Otro perjuicio arbitral y el juego irregular provocan el primer tropiezo en casa

El Córdoba se adelantó con un penalti inexistente que pitó Pérez Pallas y Cabrera empató en un córner. En la segunda parte, los de Milla fallaron cuatro goles en un mal partido.

Tiene cuerda el Real Zaragoza para seguir quejándose de los árbitros. Pérez Pallas, el gallego de turno, arruinó su partido ante el Córdoba con un penalti que solo existió en su mente y que supuso el único gol de los andaluces. Después, Cabrera empató en un córner y el Real Zaragoza falló hasta cuatro goles cantados en la segunda parte, cuyos primeros 20 minutos fueron el único momento aceptable de juego de los de Luis Milla, muy escasos en cohesión, profundidad y llegada ante la portería rival. Así, se consumó el primer tropiezo de los blanquillos en La Romareda esta temporada. No hubo cuarta victoria consecutiva como locales y, poco a poco, el equipo va cayendo en la clasificación tras enlazar tres jornadas sin un triunfo.


El cuadro andaluz fue el dueño de la primera parte, de principio a fin. Los de Milla ni olieron la pelota en el juego combinativo. Fue una puesta en escena con los mismos hombres pero con matices tácticos diferentes: más un 4-3-3 que un 4-1-4-1, como hasta ahora. Lanzarote y Ángel se posicionaban de inicio más adelantados, a la par que el punta Juan Muñoz. Y los interiores, Morán y Javi Ros, algo más retrasados, arropando a Zapater. La idea no salió bien porque el equipo estuvo muy partido siempre en estático y, además, el Córdoba ocupó los espacios masivamente, con mucha movilidad de los seis jugadores de medio campo y la delantera.


Los visitantes manejaron el balón con soltura, pero sin acierto en el último pase, por fortuna para los zaragocistas. En ataque, los de Milla estuvieron totalmente anulados, incapaces de ligar tres pases profundos y con Muñoz aislado por completo. Solo un par de acciones personales de Ángel, partiendo desde la izquierda, tuvieron aroma de algo potable en la ofensiva. Demasiado poco. Nada, prácticamente.


Lo mollar ocurrió en cinco minutos de efervescencia, del 22 al 27. Rompió el partido el árbitro -siempre los árbitros con el Real Zaragoza de por medio- con un penalti inexistente que señaló a favor del Córdoba por una supuesta zancadilla de Casado a Guille en un balón dividido en el área blanquilla. Ni lo pareció sobre el césped, ni se corroboró en las imágenes repetidas y detalladas de televisión. Un piscinazo en toda la regla. El exzaragocista Rodri engañó a Irureta y adelantó 0-1 a los blanquiverdes, esta vez de amarillo fosforescente. En medio del barullo que esa decisión generó en el graderío, el Real Zaragoza intentó reaccionar, más con corazón que con un método útil.


Lanzarote forzó un córner en uno de los pocos avances con llegada por la banda derecha. Lo botó él, como siempre, con su veneno. Jugada ensayada, del laboratorio de Milla. Casado vino a peinarla al primer palo y Cabrera salió de delante del portero para meter un testarazo a bocajarro que entró por la escuadra. En cinco minutos y sin nada del otro mundo, el Real Zaragoza logró poner de nuevo el choque en equilibrio. Un alivio, porque la cosa pintaba fatal ante la falta de iniciativas creativas del equipo aragonés.


De ahí al intermedio, más de lo mismo. Igual que antes del breve tramo de los goles. Llegadas de Rodri, Juli, Guille, Alfaro, Caballero… por parte cordobesa que se disolvían en el área de Irureta. Y, en el otro lado, intentos vacios de contenido del Zaragoza. Un chut de Javi Ros lejano y poco más. Ángel había tentado a la fortuna con un chut de rosca alto en el minuto 15 y con un centro-chut que Muñoz no buscó con perspicacia en el 12. El cuadro zaragocista no pisó el área del polaco Kieszek con cicuta en sus botas ni una sola vez.


El descanso fue un buen paliativo. Había que cambiar mil cosas. Casi todo, para poder ganar. Y, un día más, el árbitro, el joven gallego Pérez Pallas esta vez, centró las iras generales. Amonestó a Lanzarote ya camino de la caseta tras protestar una falta final clara, que había merecido tarjeta como otra anterior sobre Isaac. El vigués denotó cierta ojeriza con los blanquillos y, como llueve sobre mojado, las sospechas están a flor de piel. Un codo en un salto era tarjeta para Ángel pero no para Héctor Rodas. Es solo un ejemplo.


En el segundo tiempo, con el clásico cambio de lateral derecho de Milla sobre el campo (Fran por Isaac), el Zaragoza salió más animado. Hubo más intención arriba, más implicación en combinar. En el minuto 7, se anuló un gol a Juan Muñoz por fuera de juego. Algo había cambiado. El Córdoba estuvo agazapado en su campo un cuarto de hora. En el 13, el 14 y el 15, de manera consecutiva, el Real Zaragoza tuvo el gol del volteo en el marcador a mano. Juan Muñoz y Lanzarote fallaron a quemarropa una dejada de cabeza de Ros, con sendas paradas inverosímiles de Kieszek en la raya. Segundos después, Lanzarote cruzo fuera por milímetros un chut en el área, con la pierna derecha. Y, a continuación, fue Ángel quien lanzó desde la frontal del área un balón razo que el portero polaco sacó a córner junto al poste cuando se colaba.


Fue una pena no romper ahí el guion trabado del duelo. Era el momento preciso. Milla optó por un cambio arriesgado. Quitó al ariete, Muñoz, para sacar a Edu García. Restó gol en busca de frescura en la profundidad. No le salió bien, como se olía al llevarse a cabo. El Zaragoza perdió presencia en ataque, dejó de acosar en número y en calidad a la zaga andaluza, que respiró tranquila desde entonces.


Solo Lanzarote, en jugadas individuales, gracias a los desdobles de Fran, que ayudó lo suyo por la banda, generó algo de peligro. Una acción con dos quiebros acabó con un chut del catalán que detuvo el portero cordobesista a falta de 16 minutos. Fue un brote esporádico dentro un espacio de apagón zaragocista. La salida de Pombo por el desdibujado Ros, ya muy tarde, aportó tan pocas cosas como Edu García por la izquierda. No dieron resultado las permutas. No anduvo fino el técnico ni tampoco los jugadores referidos.


El partido languideció hacia la nada con el resquemor fundado en dos cosas: que el árbitro volvió a perjudicar gravemente al Real Zaragoza con un penalti que no fue y que significó el gol cordobés y que el fútbol del equipo de Milla es insuficiente para estar arriba en la tabla. Sin Cani y sin Xumetra, dos ‘titularísimos’ lesionados, los repuestos no llegan a su talla. Zapater está cansado. Ros y Morán no tienen fútbol en sus botas. No hay flujo de ataque en la cantidad necesaria cuando los partidos se atrancan o se complican como este ante el Córdoba.

Ficha Técnica


Real Zaragoza: Irureta; Isaac (Fran, 46), Marcelo Silva, Cabrera, Casado; Zapater; Lanzarote, Morán, Javi Ros (Pombo, 83), Ángel; y Juan Muñoz (Edu García, 69).


Córdoba CF: Kieszek; Caro, Héctor Rodas, Bijimine, Cisma (De los Reyes, 84); Luso Delgado, Caballero (Bergdich, 61); Guille (Ramos, 61), Alfaro, Juli; y Rodri.


Árbitro: Pérez Pallas (Comité Gallego). Amonestó a Ángel (30), Lanzarote (45), Caballero (51), Marcelo Silva (61), Cisma (82), Rodri (92) y Cabrera (93).


Goles: 0-1, min. 22: Rodri, de penalti. 1-1, min. 27: Cabrera.


Incidencias: Tarde veraniega, extemporánea, en La Romareda, con 28 grados al inicio del partido. Césped en buen estado, regado desde una hora antes para evitar la sequedad. En las gradas, alrededor de 16.000 espectadores. El exjugador y exentrenador zaragocista Radomir Antic estuvo en el palco.

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