Buenacasa y las paradojas del fútbol

El delantero aragonés no fue incluido en la pretemporada por Juliá y Milla y solo la lesión de Xiscu en Boltaña permitió su reclutamiento. Ahora es el segundo punta circunstancialmente.

Sergio Buenacasa, en una carrera con el central Dos Santos al final del partido de este sábado en La Romareda ante el Eibar.
Buenacasa y las paradojas del fútbol
Guillermo Mestre

El caso de Sergio Buenacasa describe a la perfección cuánto de capricho y de azar tiene el mundo del fútbol en todas sus facetas. El joven delantero centro aragonés, de 20 años, que milita desde el año pasado en el RZD Aragón, filial del Real Zaragoza de Tercera División, ha pasado en 20 días de estar fuera de todos los planes del primer equipo a ser, a solo una semana del inicio de la temporada oficial, el segundo delantero del equipo profesional circunstancialmente. Dos lesiones sufridas por dos compañeros, uno del filial y otro de la primera plantilla, sumadas a su trabajo en el resquicio que el destino le ha dejado abierto junto a Luis Milla, han hecho posible una paradoja curiosa con el ariete de Las Fuentes como protagonista.


Porque Buenacasa no entró en los plantes iniciales del área deportiva y del cuerpo técnico en esta pretemporada. Cuando se citó a los primeros jugadores del filial, en la antesala a la concentración de Boltaña (Huesca), llamó la atención la ausencia de Buenacasa. El delantero del B llamado para acudir al Pirineo fue el balear Xiscu, que ya había estado el año pasado en esa fase inicial del verano con los mayores. Buenacasa se quedó en tierra y Xiscu compartió los primeros ensayos de la delantera blanquilla en Boltaña con Ángel y Dongou, el dúo ofensivo del equipo de Segunda. Un palo para el ex de las categorías base de la Juventus de Turín y el FC Barcelona, andadura previa de Buenacasa antes de su retorno el verano pasado a la Ciudad Deportiva.


Su estrella comenzó a cambiar en tras la cuarta jornada del equipo en el Pirineo. Xiscu se lesionó en una pierna y Milla pidió un cambio urgente para poder llevar a cabo sus programas tácticos sin la merma de una pieza. El club llamó a Buenacasa, le puso un coche y lo mandó a Boltaña en apenas tres horas, mientras Xiscu regresaba a Zaragoza para proseguir su rehabilitación correctamente. Nada más llegar a la concentración, el ariete del filial ya pudo estrenarse en el primer bolo ante el equipo local de Primera Regional. Incluso marcó un gol.


Después de dos semanas acomodado a la nueva situación, en el minuto 90 del amistoso ante el Alavés del sábado pasado (el 6 de agosto), Dongou cayó lesionado de cierta importancia, con un severo esguince de rodilla que lo va a tener alrededor de dos meses K.O. De repente, a Luis Milla se le vino abajo la mitad de su delantera y se quedó solo con Ángel, al que, por temor, guardó entre algodones en el siguiente ensayo ante el Ebro, donde ni se vistió. Buenacasa y la otra promesa del filial, el aún juvenil brasileño Raí Nascimento, fueron los dos puntas ese día. El azar, los intangibles, han hecho cambiar las coordenadas de navegación de Buenacasa en los planes del Real Zaragoza este verano.


A expensas de que llegue el '9' que Milla pide a gritos desde julio y de que se recomponga la situación en la enfermería, Sergio Buenacasa es, hoy por hoy, el suplente de Ángel, su primera alternativa ante el inicio inminente de la liga, el próximo lunes día 22 en La Romareda ante el UCAM Murcia. Y, tal vez, también para la 2ª jornada en Lugo, todavía en plazo de mercado abierto.


Es decir, lo que el año pasado no pudo ser, cuando el entonces director deportivo Ángel Martín González -que fraguó su fichaje a última hora- anunció que Buenacasa llegaba de la cantera de la Juventus para ser el tercer punta de Ranko Popovic tras Ángel y Ortuño y, sin embargo, apenas contó en el primer equipo, tal vez le llegue al delantero zaragozano de retruque un año después.


Por ahora, Buenacasa ha jugado 22 minutos ante el Boltaña (1 gol), 45 en Almudévar, 11 en Tarragona, 27 en Teruel, 13 en Vitoria (marcó un penalti en la tanda), 90 ante el Ebro y 13 contra el Eibar (al que también marcó de penalti en el desempate). Es decir, suma 221 minutos con el primer equipo cuando, a 21 de julio, su destino era trabajar en dos escalones más abajo, con el grupo de César Laínez en Tercera. La mayor parte de esos minutos los desarrolló volcado a la banda, como extremo, algo anormal para él. Solo tras la lesión de Dongou ha ocupado su lugar natural, el eje del ataque. El año pasado, cuando llegó con ciertos galones gracias al planteamiento público que hizo de su fichaje el luego despedido Martín González, su participación con el primer equipo fue anecdótica y testimonial. Debutó en San Mamés frente al Bilbao Athletic, en diciembre, pero salió en el minuto 93 y ni siquiera llegó a tocar la pelota. Fue un estreno para la historia, pero nada más.


Ahora, cuando hace 20 días su situación era muy alejada de la órbita del primer equipo, Buenacasa puede tener más protagonismo que nunca desde que fichó por el Real Zaragoza para su filial el 31 de agosto de 2015. Las paradojas del fútbol.


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