José Enrique se mete a la afición en el bolsillo

El lateral zurdo, ex del Liverpool, cuajó un partido sobresaliente ante el Almería pese a no estar aún bien físicamente. Su juego es de nivel superior.

José Enrique, rodeado de jugadores del Almería, en un lance del partido del sábado en La Romareda.
José Enrique, rodeado de jugadores del Almería, en un lance del partido del sábado en La Romareda.
José Miguel Marco

José Enrique Sánchez levantó las más espontáneas ovaciones de la afición zaragocista el pasado sábado en La Romareda. El veterano lateral izquierdo (30 años), que llegó en septiembre al Real Zaragoza del mercado del paro tras concluir en mayo un periplo de casi una década en la Premier League inglesa (cuatro años en el Newcastle United y cinco en el Liverpool) demostró, por primera vez, su fútbol de otra categoría, sus fundamentos que rompen moldes en Segunda División. Pese a que no está todavía al cien por cien físicamente, José Enrique protagonizó una docena de jugadas, de corte individual, que llenaron el ojo de la grada con razón y argumentos de futbolista grande.


De principio a fin, José Enrique se impuso con rotundidad a su par, Antonio Puertas. También, en ocasiones, al basculado Pozo. En otro momento, junto al córner, se merendó hasta a tres jugadores del Almería. A otro (Fidel), lo engañó en una disputa sobre la línea de fondo para que fuese él quien tocara la pelota y fuese saque de puerta y no córner lo que, con un comentario ad hoc de José Enrique que no se apreció desde las tribunas ni la televisión recogió, provocó la risa sardónica de Fidel que le vino a decir "qué perro eres" al zaragocista.


Su manejo del balón fue excelente. Varios 'eslalon', con regates cortos a derecha e izquierda, le sirvieron para salir desde atrás con la pelota controlada y ofrecer una solución de desahogo ante la presión andaluza. Sus pases paralelos a la banda, tras cortar la pelota en velocidad, fueron siempre buenos pese a estar algunos de ellos forzados junto a la línea de cal. Solo uno, tras un mal bote del balón, se le marchó fuera de los límites del campo. Los demás, todos fueron potables para buscar las contras de sus compañeros más adelantados.


Por encima de todo, si algo quedó en evidencia -la virtud ya se había visto atomizadamente en días anteriores-, es que José Enrique es un maestro en el 'cuerpeo', en el manejo de la anticipación corporal a los rivales. La inmensa mayoría de sus cruces, de su interceptaciones de balón, de sus cortes ante los ataques rivales, llegaron mediante la acometida de la pelota con el cuerpo de por medio. Zancada última amplia, pequeño golpe de cadera, movimiento de cadera hacia atrás... y el adversario queda anulado ante la pelota, incapaz de llegar a ella. La humanidad de José Enrique, un hombre de 1,85 de estatura y un peso que oscila entre los 77 y 78 kilos, resulta una mole imposible de mover para cualquier extremo o interior que lo intente. Su potencial físico es un valor propio que el valenciano sabe explotar. Un verdadero 'Panther' en su posición defensiva y un arrollador vehículo pesado cuando ataca en velocidad, por todo lo que significa para los rivales verlo venir al galope.


El zaragocismo, en el cuarto partido de José Enrique con la camiseta blanquilla (debutó en Sevilla hace 20 días), descubrió en buena medida al futbolista que tiene ocupando el lateral zurdo de la defensa. Un lujo para la categoría. Una pieza que, cuando se ponga a punto, ha de generar efectos diferenciales del tenor de los que se esperan -y se aprecian en diferente medida ya- en otros jugadores como Cani, Zapater, Lanzarote, Ángel, Juan Muñoz... "José Enrique, cojo, ha sido de los mejores", se le escapó a Raúl Agné en la sala de prensa al término del partido. Su actuación fue de impacto, sin duda.


El valenciano, implicado al máximo desde que se enfundó la camiseta zaragocista, pasó un mes de particular pretemporada junto a Andrés Ubieto hasta poder incorporarse al grupo. Vino después de cuatro meses sin trabajar con ningún equipo, ejercitándose a solas, con todas las carencias y mermas de calidad que eso supone para los futbolistas en los periodos en los que han de autoprogramarse los entrenamientos si se quedan sin una plantilla con la que llevar el día a día. Además, sus últimas dos temporadas en el Liverpool tampoco fueron de gran participación por diferentes motivos. José Enrique está volviendo al fútbol en Zaragoza. El equipo aragonés es su nuevo trampolín en la recta final de su carrera, un sitio donde tomar impulso tras un bache inequívoco en su trayectoria brillante como profesional.


Las figuras de Zapater (compañero suyo en la selección española sub-21) y Cani (jugó con él en Villarreal) fueron los anzuelos que trajeron a José Enrique al Real Zaragoza. Si lo de este sábado ante el Almería tiene continuidad en los sucesivo, será otra faceta de importancia suprema que habrá que agradecerles a los dos estandartes zaragocistas del actual vestuario.

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