Irureta 'parapenaltis' recibe dos avisos a su osadía

El nuevo portero del Real Zaragoza ha detenido 6 penaltis en una semana, pero ante el Eibar falló en los dos goles encajados por exceso de confianza.

Xabi Irureta, en la acción de uno de los penaltis que le lanzó el Eibar en la noche de este sábado en La Romareda.
Irureta 'parapenaltis' recibe dos avisos a su osadía
Guilermo Mestre

Las luces y las sombras que dejó, globalmente, el Real Zaragoza en su partido de este sábado ante el Eibar del Memorial Carlos Lapetra, aluden a todos sus futbolistas y al equipo en general. Lo positivo y lo preocupante, a solo una semana del inicio de la competición oficial, se entremezclan al 50 por ciento después de cinco semanas de trabajo estival. Y, entre todo el reparto de protagonistas, esta vez sobresalió en el análisis agridulce de su actuación la figura del portero Irureta.


Bien en los aspectos básicos del puesto, el arquero de Berriatúa completó una semana mágica en lo referente a detener penaltis: paró cuatro el sábado pasado en Vitoria en la tanda final ante el Alavés (básicos para ganar el trofeo) y, frente a los eibarreses, detuvo uno durante el partido a Lejeune y otro más en la tanda final a Inui, que le otorgó el triunfo final al Real Zaragoza. Seis penas máximas atajadas hablan de un 'parapenaltis' consumado o, en menor grado, de un portero con la racha buena en pleno apogeo. No es un récord sencillo de lograr.


Pero, entre la normalidad, surgieron dos errores graves en acciones de su única jurisdicción que terminaron, ambas, en los dos goles del Eibar. Del 2-0 a favor, se pasó al 2-2 final mediante esos yerros del cancerbero, lo que derivó en sendas manchas indelebles para su actuación particular. En el primero, se comió por alto la salida de un córner al corazón del área. Fue a por la pelota, con su confianza habitual, pero midió mal y el balón le sobrepasó con creces. Dos Santos, a puerta vacía, hizo el 2-1 en una de esos momentos en los que los porteros se quedan de piedra por la magnitud de su pifia. En el segundo, un disparo de Inui desde fuera del área, se colocó mal, también extraconfiado, pensando que iba a atajar la pelota con cierta comodidad. No fue así. El balón le quedó por debajo del nivel al que lo esperaba con las dos manos y, a bote pronto, se le metió por debajo del cuerpo. Era el 2-2 y el adiós a la ventaja del equipo. 


Xabier Iruretagoiena, el nuevo portero del Real Zaragoza, es desde su llegada uno de los focos de atención de la última fase de la pretemporada. El vasco, de 30 años, ocupa el puesto de especialista del equipo, bajo palos, con la última responsabilidad de salvar los goles rivales. Una plaza complicada en cualquier lugar y, en Zaragoza, por tradición, un poco más que en el resto. Las primeras sensaciones que la afición zaragocista ha tenido desde el aterrizaje de Irureta han sido positivas, el guardameta vizcaíno cayó de pie. De estatura corta para lo que es moda en el fútbol actual (solo mide 1,80), el ex del Eibar se caracteriza por su agilidad, su rapidez de movimientos y su gran cobertura del juego en toda el área grande e, incluso, sus alrededores. Saca rápido y bien de portería, lo que favorece los contraataques, y es un guía oral permanente para los defensores por sus constantes consejos y sugerencias in voce a los centrales. Un buen portero que ya ganó un Zamora como el menos goleado de Segunda hace tres años, cuando el ascenso del Eibar.


En este último amistoso del verano, precisamente ante el equipo en el que ha desarrollado toda su carrera profesional durante casi una década -el Eibar- hasta recalar este verano en el Real Zaragoza, Irureta ha bajado en cierto modo a la tierra después de un par de semanas de loas y críticas únicamente favorables. El fútbol ha lanzado a todo el mundo un aviso en los prolegómenos del comienzo de la liga. En el Zaragoza actual no caben exageraciones ni maximalismos en ningún tipo de valoración. Todo tiene que verse con mesura y perspectiva. En el caso del portero, que prosiguió con sus buenos detalles en el discurrir de la mayor parte del juego, los dos graves errores que supusieron dos tantos encajados y la pérdida de las opciones de ganar el partido abren un nuevo escenario. Irureta necesita la máxima concentración en La Romareda y la afición debe tener por descontado que, con el tipo de juego que tiene este portero, el riesgo de que estas cosas le sucedan de vez en cuando está siempre presente.

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