El Real Zaragoza vuelve a la senda del triunfo con Agné

Con goles de Ros y Ángel, los aragoneses superan al Almería en un buen partido, con sufrimiento final a causa de otro penalti en contra.

Con goles de Ros y Ángel, los aragoneses superan al Almería en un buen partido, con sufrimiento final a causa de otro penalti en contra.
Con goles de Ros y Ángel, los aragoneses superan al Almería en un buen partido, con sufrimiento final a causa de otro penalti en contra.

Hubo efecto revulsivo. El timonazo en el rumbo del Real Zaragoza, generado por la sustitución del entrenador a principios de semana, desembocó en un triunfo blanquillo siete partidos después de la última vez y, así, se logró parar en seco el despeñamiento que vivía el equipo en los últimos seis choques que dirigió Luis Milla antes de su destitución. Los futbolistas blanquillos, con apenas tres entrenamientos a las órdenes de Raúl Agné (que vio el partido en una cabina de radio por estar sancionado en su anterior periplo en el Tenerife), mostraron una revitalización que la afición agracedió con una ovación final. Las cosas, así, vuelven al cauce de la normalidad en un día que era límite.


Buena, muy buena resultó la primera parte del Real Zaragoza en términos globales. Activo en ataque, eficaz en el medio campo, tanto en el corte como en la generación de juego, y seguro en defensa. Un bloque muy regular y completo. Tanto que el 1-0 que señalaba el marcador en el descanso se quedó corto para los merecimientos de los aragoneses. Siete ocasiones claras de gol generaron ante Casto, mientras que el espeso Almería no pudo fabricar ni una sola jugada de peligro serio ante Ratón, inédito en los primeros 45 minutos. Nada que ver este partido con todos los anteriores.


Enseguida, en el minuto 2, ya pudo adelantarse el Zaragoza. Cani le robó el balón al último defensor almeriense, Trujillo, en una excelente presión de todo el equipo. Pero no quiso rematar él la jugada, que era lo natural. Asistió a Ángel y no se dio cuenta que éste ya se había metido en fuera de juego. El gol se fue al limbo lamentablemente. En el 10, los blanquillos amagaron de nuevo con intención en una penetración del activo Lanzarote, cuyo centro no llegó a rematarlo Ángel tras tocar levemente en un zaguero andaluz, y Casto sacó con el puño como pudo.


Había alegría en el juego de los de Agné, que veía el choque bajo el tejadillo de tribuna. Fran fue un estilete desde el lateral, doblando bien a Lanzarote y combinando con soltura con Zapater y Javi Ros en la medular. Por el otro flanco, Cani se venía al centro para dejar el pasillo a José Enrique, tremendamente intenso en defensa y con agilidad hacia arriba. Así llegó el 1-0, tras una falta en la frontal del área provocada por una gran combinación ofensiva de los zaragocistas.


Lanzarote, una vez más, ejecutó el golpe que acabó dentro. La pelota golpeó en la barrera, quedó suelta en el área y Javi Ros, muy listo, empalmó cruzado por alto para superar al portero rival y abrir la lata. El trabajo más importante ya estaba hecho. Y tempranamente. Una situación ideal para eliminar nervios y responsabilidades excesivas en una tarde eléctrica.


El Almería no tuvo reacción. Quiso pero nunca pudo con la presión y aplicación de los zaragocistas, que prosiguieron con su ritmo de crucero, moviendo el balón con cierta plasticidad e intención. Solo faltó acierto en los momentos culminantes para haber resuelto el choque definitivamente antes del intermedio. Hasta cuatro acciones más de gol se esfumaron por

ese motivo. Lanzarote, en el minuto 26, se quedó solo ante el portero tras un sobresaliente pase de 40 metros de un atinado Zapater, pero decidió hacer la excelencia, con una vaselina a la primera, y el balón se le fue alto. Controlando la pelota, es probable que la resolución hubiese sido más positiva.


En el 29, Ángel remató solo una cesión de Cani en el área, en un jugadón del veterano aragonés, pero de nuevo se había metido en fuera de juego, uno de sus dejes que, como en este caso, anula ocasiones de gol a menudo. En el 39, de nuevo Lanzarote, en uno de sus saques de esquina directos, casi patrocinó el segundo tanto. Marcelo Silva rozó de cabeza ante Casto, que rechazó como pudo, y el balón muerto no fue rematado ni por Ángel ni por Muñoz por centímetros. Y en el 41, Ángel, en una penetración de José Enrique por la banda izquierda, controló en el área, disparó con potencia cruzado, y Casto sacó las dos manos para evitar el tanto bajo palos.


El público de La Romareda aplaudió el final de esta movida primera parte. Le gustó lo que vio. Hacía días que el once zaragocista, al unísono, no cuajaba un partido tan regular y homogéneo. Casi todo se hizo bien. Uno por uno, cada no hizo lo suyo. Hubo apoyos, solidaridad, buen rollo en el juego. Lo que requiere la categoría y, sobre todo, las actuaciones del Real Zaragoza como local. Quedaba saber cómo se afrontaría el segundo tiempo, dado el desgaste físico palpable de muchos de los blanquillos. Soriano, entrenador almeriense, estaba en la obligación de reactivar a los suyos. Y así arrancó la parte definitiva del partido.


En efecto, el Almería, como estaba previsto, quiso y tuvo el balón mayormente desde el pitido inicial del flojo árbitro Díaz de Mera, fatal en la ley de la ventaja y en la apreciación de las faltas. Pero no generó peligro en ningún momento en el área zaragocista hasta que, a falta de 12 minutos, llegó el penalti tonto de Zapater que propició el 2-1. Los primeros 20 minutos del segundo acto fueron inertes en ambas áreas. Los andaluces, por incapacidad para encontrar los tres palos. Los de Agné, porque estaban a gusto administrando su 1-0 y buscando contragolpes que, por la falta de fuelle de varios hombres a causa del cansancio progresivo, nunca fueron efectivos.


Fran ejecutó el primer remate del segundo tiempo, desde 25 metros, con un derechazo que Casto rechazó a dos manos como pudo. Fue la antesala del 2-0, que llegó minuto y medio después. Lo volvió a gestar el venenoso Lanzarote, al botar una falta lejana con un toque templado, a la espalda de la zaga visitante, buscando el buen desmarque de Ángel. El tinerfeño solo tuvo que tocar levemente el balón para meterlo en la red de Casto. Faltaban 23 minutos y todo parecía resuelto.


Soriano se la jugó. Metió en el campo a dos delanteros centro más desde el banquillo, Chuli y Juanjo, en lugar de dos defensores. Empezó a volcar pelotas aéreas al área de Ratón, pero Cabrera y Silva estuvieron impecables por alto, José Enrique, magistral en las ayudas y en el juego desde el lateral. Aun así, ese penalti que transformó Quique a falta de 12 minutos llevó la incertidumbre a todo el mundo, propios y extraños. El Almería se metió de repente, y sin haber hecho demasiados méritos, en el partido.


Agné se había guardado dos cambios para romper el ritmo desesperado de ataque de los amarillos (así vistió, fosforescente, el Almería). Pombo y Alex Barrera dieron aire a las contras y el canterano tuvo dos acciones francas para haber logrado la sentencia. Pero era un momento de nervios, de histerismo, y no estuvo fino en la finalización. Los chicos del Almería rozaron el 2-2 en dos remates. Uno, de Juanjo, de cabeza, que se encontró con la testa de Cabrera para que la pelota saliera rebotada a córner. Y, a la salida de ese saque de esquina, Chuli empalmó solo en el segundo palo, en un serio fallo de marcaje, y Ratón hizo la parada de la tarde, a una mano, junto al palo derecho, salvando el triunfo que tanto necesitaba el Zaragoza en esta tarde de máxima exigencia.


El equipo aragonés volvió a dar la talla de los primeros partidos del curso. Se recuperó al mejor Zapater, aunque el fondo físico le pasase factura al final. Regresó el notable Javi Ros del año pasado, por fin. Una gran noticia. Lanzarote, que volvió a ser titular, firmó la obra de los dos goles, su papel esencial en esta plantilla. Ángel volvió a ver puerta y a trabajar a destajo con eficacia. Los cuatro zagueros, dieron un alto nivel. El portero, resultó crucial pese a sus pocas intervenciones. Solo chirrío Juan Muñoz, perdido en la trama táctica propuesta.


Volvió la alegría al equipo, al público. Los tres puntos sacan al Zaragoza de la zona baja de la tabla, adonde había caído a peso en las últimas seis jornadas sin victorias. El triunfo, además, en esta Segunda División de máxima igualdad, lo reubica en ese amplio grupo de escuadras que circulan a rebufo de la zona de promoción de ascenso. Ya se ve el presente y el futuro inmediato de otro modo. Ahora, es cuestión de seguir retomando el ritmo y la regularidad del principio. Lo que incomprensiblemente se perdió durante mes y medio. Con el final del partido, regresaron los gritos de euforia y los abrazos en el grupo. Un buen estreno de Agné. Un volantazo a tiempo de todo el mundo.


Ficha Técnica


Real Zaragoza: Ratón; Fran, Marcelo Silva, Cabrera, José Enrique; Zapater, Javi Ros; Lanzarote (Pombo, 86), Cani (Alex Barrera, 89); Ángel y Juan Muñoz (Edu García, 64).


UD Almería: Casto; Ximo Navarro (Juanjo, 83), Fran Vélez (Iván Sánchez, 68), Trujillo, Nano; Morcillo, Joaquín Fdez.; Puertas, Pozo, Fidel (Chuli, 60); y Quique Glez.


Árbitro: Díaz de Mera (Comité Castellano-manchego). Amonestó a Morcillo (30), Javi Ros (40), Ximo Navarro (45), Lanzarote (59), Fran Vélez (67), José Enrique (69), Zapater (77), Marcelo Silva (79), Chuli (79) e Iván Sánchez (83).


Goles: 1-0, min. 13: Javi Ros. 2-0, min. 67: Ángel. 2-1, min. 78: Quique Glez., de penalti.


Incidencias: Tarde soleada tras un día de niebla, con temperatura fresca, 15 grados al inicio del partido. En las gradas, alrededor de 16.000 espectadores. Césped en buen estado.

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