La llegada de Oliveira a Boltaña que abrió telediarios

El Real Zaragoza va a llevar a cabo este verano su quinta pretemporada en Boltaña. El año pasado, la cuarta vez que acudía al Hotel Monasterio de la localidad sobrarbense, retomó una estancia de trabajo en este pueblo del Pirineo Aragonés que se había perdido en 2007, ocho años atrás. Fue en 2005 cuando el equipo zaragocista se estrenó en este escenario de la mano de Alfonso Solans Solans, alma máter de la transformación del viejo Monasterio del Carmen en un lujoso hotel con balneario en aquellas fechas. Durante tres veranos consecutivos, Víctor Muñoz y Víctor Fernández -este por dos veces- prepararon parte del trabajo estival de sus plantillas en este excelente escenario. Por lo tanto, son muchas las vivencias, los protagonistas y los hechos que han sucedido en este lugar que ya forma parte de la historia del octogenario Real Zaragoza.

De entre todas ellas, sin duda la más sonora y extraordinaria fue la que se dio a mitad de tarde del 23 de julio de 2007 y, posteriormente, en torno a las 21.30. Fue el día en el que el Real Zaragoza fichó a Ricardo Oliveira procedente del Milan. Venía cedido por Berlusconi en una gestión que cerró Agapito Iglesias en plena fase eufórica de aquel proyecto faraónico que, con el paso del tiempo, acabó haciendo saltar por los aires al Real Zaragoza hasta dejarlo malherido y casi liquidado. Oliveira, internacional brasileño, reforzaba una plantilla en la que ya estaban Diego Milito, Ewerthon, Aimar, Ayala, D'Alessandro, Matuzalem... El equipo aragonés era visto, desde los ojos del fútbol español, como un club con ansias de convertirse en un grande en un abrir y cerrar de ojos. Y aquel fichaje, en plena canícula, llevó a varias cadenas de televisión de ámbito nacional a mandar a Boltaña a sus unidades móviles para, incluso, ser noticia de apertura en los telediarios nocturnos.

El aparcamiento exterior del Hotel Monasterio acogió varias parábolas para enviar la señal en directo. Los corresponsales de zona se desplazaron hasta Boltaña para cubrir la llegada de Oliveira, que había sido presentado horas antes en Zaragoza y subió al Pirineo en un coche del club junto a un chófer contratado al efecto. Durante el día siguiente, los primeros entrenamientos del brasileño -junto con las demás estrellas blanquillas- en el campo de fútbol de Villaboya siguieron dando que hablar lejos de Aragón. Boltaña ocupó espacios que antes nunca tuvo en la tele.

Muchos de los fijos del lugar siguen recordando 'el día de Oliveira'. Una de las vivencias que quedarán para la historia del pueblo, del hotel y, claro está, también del Real Zaragoza, que ahora gravita por otras órbitas bien alejadas de aquellas... aunque por culpa de ellas.