¿Qué quiere García Pitarch ahora del Real Zaragoza?

El inefable ejecutivo valenciano lleva a juicio al club reclamando 850.000 euros de su paso como director general.

A la izda. de García Pitarch, la clasificación tras la jornada 23ª. El Zaragoza de Paco Herrera estaba en cabeza tras ganar 0-1 en Miranda el 25 de enero. A la derecha, la tabla final tras las maniobras internas del director general durante cuatro meses.
¿Qué quiere García Pitarch ahora del Real Zaragoza?
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Hace dos años que Jesús García Pitarch desapareció de la vida del Real Zaragoza tras una breve, pero intensa , temporada de nefasta gestión como director general de la SAD, en los estertores del agapitismo, ya con Agapito Iglesias a punto de capotar, tanto en el ámbito de sus empresas privadas como en el apartado futbolístico. Pero el inefable ejecutivo valenciano no quiere olvidarse de su fugaz -pero estruendoso- paso por la entidad zaragocista. Lo había advertido meses atrás y lo ha llevado a cabo: Pitarch interpuso una denuncia demandando al Real Zaragoza una importante cantidad de dinero, 850.000 euros, que dice no ha cobrado a través de su empresa (Vínculo Hispano SA) por los servicios prestados en su trabajo al frente del club en la campaña 2013-14.


La iniciativa de García Pitarch ha encontrado réplica inmediata en el Real Zaragoza, que contraataca con otra denuncia cruzada en la que, además de justificar su nula voluntad de pagar al valenciano lo que pide vía tribunales, solicita de éste otra cantidad importante en concepto de daños y perjuicios por los efectos perniciosos que generó en lo sucesivo su administración del Real Zaragoza en el tiempo en el que fue director general.


Pitarch es una bola de fuego desde que dejó el fútbol profesional como jugador (Valencia, Espanyol, Figueras, Villarreal, Orihuela, Mérida, Logroñés, Murcia...). Licenciado en derecho, entre sus múltiples empresas personales y familiares, siempre tuvo una dedicación especial y particular al mundo del balompié en los terrenos ejecutivos. Y sus pasos, en diferentes etapas y con diferentes cargos, por clubes como el Valencia CF, Atlético de Madrid, Hércules (en Alicante fue presidente) o Real Zaragoza, siempre terminaron el líos de gran envergadura. Por lo tanto, su reaparición en el día a día del equipo zaragocista en las últimas horas, con la vista judicial que provoca su actitud en los Juzgados de Madrid, no es nada nuevo. Forma parte de su idiosincrasia.


Ahora mismo, Pitarch es de nuevo director general del Valencia CF, adonde regresó recientemente como tentáculo del representante Jorge Mendes y hombre de confianza del dueño del club, el singapurense Peter Lim. El Valencia es colista de Primera, con cero puntos, y el entorno del club ché es un polvorín sin precedentes, tanto en lo deportivo como, sobre todo, en el funcionamiento societario. Es singular que, en medio de semejante incendio en Mestalla, asome precisamente García Pitarch en Zaragoza para resucitar muertos y revivir fantasmas que están intentándose superar con enorme esfuerzo desde que él, quién patrocinó su llegada y todo lo que lo rodeaba, desapareció del Real Zaragoza, llevando a la SAD al borde de la desaparición y generando unas largas y tensas semanas de conflictos de hondo calado que llevaron al zaragocismo a la desorientación más grave de toda su historia.


Quizá García Pitarch sea consciente de lo que podría suponer para el Real Zaragoza, en estos delicados momentos, tener que abonarle 850.000 euros. El caso no necesita demasiadas explicaciones. Eso sí, permite recordar, ya que él ha querido reaparecer en tierras aragonesas, que uno de los principales culpables de que el equipo zaragocista no lograse el ascenso a la primera, como siempre sucedió en los anteriores cuatro descensos de la historia blanquilla, fue precisamente Jesús Vicente García Pitarch.


Porque, en sus insondables e inescrutables maniobras al frente de la dirección general del Real Zaragoza, cuando en febrero-marzo de aquella campaña 2013-14 decidió comprar la SAD a Agapito Iglesias -con oferta pública escenificada en el propio salón del pleno de la sede del club ante la prensa-, Pitarch reventó literalmente la dinámica positiva que llevaba el equipo de Paco Herrera y lo hizo descarrilar unilateralmente. Desde dentro, el vestuario fue volado cual mina de carbón a cielo abierto, justo cuando el equipo era 3º en la tabla, a un punto de la 2ª posición y a un solo partido del líder (ver datos adjuntos). Ya se habían jugado 23 jornadas, era la segunda vuelta, Paco Herrera, tras ganar el equipo en Miranda por 0-1 el 25 de enero, fue a Madrid el 1 de febrero a recoger el premio al mejor entrenador del mes. Roger, al mejor delantero...


Pitarch acabó con aquello decidiendo los despidos de los capitanes Movilla y Paredes, en un proceso subterráneo que contaminó y dividió nocivamente la caseta en pocos díás. También terminó por destituir a Paco Herrera, al que relevó por Víctor Muñoz quien, en un sorprendente cambio de discurso global, llegaría a afirmar a su llegada que venía "a salvar al Zaragoza del descenso a Segunda B". Un esperpento, algo sospechosamente turbio, cuando solo unas semanas antes ese mismo Real Zaragoza caminaba por la cabeza de la clasificación en su rol de favorito al ascenso o, al menos, a jugar la promoción en junio. También obró la anómala salida del equipo de José Mari. Antes, la de Franco Zuculini.


El Real Zaragoza acabó el curso en la 14ª posición, con solo 3 puntos de colchón sobre el descenso a Segunda B, la plaza 19ª. Los últimos cuatro meses estuvieron envueltos en un ambiente belicoso, de guerra de guerrillas por todos los rincones, dentro y fuera del club. En la Plana Mayor de todo, entre bambalinas, siempre olía al perfume de Pitarch.


La iniciativa de Pitarch a los tribunales a estas alturas de 2016 devuelve a la actualidad a viejos protagonistas. A favor del dirigente valenciano acuden a declarar Jordi Bruixola, jefe de comunicación en su año zaragocista y su mano derecha; también Moisés García León, su secretario técnico en aquellos meses, ahora metido en faenas de representación de jugadores y habitual en las gradas de La Romareda en muchos partidos. Por parte del Real Zaragoza, también acuden citados para declarar en el juzgado los excapitanes Javier Paredes y José María Movilla, dos de las víctimas directas de Pitarch en aquel maldito año 2013-14.


¿Qué habría sucedido si García Pitarch no hubiera demolido el vestuario del Real Zaragoza en febrero de 2014 a mitad de curso, cuando todo iba bien engrasado en el campo futbolístico rumbo a la pelea por el ascenso? ¿Estaría el Real Zaragoza en Primera División desde hace tiempo? ¿Actuó motu proprio Pitarch en aquellos episodios consecutivos que, entonces y ahora, tenían escasas explicaciones lógicas? ¿Y ahora, qué pretende con su denuncia?

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