. 


Esta valoración de Luis Milla se repitió 15 días más tarde en Sevilla. "El equipo es capaz de ponerse arriba haciendo las cosas bien, pero no sabemos gestionar la ventaja. A partir del gol nos falta gestionar, medir, aguantar... Es una cuestión de madurez y de trabajo. La sensación es que esa gestión el equipo no acaba de tenerla clara. Algo bien estamos haciendo para ponernos por delante en Soria, en Lugo, aquí... El problema viene después. El equipo quiere, puede y llega, pero no logra mantener el resultado", se quejó el de Teruel en los vestuarios del Pizjuán. 


Resulta llamativo encontrar, tres meses después, las mismas coincidencias de evaluación del equipo entre Milla y Agné en cuestiones mayores: asuntos mentales, reacciones psicológicas, incapacidad para sacar provecho de lo que se hace bien cayendo presos de los errores puntuales... Es decir, el problema no es tanto de entrenadores como de plantilla. Las carencias no están en el banquillo, sea quien sea el inquilino, sino en las hechuras del equipo desde su nacimiento. De lo contrario, es probable que ahora, en enero, el segundo técnico del curso no estuviera denunciando abolladuras en el juego del Real Zaragoza que el anterior titular del puesto ya adelantó en tiempo y forma. Otra lectura, por supuesto, es que poco se ha avanzado en ese sentido desde que se cambió el rumbo de la dirección futbolística del vestuario. Seguramente, todo es consecuencia de la profundidad de las taras técnico-tácticas del bloque. Puro sentido común.

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