Luces y sombras del Real Zaragoza en la sesión de preestreno ante el Eibar

Los de Milla desaprovecharon un 2-0 favorable y los vascos, que fallaron un penalti, empataron con dos errores de bulto de Irureta. El Zaragoza ganó el trofeo por penaltis (6-5).

Memorial Carlos Lapetra
Memorial Carlos Lapetra
Guillermo Mestre

Como dice Milla desde hace un par de semanas, el Real Zaragoza tuvo cosas buenas y cosas malas en su último amistoso de verano ante el Eibar. Tras una aceptable primera mitad, en la que alcanzó una buena renta de dos goles, el equipo se hundió paso a paso tras el descanso y patrocinó la remontada de los guipuzcoanos, que empataron a dos y pudieron ganar el partido si no hubiesen fallado un penalti que Irureta, paradigma de las luces y las sombras del duelo, le detuvo a Lejeune.


El nuevo portero zaragocista tuvo dos errores de bulto a título individual y facilitó los dos tantos eibarreses en dos acciones desgraciadas. Por penaltis, como en Vitoria, el Real Zaragoza se hizo con el Memorial Carlos Lapetra. Ahí, de nuevo, Irureta fue el salvoconducto del éxito al parar el lanzamiento definitivo de Inui.


Le costó romper al partido. Fueron 20 minutos de tanteo, de juego control por parte de ambos equipos, los que dieron forma a un inicio poco alentador para los pocos espectadores que, en pleno puente de la Asunción de la Virgen, se dieron cita en La Romareda. En ese lento y espeso arranque, el Real Zaragoza no logró hilvanar una sola jugada con más de tres pases y, además, siempre atrás, en campo propio. El Eibar, con una alineación hetogénea dado que 24 horas antes había jugado otro partido ante el Osasuna, se limitó a manejar la pelota sin arriesgarla y, aun así, logró generar el primer disparo del partido: fue un cabezazo de Amorrortu, alto, tras un buen centro del lateral Juncá.


De repente, el Real Zaragoza halló la inspiración en los pies de un activo Cani -pese a que todavía no está fino en el toque- y en las penetraciones de Xumetra y Rico por la izquierda. En el minuto 21, fue el lateral burgalés el que se inventó un pase largo de 40 metros a la espalda de los centrales eibarreses que Ángel convirtió en oro molido. Un excelente control orientado del canario lo dejó solo ante el portero Yoel, al que batió con la zurda con destreza. Era el 1-0 y el golpe de ánimo que necesitaban los zaragocistas para venirse arriba.


Tras dos jugadas profundas de Xumetra y Lanzarote, que metieron en el ritmo del choque a los aragoneses, llegó el 2-0. Ángel fue derribado por Escalante dentro del área en una combinación con Cani y el árbitro pitó el claro penalti. Lanzarote, para espantar los fantasmas del día del Nástic en la pasada liga, lo lanzó en la misma portería de los hechos, raso y engañando a Yoel para anotar el segundo de la noche. Había bastado un buen rato de cierta clarividencia combinativa para tumbar al deslavazado adversario de Primera División.


El Eibar, herido en su orgullo, quiso reaccionar. Sus habilidades de medio campo en adelante no le daban para demasiadas ilusiones, pero ahí aparecieron dos manchas en la salida del balón desde atrás de los zaragocistas. Primero erró gravemente Popa, que regaló un balón letal a Inui en el lateral del área. Menos mal que Sergi Enrich remató, solo en el área, de manera horrible y perdonó el tanto. Era el minuto 28. Y, siete después, el yerro lo firmó Lanzarote, que había bajado en apoyo de los zagueros puntualmente.


Un arriesgado pase al centro no llegó a Cabrera porque lo cortó Amorrortu, cuyo disparo a placer desde la frontal del área se estrelló en la misma escuadra izquierda del batido Irureta. Hubo suerte. Fueron dos avisos de lo que jamás puede ocurrir en competición oficial. Dos jugadas para montar el vídeo por parte de Milla como ejemplos a no seguir ni una sola vez más.


El descanso llegó en medio de la calma por el buen resultado del Real Zaragoza y la escasez de presión de un Eibar muy desdibujado. En el intermedio, ni Milla ni Mendilibar introdujeron cambios y el segundo tiempo arrancó con los mismos onces iniciales.


El Eibar fue el dueño del balón en este segundo acto y se ganó las opciones de arreglar el resultado por insistencia y una mayor coordinación en sus jugadas de ataque. El Zaragoza notó cierto bajón físico y, en la recta final, se resintió mucho con el carrusel de sustituciones.


Aun así, el guión del partido hubiera sido radicalmente diferente si en el minuto 5, Ángel hubiera anotado gol en la mejor jugada de la noche. Una larga combinación desde atrás de todas las líneas blanquillas que concluyó con un centro medido de Rico al corazón del área que el canario empalmó en una difícil volea en carrera. El balón rozó el palo y se marchó fuera ante la ovación del ávido público de La Romareda, ansioso de buen fútbol desde hace años.


Del posible 3-0 se pasó al 2-1 en apenas dos jugadas. Irureta se comió literalmente un córner de los vascos al medir mal la salida y Dos Santos cabeceó a puerta vacía. El gol dio alas a los azulgranas que, enseguida, tuvieron un penalti a favor tras una dura entrada de Popa a Enrich. Un fallo propio de la inexperiencia y de la falta de tablas del joven rumano, al que aún le falta mucho poso en un puesto tan crucial. Lanzó el central Lejeune e Irureta, que se ha consumado en una semana como un ‘parapenaltis’, le adivinó el tiro y sacó el balón a córner.


El Eibar no bajó el pistón pese a esa decepción puntual. Amorrortu, muy móvil en punta, amagó dos veces el gol, que acabaría marcando el japonés Inui en un fuerte derechazo desde la frontal del área que Irureta se tragó tras el bote delante de él. Una pelota que nunca debió entrar. Era el 2-2 a falta de 20 minutos.


El Real Zaragoza, que había estado agazapado y sin fluidez hasta entonces, intentó irse arriba con el amor propio que quedaba en sus cansados o recién entrados hombres, que de todo se mezclaba sobre el césped. Lanzarote cabeceó un centro de Ángel con colocación y Yoel salvó el tanto junto a la escuadra.


Ahí empezó una serie de cinco córner consecutivos sobre la portería vasca que, Cabrera y Ángel casi aprovecharon en sendos remates cercanos. Y no hubo más. El tiempo se fue marchando segundo a segundo hacia el final con todo el mundo agotado (los que estaban desde el inicio) o sin poder sintonizar lo suficiente con lo que el juego pedía (los múltiples sustitutos). El Eibar, sirva el dato, solo hizo un cambio, por lo que su cadencia de juego fue apagándose sin remedio en el último cuarto de hora.


La tanda de penaltis clásica del verano decidió que el Real Zaragoza es, un año más, el campeón de su torneo. Pura anécdota. En lo referente a las sensaciones de esta sesión de preestreno antes del debut en la liga, sabor agridulce. Se vio, en lo positivo, algo más de creatividad en los pocos fogonazos que surgieron de los pies de Cani, Lanzarote o el irregular Xumetra.


También Ángel, que hizo un golazo, apareció más que en toda la pretemporada en su exigente rol de delantero incisivo, aunque no lo suficiente. En el ámbito de las dudas, además de la evidente falta de continuidad en el ritmo del juego, por momentos nula, lo que repercute en la escasez de generación de ocasiones de gol, esta vez emergieron diferentes problemas defensivos. El rival de enfrente era de más grado que los anteriores y se notó. Los fallos del portero y las dudas de Popa y el resto de jugadores que participan en la salida del balón también expusieron explícitamente que queda mucho que pulir en los entrenamientos al respecto.


No va más. Ya no hay más ensayos con gaseosa. La próxima cita ya tendrá tres puntos en juego. Será dentro de ocho días en La Romareda ante el UCAM Murcia. Tal vez con el veterano central Marcelo Silva, baja por lesión desde hace tres semanas, ya en disposición de aportar sus galones atrás. Todas las mejoras deberán hacerse a destajo  en los entrenamientos a puerta cerrada en la Ciudad Deportiva. El verano futbolístico se le ha acabado al Real Zaragoza. Y, como era previsible ante la revolución que experimenta el vestuario, sin la sensación de consistencia que sería recomendable. A partir de ya mismo, llega la hora de la verdad.



Ficha técnica


Real Zaragoza: Irureta; Isaac (Fran, 64), Popa, Cabrera (Casado, 77), Rico; Zapater (Javi Ros, 64); Lanzarote (Pombo, 83), Morán (Alex Barrera, 77), Cani (Wilk, 64), Xumetra (Zalaya, 86); y Ángel (Buenacasa, 77).


SD Eibar: Yoel; Elguezábal, Dos Santos, Lejeune,  Juncá; Escalante, Etxaburu; Inui, Amorrortu, Rubén Peña; y Sergi Enrich (Josué, 70).


Árbitro: Prieto Iglesias (Comité Navarro). No mostró tarjetas.


Goles: 1-0, min. 21: Ángel. 2-0, min. 36: Lanzarote, de penalti. 2-1, min. 56: Dos Santos. 2-2, min. 72: Inui.


Tanda de penaltis: Javi Ros, gol (1-0). Escalante, gol (1-1). Fran, gol (2-1). Rubén Peña, gol (2-1). Casado, gol (3-2). Juncá, gol (3-3). Buenacasa, gol (4-3). Lejeune, gol (4-4). Wilk, gol (5-4). Etxaburu, gol (5-5). Rico, gol (6-5). Inui, para Irureta .


Incidencias: Partido en el que se disputaba la 46ª edición del Trofeo Ciudad de Zaragoza-Memorial Carlos Lapetra. Tarde-noche muy agradable, con 27 grados y algo de viento. El césped, en un estado sobresaliente. En las gradas, alrededor de 5.000 espectadores. El Eibar falló un penalti en el minuto 63, con 2-1 en el marcador: Irureta se lo paró a Lejeune.

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