Entre las numerosas sensaciones que otorga el privilegio de vivir se halla la hermosura de comenzar. Es hermoso vivir porque vivir es comenzar. Comenzar siempre. A cada instante. En cada instante. La perspectiva opuesta no distorsiona la percepción: que mejor prueba que la angustia del final para desvelar la esperanza de todo principio. El pasado lunes, el Real Zaragoza inició su caminar en su cuarta temporada consecutiva en la Segunda División. Después de las decepciones pretéritas y recientes, sintetizadas en el oprobio de Palamós, la victoria ante el UCAM Murcia abrió un anhelado nuevo trayecto, una singladura que debe devolver al equipo del león rampante a la Primera División. Importó tanto el fondo como la forma del triunfo. Se trataba de ganar, de alimentarse de puntos cuanto antes en la igualada Segunda española. Pero también hay que subrayar el cómo.

Venció con autoridad el Zaragoza. Con fútbol, con argumentos. Si la victoria siempre significa una magnífica noticia a corto plazo, el modo de capturarla representó un motivo incluso más esperanzador: además de ganar, Milla parece haber encontrado el equipo, el esquema con que atacar el ascenso. El diáfano 3-1 al UCAM instaló al Zaragoza de inmediato en el liderato. El fútbol desarrollado sobre el césped de La Romareda hace prever una estancia prolongada en la cima.

Siempre atribuyéndole al UCAM Murcia un potencial medio en la categoría, el arranque llena de certidumbres al Real Zaragoza. Había confianza en el club en las apuestas de Zapater y Cani como soportes sentimentales del nuevo Zaragoza de Milla. El lunes todos vimos que el sostén también es físico, que con las espaldas de Zapater y la varita mágica de Cani se puede caminar por Segunda. Al menos en casa, procedería precisar, pues solo se ha jugado al cobijo de una afición que los adora. El resto del equipo se ha dejado seducir por el dúo dinámico. Por extensión mimética, el resto de la manada surca por el camino trazado por Zapater y Cani. Marcelo Silva y Cabrera empujan a Zapater desde atrás. El toque de Lanzarote y la verticalidad de Xumetra mezclan bien con Cani (qué difícil es mezclar mal con Cani...). Y Ángel dio sentido a todo este flujo metiendo la pelotita entre los tres palos. Es importante meter la pelotita entre los palos en esto del fútbol. Y que no te la metan. Hay que evitar ese último gol encajado, anécdota en un partido tan desigual. Otra cosa sería en un duelo equilibrado... Pese a ese borrón, ese es el camino bueno, el camino que debe seguir el Zaragoza, el camino que hoy le lleva hasta Lugo.

En Lugo hará el Zaragoza su primera defensa del liderato. Allí espera mostrar que también es muy competitivo a domicilio. Milla confía en las fortalezas propias. Por eso es muy probable que esta noche repita equipo. Llega justito Marcelo Silva, que estuvo soberbio ante el UCAM. Javi Ros podría entrar en el once en sustitución de Erik Morán. Pese a esta posible variación, Milla apostará por el mismo esquema de juego que desarboló a los murcianos. El técnico, además de la victoria, el lunes también encontró el estilo de juego que el Zaragoza necesita. Enfrente espera el Lugo, equipo consolidado en Segunda. Paradójicamente, su apuesta de fútbol no es propia de la cicatera categoría de plata del fútbol español. Más que sus futbolistas, al Lugo lo definen los últimos entrenadores que lo han dirigido. Quique Setién y Milla fueron dos centrocampistas de categoría antes de sentarse en el banquillo. Los dos han educado en el gusto por el toque al Lugo. Setién, ahora en Las Palmas, ya le ganó la semana pasada al Valencia en Mestalla. Milla también intentará estrenarse hoy a domicilio con un Real Zaragoza que quiere seguir por el camino marcado en el estreno liguero.