Bienvenido, míster Ros

El centrocampista navarro encontró frente al Almería su mejor tono, convirtiéndose en el escudero que Zapater, Cani y Lanzarote necesitan al lado para dar lo mejor de sí.

Javi Ros, con inequívoco gesto de rabia y desahogo, celebra su gol, el 1-0 en el minuto 13, su primera diana de la temporada.
Javi Ros, con inequívoco gesto de rabia y desahogo, celebra su gol, el 1-0 en el minuto 13, su primera diana de la temporada.
José Miguel Marco

Javier Ros se convirtió este sábado frente al Almería en la mejor noticia para el Real Zaragoza. Después de 11 jornadas desaparecido, irreconocible en su rendimiento medio, el centrocampista tudelano volvió a su ser. Su condición de correcaminos, de futbolista de largo recorrido, de área a área, se apreció de nuevo, por primera vez en la temporada. Y el equipo lo agradeció. Lo notó en positivo. Muy positivo. Porque Ros asoma en el perfil de esta plantilla, reformada por Juliá y Valentín (los jefes del área deportiva) durante el verano, como una de las piezas clave de la pretendida resurrección del deprimido grupo que dejó Milla, tanto en la clasificación como en las sensaciones de su fútbol y credibilidad.


Ros es ese tipo de mediocampista del que se benefician otros compañeros. Su despliegue, su inteligencia para salir al corte, para anticiparse a infinidad de pases del rival en la línea de creación, para retroceder cuando lo requiere el juego, lo convierten en un escudero perfecto para el comandante de la zona medular, Alberto Zapater. Hasta este choque ante a los almerienses, el capitán ejeano se había visto siempre muy solo en esas labores, asfixiado en inferioridad numérica en muchos momentos de los partidos, ante equipos con gente experimentada o bien dispuestos por sus entrenadores (Elche, Córdoba, Levante, Numancia). Ni Morán, cuando jugó, ni Barrera, cuando le tocó el turno, ni el propio Ros, habían ofrecido lo que esa zona de pivotes necesitaba.


No solo Zapater salió impulsado en positivo de la notable labor de Ros este sábado. Su dinamismo también benefició a los hombres más técnicos, que sufren más en el repliegue, casos de Cani o Lanzarote. Javi Ros es capaz de trabajar por él y, en una parte alícuota, también por estos otros cuando los espacios se amplían después de acciones ofensivas que necesitan de guardaespaldas ágiles y solventes. En ciclismo, eso es labor de gregario. De apoyos permanentes a los líderes. En el fútbol, esa tarea se traslada sobre el campo a la ejecución de las necesarias coberturas a los jugadores más decisivos en el área rival que se mueven en la trayectoria de paso de Ros: Cani y Lanzarote, principalmente. 


Además, Ros tiene gol. Es una gran diferencia, por ejemplo, con Morán (al margen de cuestiones evidentes sobre movilidad en el campo y velocidad de reacción). Esos tantos desde la segunda línea son, a lo largo de una temporada, oro molido. Decisivos, como ante el Almería, para abrir marcadores, para sumar tres puntos. Efecto sorpresa, apertura de espacios para los demás. Ros marcó el 1-0 y, cuando todo el mundo anda justo de oxígeno, en el 82, con el Zaragoza agobiado atrás y buscando las contras por el lado del recién salido de refresco Edu García, tuvo en su pie el 3-1. Porque fue quien llegó al área rival para recibir el pase de Lanzarote en una acción por la derecha que había iniciado Cani. Segundos antes, el mismo Ros había cortado dos ataques en tromba del Almería al borde del área zaragocista. 


No lo ha pasado bien Javi Ros en estos primeros dos meses y medio de temporada. Ha jugado infiltrado muchos días. Una fascitis plantar, dolorosa lesión, le viene agobiando desde el amistoso de agosto en Teruel. Había empezado el verano siendo de los mejores. Aquel día, en Pinilla, cuando pidió el cambio sospechosamente a la media hora de juego tras un mal giro que le dejó el pie adormecido, acababa de marcar el 0-1 con un derechazo soberbio desde 30 metros. Por eso, la imagen de recuperación para la causa que ofreció en esta 12ª jornada en La Romareda es algo a celebrar efusivamente. El Real Zaragoza de este año necesita a Ros en plenitud, con sus aportaciones tácticas y futbolísticas bien fluidas. Ese relevante hombre de equipo que Juliá fichó del Mallorca nada más aterrizar en el club en enero. Si es capaz de mantener y mejorar poco a poco el fútbol que ofreció ante el Almería, Agné habrá encontrado un titular indiscutible del que Milla siempre careció. Y sus compañeros, un bastón de apoyo fabricado en acero y diamantes.

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