Agné ya mide la tensión del banquillo eléctrico

El entrenador aragonés, tras su presentación oficial, ha bajado al césped para inmortalizar la jornada en el que será su asiento en La Romareda.

Raúl Agné, en su asiento en el banquillo del Real Zaragoza en La Romareda, tras la presentación oficial como entrenador del equipo aragonés.
Agné ya mide la tensión del banquillo eléctrico
Guillermo Mestre

Raúl Agné conoce los banquillos de La Romareda, de su paso eventual como rival del Real Zaragoza al frente del Girona y, el año pasado, el Tenerife. Entonces, se sentó en el de la derecha del túnel de vestuarios. A mediodía de este miércoles, el nuevo entrenador del cuadro aragonés ha posado en el de la izquierda, el del equipo local, en la butaca azul que será su asiento desde el próximo sábado, cuando debute frente al Almería.


Una imagen clásica en el día de la presentación de los últimos entrenadores, un gesto para la posteridad. Una ceremonia que, en el caso de Agné y de lo que significa el pasado reciente del Real Zaragoza, viene a asemejarse a la toma de tensión eléctrica por parte del técnico, de manera directa, del eléctrico banquillo zaragocista de los últimos tiempos. De hecho, en ese mismo butacón posó Luis Milla en junio, hace tan solo cuatro meses, y ya es historia.


Ese es otro reto para el mequinenzano: ser capaz de soportar los voltios, las descargas arrítmicas de energía negativa que viene teniendo ese lugar de un tiempo a esta parte y, por lo tanto, dibujar una trayectoria larga al frente del Real Zaragoza. Agné tiene ante sí la oportunidad de acabar con las súbitas electrocuciones que sufrieron antes que él Milla, Carreras, Popovic, Víctor Muñoz, Paco Herrera, Manolo Jiménez, Javier Aguirre, José Aurelio Gay, Marcelino García Toral, Manolo Villanova, Javier Irureta, Ander Garitano, Víctor Fernández... nadie aguantó más de año y medio en los últimos diez de vida. Sobran las palabras.

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