Vuelve la arriesgada aventura de jugar contra un filial

El Real Zaragoza visita el sábado (20.00) al joven y animoso Sevilla Atlético en el Sánchez Pizjuán, un partido con trampa donde ganar es urgente.

El joven sevillista Diego González, principal promesa del Sevilla Atlético, en el partido de hace tres semanas ante el Huesca, pugna con Urko Vera en un vacío Sánchez Pizjuán. Ganaron los andaluces por 2-0.
Vuelve la arriesgada aventura de jugar contra un filial
Jesús Spínola/ABC

El Real Zaragoza debe preparar, en medio de su primer momento de bajón en la rentabilidad de puntos del año, el partido más atípico de esta temporada: ante el único filial que milita esta vez en la categoría, el Sevilla Atlético. Llegará el equipo de Luis Milla al duelo del sábado (20.00) en el Sánchez Pizjuán con la urgencia de ganar, fruto de haber acumulado tres jornadas consecutivas sin lograr un triunfo y, por ello, de haberse caído de los puestos nobles de la clasificación. Y enfrentarse a un equipo B, a un bloque joven, nodriza de un club de Primera, sabido es que tiene muchas trampas alrededor de un equipo histórico como el Real Zaragoza, con nombre y halo de grande que, puntualmente, juega en Segunda División.


Ver al Real Zaragoza en el Pizjuán será para los emergentes y juveniles chavales de la cantera sevillista todo un acontecimiento. Un estímulo extra, un aliciente soberbio al tener la oportunidad de asomar en el fútbol profesional por primera vez en sus carreras. Para ellos, dará igual que las casi 50.000 butacas del coliseo de Nervión estén vacías. El partido ante los zaragocistas en un premio extraordinario para unos muchachos que hace nada jugaban en Segunda B, Tercera o División de Honor de Juveniles. Y, con arreglo a esta premisa, su rendimiento tendrá resortes diferentes a otros días.


Sabe el Real Zaragoza de estas cuestiones por lo que le ha tocado vivir en los tres años precedentes en Segunda. Dos veces visitó en Mini Estadi del Barcelona para jugar ante el Barça B. Y en las dos perdió: 1-0 y 4-1. Una derrota mínima con Paco Herrera por exceso de confianza y un vapuleo sonoro con Víctor Muñoz al timón, atropellados por la juventud, ilusión y calidad de unos chicos que querían comerse el mundo aprovechando el tirón de un rival tan sonoro en sus cortas trayectorias como es siempre el Real Zaragoza. Mejor le fue a los blanquillos, con algo de fortuna, en la ocasión en la que visitaron Valdebebas para jugar ante el Real Madrid Castilla, el B merengue. Esa vez, el Zaragoza de Paco Herrera venció 1-2 en la recta final del partido y cumplió con su papel de favorito. Y el año pasado, el filial que se cruzó en su camino fue el Bilbao Athletic, al que el equipo de Popovic derrotó 0-1 en el nuevo San Mamés en una noche también afortunada en un flojo segundo tiempo donde los vascos pudieron empatar en varias ocasiones claras ante Bono el tanto inicial y ganador de Ángel.


El unico precedente en Sevilla, ante el mismo rival del sábado, se dio en 2008, cuando el Zaragoza militó en Segunda fugazmente un año. Con Marcelino García Toral al frente, el Real Zaragoza ejerció su rol de favorito como se debe hacer en estos casos. Ganó 0-4, con contundencia, sin dejar respirar a los aspirantes sevillistas del momento. Poco tiene que ver el potencial de aquel Zaragoza de Segunda con el actual Zaragoza de Segunda. Ahora no hay por aquí hombres como Oliveira, Ewerthon, Ayala, Gabi, Jorge López... Barajar un rendimiento de ese calibre parece un sueño imposible y todo apunta a un partido más igualado en todos los sentidos. El actual equipo blanquillo de 2016 se mueve en otras órbitas bien distintas a aquellas, actualmente inferiores en gasto y calidad, precisamente como consecuencia de los descomunales e insostenibles dispendios de aquellos tiempos de desmesura y descontrol de todo tipo en torno al equipo de fútbol de la ciudad de Zaragoza. Hay un nexo de unión de una cosa y la otra.


El Sevilla Atlético aguarda al Real Zaragoza con promesas veinteañeras que, por su descaro, tendrán veneno en cada ataque. Carlos Fernández, su delantero centro, ya ha debutado y goleado en Primera División con Sampaoli (marcó hace nada el gol del triunfo del 'euro Sevilla' ante Las Palmas), como ya lo hizo el año pasado con Emery. Tiene 20 años y cada paso que da es para generar miedo. Quizá pueda ir convocado con el primer equipo, lo que sería un alivio para los de Milla. Ya han marcado goles en Segunda este año Borja Lasso, un mediapunta profundo de 22 años; Carrillo, un ariete de 1,90 de estatura de 21 años; Curro, un extremo derecho de 20 años recién cumplidos que el año pasado tuvo cuatro partidos en Primera; también Cotán, otro segunda línea con llegada y olfato que tiene 21 años y jugó en la máxima categoría sus ratos en las dos últimas campañas; o el central Bernardo (marcó este fin de semana de cabeza en Tarragona), el más 'veterano' de la plantilla con 23 años y la experiencia de haber jugado en Segunda en el Córdoba y el Racing de Santander cedido.


Tienen un internacional por Georgia, Aburjania, que el año pasado estuvo en puertas de subir a Primera con el Nástic de Tarragona (hizo un gran partido en la antepenúltima jornada en La Romareda, el día del lío con Lanzarote, Reina y el arbitraje). El mediocentro del este de Europa tiene, eso sí, 21 años.


Y su estrella, dicen los técnicos que un jugador de primer nivel en poco tiempo, es el central -también medio centro- Diego González, internacional sub-21 con España y que, probablemente, estaría jugando en el Real Zaragoza a préstamo si el filial sevillista no hubiese ascendido a Segunda en su eliminatoria definitiva de junio ante el Lleida. El jugador de Chiclana (Cádiz) era el elegido por Juliá para sustituir en la plantilla a Guitián. Pero, puesto a jugar en la categoría de plata, el Sevilla prefirió que se quedara en su filial para, así, poder darle uso cuando sea necesario en el primer equipo, donde ya tiene una buena y rentable experiencia.


Milla y los jugadores zaragocistas tienen ante sí un toro difícil de lidiar, un filial, un rival astifino y de embestidas peligrosas por su condición de equipo liberado de tensión, dotado de la ilusión global de todos sus jugadores en plena fase promocional de sus respectivas carreras y con el estímulo extra para ellos de enfrentarse a un grande y sonoro contrincante como el Real Zaragoza. Un partido que require mucho mimo en su preparación y mucha atención a la hora de acometerlo sobre el campo.

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