Menos de 72 horas para cerrar fichajes y salidas

Narciso Juliá, el director deportivo del Real Zaragoza, valora las marchas de Cabrera y Wilk y busca un goleador, un lateral zurdo y alguna opción final derivada de los posibles traspasos.

Narciso Juliá, en una de sus ruedas de prensa de este verano.
Narciso Juliá, en una de sus ruedas de prensa de este verano.
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Se acaba agosto. Solo quedan las horas de los días 29, 30 y 31 del octavo mes del año para que el mercado estival de fichajes en el fútbol de primer nivel mundial se cierre definitivamente. En España, los equipos apuran las últimas operaciones que, como ya es un hábito, serán muchas, a toda velocidad y, en muchos casos, con el factor sorpresa como bandera. El Real Zaragoza, con su director deportivo, Narciso Juliá, al frente del cuadro de mandos, asoma a este zoco con el papel de protagonista relevante en el ámbito de la Segunda División.


Al ejecutivo catalán, que lleva un verano lleno de ajetreos, contrataciones, bajas, cesiones, traspasos no consumados y negociaciones de todo tipo y condición para dar forma a una revolución sin precedentes en el vestuario zaragocista, le falta poner la guinda a su vasta obra. Un ornamento que apunta a ser múltiple, pues el Real Zaragoza, si se cumple lo programado (si da tiempo a llevarlo a cabo, cabría decir también), debería fichar en menos de 72 horas a un delantero centro goleador -grande, alto, potente, con buen juego aéreo-, a un lateral zurdo con versatilidad en la posición de central del mismo lado y, quizás, otra pieza más en virtud de lo que suceda con las salidas aún posibles. Estas son, por un lado, la del central Cabrera, cuyo futuro es cada minuto que pasa más impredecible, y por otro, la del centrocampista Wilk, al que hace tres semanas se le invitó a marcharse. Cualquier otro abandono de la caseta zaragocista sería un auténtico bombazo.


Se trata de, al menos, cuatro operaciones susceptibles de consumarse y que, por sus protagonistas y el rol que tienen o tendrán (los que vengan) en el equipo, son palabras mayores dentro de la responsabilidad del área deportiva del club. Del acierto o desacierto en las medidas que se adopten y de las elecciones finales de los refuerzos que vengan puede depender en buena medida el potencial del nuevo Real Zaragoza en el actual campeonato de liga. No son operaciones con actores secundarios. Al contrario, se trata de los últimos rasgos clave que vaya a tener el rostro y el perfil del Real Zaragoza. Los puntales últimos a una plantilla que se sabe incompleta, inacabada, con carencias evidentes.


Así pues, después de varias semanas de ralentización de movimientos en el despacho de Juliá, en parte porque el bloque principal del nuevo vestuario lo armó en los últimos días de junio y los 15 primeros de julio para poder acometer una pretemporada con cierto sentido, y en otra parte por los problemas económicos generados por las decisiones de la Liga de Fútbol Profesional (LFP) que recortaron el techo salarial de la plantilla a principios de agosto, los teléfonos van a echar humo en ese sector de las oficinas de la Ciudad Deportiva. Al fondo de la semana asoma el derbi aragonés ante el Huesca (La Romareda, domingo, 4 de septiembre, 20.30). Pero de eso no se hablará hasta el jueves, como pronto. En los próximos tres días, con sus tres noches, solo mandan los fichajes y los traspasos.

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