El tirón del Real Zaragoza se deja notar en el Sobrarbe

Si durante la semana han sido centenares los seguidores que se han acercado a Boltaña, el fin de semana ha llenado los establecimientos hosteleros.

Los niños de los campamentos de la zona, en el entrenamiento
El tirón del Real Zaragoza se deja notar en el Sobrarbe
José Vidal

El Real Zaragoza es el motor de miles y miles de sentimientos de pasión, unión y cariño por una misma cosa. Sabido es que el fútbol moderno ha llevado a los clubes referenciales en determinados lugares a ser eje de referencia para sus gentes. Es el caso de Zaragoza y Aragón respecto de su equipo histórico de siempre. La presencia del Real Zaragoza en Boltaña está siendo desde el pasado lunes excusa para que muchos seguidores y curiosos se acerquen hasta la localidad del Sobrarbe. Tener al equipo zaragocista nueve días concentrado en el Pirineo es garantía de éxito para sus anfitriones y sus alrededores.


Desde el lunes, por el campo de Villaboya han pasado infinidad de zaragocistas para, desde sus modestos graderíos, ver a los nuevos fichajes y buscar los primeros autógrafos y fotografías con ellos. Zapater y Cani, por descontado se llevan la palma por motivos obvios. Hinchas de la zona, seguidores que pasan sus vacaciones en otros puntos del verde Pirineo Aragonés y dedican uno de ellos a la obligada excursión a Boltaña. Otros que, en un día de asueto, no dudan en subir desde Zaragoza o cualquier otra localidad lejana al norte de Aragón con el gancho del equipo. Casi todos los campamentos infantiles de verano, numerosos y activos en estas fechas en esta parte de la provincia de Huesca, han incluido en su programa de actividades la visita a uno de los ensayos del Real Zaragoza. Los niños y adolescentes, con las camisetas zaragocistas sobre sus cuerpos, han dado colorido a la mayor parte de los entrenamientos vespertinos.


Este fin de semana, el efecto tirón del Real Zaragoza se ha multiplicado en toda la zona geográfica que circunda Boltaña, que además celebra su fiesta Pirenostrum. Este domingo, los establecimientos hosteleros de Ainsa, Fiscal, Labuerda, Sieste, Oto, Sarvisé y otros pueblos con oferta en ese sector han llenado. Salvo con reserva de hace muchos días, ha sido imposible comer en tiempo y forma en muchos kilómetros a la redonda. Varios de los clientes han sido los propios jugadores, técnicos y auxiliares del equipo que, aprovechando su día libre, han salido del Hotel Barceló Monasterio de Boltaña, el eje de todas las visitas por culpa del Real Zaragoza.


Los más osados, la veintena de zaragocistas de la Peña Juan Señor de Alcorisa (Teruel), que han fletado incluso un autocar para pasar el día en tierras pirenaicas a cuenta del fútbol. Pura sociología. Este es el poder de este deporte, de este negocio, de este elemento de ocio para muchos millones de personas en todo el mundo. En Aragón, sin duda, el imán que más atrae, aun en Segunda División y lejos de sus mejores tiempos, es el histórico Real Zaragoza. El Sobrarbe da fe de ello.

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