Rueda de prensa de Milla tras una semana de callado e indeseado protagonismo

El entrenador del Zaragoza comparece este viernes, como cada previa de un partido de liga. Será el momento de conocer su ánimo tras seis días complicados.

Luis Milla, en la Ciudad Deportiva junto al secretario técnico, Albert Valentín, y su segundo, Luis Cembranos.
Luis Milla, en la Ciudad Deportiva junto al secretario técnico, Albert Valentín, y su segundo, Luis Cembranos.
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La última vez que Luis Milla habló fue en Sevilla, a las 22.30 del pasado sábado, en la sala de prensa del Sánchez Pizjuán. Lo hizo en caliente tras una dura e indigesta derrota, bajo los efectos de la decepción de tal momento, cariacontecido, visiblemente tocado en el ánimo. El turolense, vistos los antecedentes, ya se barruntaba una semana caliente, como así ha acontecido desde el regreso en AVE a Zaragoza en la mañana del domingo. Seis días después del chasco ante el filial sevillista, Milla vuelve a comparecer públicamente en la previa de un nuevo partido, el que enfrenta al Real Zaragoza con el Elche este domingo en La Romareda a las 12.00, en sesión vermut.


El técnico aragonés ha sido el marcado, callado -e indeseado por su parte- protagonista de la semana, una vez que trascendió en las horas posteriores a lo acontecido en Sevilla que la preocupación existente en el seno de la SAD había resquebrajado el suelo de Milla tras la enésima salida fallida del equipo. Todo ha girado a su alrededor desde entonces. Con más o menos virulencia. Con mayor o menor solvencia en los datos aportados.


Lo cierto es que la confianza de los dirigentes en el entrenador no es la misma que hace un mes. Y que, tras cuatro partidos sin un triunfo (dos puntos de 12 disputados), con una clasificación peligrosa si se mira al retrovisor y con un equipo que, según denuncia el propio Milla desde Soria, carece del carácter y la personalidad suficientes como para apuntalar victorias que empieza teniendo en la mano y después deja marchar lamentablemente, un nuevo tropiezo ante el Elche (el quinto encadenado) ubicaría al preparador de Teruel en un trance difícil por motivos que no necesitan explicación.


A la plantilla, todo lo conocido esta semana no le ha resultado ajeno. Y los pesos pesados han reaccionado como un resorte de precisión. Intentan calmar la situación. Atenuar el malestar interno. Sabedores de que éste es un año lleno de aristas y filos cortantes, se trata de impedir cualquier decisión precipitada de insondables consecuencias. Saber que, en caso de tener que acudir a una destitución de Milla porque el equipo sea incapaz de recuperar el pulso de las victorias, derivaría en una promoción interna para suplir el puesto de entrenador ante la escasez de dinero para salir al mercado y que, por ende, sería César Laínez -entrenador del filial de Tercera- el primer candidato a tomar las riendas de la primera plantilla, también ha descrito las coordenadas del horizonte que podría esperar si no surge ya una reacción positiva.


Es el presente del Real Zaragoza de esta dura época. Las consecuencias de un día a día que exige mucho y da pocas satisfacciones. El fruto de un tiempo duro de vivir en todos los sectores del equipo, del club, del entorno. A Milla y a los muchos nuevos futbolistas que han llegado este verano al equipo, la liga los ha puesto enseguida en esta tesitura. Es un momento que exige mesura, sentido de la responsabilidad y capacidad de reacción de todos los implicados. Con victorias, con puntos, todo esto se engrasará según rigen las normas del fútbol. Pero si esta medicina no fluye de manera natural y rápida, el remedio se antoja más abrupto. También es ley del fútbol.


En las horas previas al duelo ante el Elche, donde solo sirven los 3 puntos en juego, Luis Milla se expresará hoy con la hondura que él estime oportuna. Es un punto del camino diferente a todo lo que se ha vivido hasta ahora en el nuevo proyecto. Viejo en sensaciones y hechuras para los que llevan mucho tiempo en Zaragoza. Novedoso y, tal vez, sorprendente, para los muchos novatos del vestuario y los despachos de la SAD. Pero, como recordó Cani en la mañana del jueves, "esto es Zaragoza". El entrenador y el equipo tienen en sus manos, el domingo, comenzar la restauración de lo estropeado en el último mes. En el campo se deterioró, en el campo se debe arreglar.

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