El Real Zaragoza puede hacer un fichaje en cualquier posición

Agné advierte que el área deportiva está moviéndose en todas las direcciones y que puede haber sorpresas en los próximos 18 días.

Jesús Valentín, el primer fichaje de invierno del Real Zaragoza, en la Ciudad Deportiva.
Jesús Valentín, el primer fichaje de invierno del Real Zaragoza, en la Ciudad Deportiva.
Toni Galán

Después de unos días movidos a finales de diciembre, en lo que eran las vísperas de la apertura del mercado invernal, donde el Real Zaragoza asomó en algunas maniobras de aproximación a los jugadores que ya se sabía por entonces que iban a cambiar de equipo en enero, las gestiones del club zaragocista entraron en terrenos de mayor penumbra y trabajo en segundo y tercer plano. Las dificultades financieras, comprobadas en aquellos primeros escarceos que pusieron a la entidad aragonesa muy lejos de sus objetivos en la competencia con otros equipos rivales con menos cortapisas económicas, aconsejaron poner el motor al ralentí.


Solo la perentoria contratación del central Jesús Valentín, fichado del Huesca en una gestión rápida entre clubes para que pudiera debutar ante el Girona, ha roto la tensa calma que rodea los despachos de la dirección deportiva (Juliá y Albert Valentín) y la dirección general (Cuartero). Era el único fichaje cantado e indiscutible que iba a llevar a cabo el Real Zaragoza: un central polivalente con cierta experiencia que viniera a paliar el doble fiasco de Popa y Bagnack gestado en verano. 


Del resto de cuestiones, nada claro hay después de transcurrir 13 días del mercado, casi su mitad. Antes de que lleguen más nombres nuevos habrán de producirse bajas, huecos, salidas del actual vestuario. Y, sobre los puestos que se quieren cubrir, se ha observado con el paso de los días ciertos cambios de rumbo, de parecer, en virtud de muchos condicionantes que solo manejan con conocimiento de causa dentro del club. Raúl Agné, el entrenador, dibujó en tres breves pinceladas la indefinida situación en la que se mueven ahora los ejecutivos del Real Zaragoza en estas fechas cruciales para reestructurar la plantilla.


“¿El mercado? No os lo vamos a retransmitir día a día. No puedes levantar la liebre", advirtió con cierta intención para justificar la imagen de quietud que se respira desde fuera en la última semana. 


El técnico de Mequinenza, asimismo, avisó de posibles sorpresas en cuanto al perfil de los jugadores que, al final, puedan acabar llegando al vestuario zaragocista en el presente enero. Se espera un delantero (que al principio era un tanque y luego cambió por otro menudo y rápido, con el almeriense Chuli como nombre propio escrutado). También un medio centro, preferentemente creador (Fran Mérida, el Osasuna, está entre ceja y ceja hace días si es posible en términos dinerarios). Del mismo modo que trascendió la búsqueda de un extremo profundo y veloz. También se deslizó, en su momento, la opción de cambiar de portero si es posible sacar a Irureta rumbo a otro club. También se rastreó el mercado de laterales, con prevalencia de los diestros. Pero, parece ser, el Real Zaragoza ha acabado finalmente abierto a cualquier opción que pueda mejorar su plantel sin reparar tanto en puestos específicos.


"Igual pensáis que va a venir alguien para una posición y, a lo mejor, queremos otra. Por eso os digo que no podemos retransmitir lo que hacemos", anunció Agné como advertencia. "Será un lateral, será un extremo, será un central, será un delantero, será un portero... será lo que sea", concluyó. Así pues, quizá sea necesario abrir el espectro de posibles nuevas incorporaciones en los próximos 17 días. Todo, en virtud de quiénes acaben marchándose del actual vestuario (Juan Muñoz, Popa, Morán, Barrera, Bagnack, Irureta...), del volumen salarial que liberen esas marchas, del posible incremento del techo presupuestario si llegan dineros por otras vías y, sobre todo, de las oportunidades que ofrezca el mercado.


El Real Zaragoza está, como se ve, a merced de muchos vientos a estas alturas de mes. Según sugirió Agné con sus aseveraciones, también referentes a lo que los representantes y agentes puedan poner al alcance real de las arcas zaragocistas. Es la ley del mercado y el sometimiento inexorable al poder adquisitivo de cada cual delante del escaparate. 

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