El árbitro, eslabón entre el fin de Palamós y el inicio con el UCAM

Valdés Aller, leonés de 35 años y el más veterano de la categoría, dirigió la catástrofe ante el Llagostera y dará la salida en La Romareda ante los murcianos.

El árbitro Jorge Valdés Aller, en segundo plano, observa una jugada de Dongou ante dos rivales del Llagostera en el partido final de la pasada temporada, el 4 de junio en Palamós.
El árbitro Jorge Valdés Aller, en segundo plano, observa una jugada de Dongou ante dos rivales del Llagostera en el partido final de la pasada temporada, el 4 de junio en Palamós.
Jordi Ribot/ICONNA

Curiosa coincidencia. El mismo árbitro que firmó el acta del último partido de la pasada temporada rubricará la primera del nuevo curso. Jorge Valdés Aller, leonés de 35 años, es el colegiado que protagoniza esta caprichosa figura, presencial y temporal, en el devenir del atribulado Real Zaragoza del presente. El juez del Comité Castellano-leonés, asistió como protagonista ajeno a aquella tragedia que vivió el zaragocismo en el campo de Palamós con el 6-2 encajado frente al descendido Llagostera y, 79 días más tarde, será el nexo de unión llamativo entre aquel vergonzoso episodio en la historia del club aragonés y el inicio de un nuevo proyecto con infinidad de protagonistas diferentes vestidos de blanco y azul.


Nada tuvo que ver Valdés en aquella hiriente goleada que dejó al Real Zaragoza sin opciones de disputar la promoción de ascenso a Primera. Ejerció de mero notario. Los seis tantos de los de la Costa Brava fueron reglamentariamente limpios. Si acaso, sí que intervino, con sumo acierto, en el primero de los dos inútiles goles zaragocistas de aquel vergonzoso episodio, pues señaló penalti en una zancadilla del central Alcalá a Isaac que Jaime transformaría en el primer tanto blanquillo, en los primeros minutos de la segunda parte. Anécdota sin valor visto lo que ocurrió al final en aquel drama infinito para la historia de la entidad. 


Valdés, con los movimientos y novedades que ha sufrido el elenco de árbitros en la categoría, se ha quedado como el más veterano en la misma. En La Romareda, este maduro colegiado iniciará este lunes su 7ª campaña en la división de plata, en busca de un ascenso a la élite que se le resiste. Ninguno de los demás colegas de oficio lleva tanto tiempo en este segundo nivel del fútbol español. Jorge Valdés Aller aspira a emular a su padre, Teodoro Valdés Sánchez, que pitó en Primera División en toda la década de los ochenta hasta el inicio de los noventa. Para ello, esta liga que él inicia enjuiciando lo que suceda en el Real Zaragoza-UCAM Murcia va a resultar decisiva. Tanto como el acierto del equipo aragonés en encontrar la salida al laberinto de la Segunda División que le haga retornar a Primera cuanto antes.


Pero, por encima de cualquier detalle o dato estadístico o técnico, lo más chocante es que Valdés Aller, con sus tres pitidos finales del partido en Palamós, fue el que mandó de vacaciones al herido Real Zaragoza y, dos meses y medio después, con su silbatazo inicial en La Romareda, va a poner en marcha al renovado equipo zaragocista en la nueva campaña 2016-17. El árbitro ejerce de singular eslabón, de anecdótica correa de transmisión entre un tiempo y otro.

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