Y ahora... el último esfuerzo por Cani

Tras el exitoso retorno de Alberto Zapater al Real Zaragoza, el club blanquillo centra todos sus esfuerzos negociadores desde ya mismo en culminar de igual forma otro regreso sonado al vestuario de La Romareda: el de Rubén Gracia Calmache 'Cani'. De conseguirlo, Narciso Juliá y los dirigentes zaragocistas cimentarían de la mejor manera posible su ideal de 'aragonesizar' la plantilla del Real Zaragoza, con la presencia emblemática de dos de las figuras más señeras de la cantera aragonesa en los últimos lustros que, además, se pretende que no sean los únicos en volver a vestir la camiseta con el escudo del león rampante.

Cani, mediapunta de enorme clase y técnica, acaba de concluir su compromiso con el Deportivo de La Coruña. El 3 de agosto, en plena pretemporada, el de La Paz-Torrero cumplirá 35 años y estudia con mucha mesura cuál va a ser su próximo destino, probablemente el último de su ya dilatada carrera profesional que empezó en el Real Zaragoza en 2002, hace ya 14 temporadas. Como en el caso de Zapater, aunque con unos condicionales previos bien diferentes, a Cani también le seduce culminar su trayectoria como futbolista de élite en casa, en su club matriz, junto a los suyos. Al virtuoso jugador zaragozano le atrae el sueño de ayudar a regenerar el vestuario, de ser abanderado de la reconstrucción de un Zaragoza grande desde las cenizas en las que lo dejó el agapitismo hace dos veranos. Padre de dos hijos pequeños, con toda su familia (también la política) radicada en la capital aragonesa, la vuelta al hogar puede tener a estas alturas de la vida muchos más beneficios morales y anímicos que aceptar un contrato económicamente muy superior -que seguramente existe- que lo lleve de nuevo a otros lares lejanos, quizá muy lejanos.

Cani es esperado en el seno del Real Zaragoza con ansias, con la certeza de que, junto a Zapater y otros que vendrán, se convertirá de inmediato en un referente contundente para seguir armando a su alrededor el racimo de la nueva plantilla, un grupo al que se le va a pedir implicación, sentimiento, compromiso, amor a la institución y respeto a una afición que vive sus peores momentos de la historia reciente tras lo ocurrido en el final de la temporada actual. La camiseta con el '8' aguarda en blanco para que, en un tiempo cercano, pueda escribirse sobre el dorsal el nombre de Cani.

Rubén Gracia apura sus vacaciones familiares aislado por completo del día a día del fútbol, como cada verano por estas fechas. Todo lo lleva su entorno, personas muy cercanas a él. Lo ocurrido en las últimas horas en el acto de presentación de Zapater, con más de 5.000 zaragocistas aclamando el retorno del aragonés entre los suyos, es un aliciente más para atraer la decisión de Cani al sí. Rubén, como Alberto, también sueña con devolver al Real Zaragoza Primera División como última misión de envergadura dentro de su periplo como jugador. Sería un fantástico colofón a muchos años de profesionalismo que, tras subir del filial al Real Zaragoza en 2002 (caño a Reiziger para la historia en un partido ante el Barça en La Romareda) ha discurrido por cuatro temporadas en el club zaragocista, ocho campañas y media en el Villarreal, media liga en el Atlético de Madrid y un año en el Deportivo de La Coruña.

Uno de los héroes de Montjuic puede estar en la antesala de volver a vestir de blanquillo. Solo hace falta que, en el último esfuerzo, Juliá sea certero, el Real Zaragoza esté atinado y, por supuesto, que Cani vea con claridad que su regreso a casa es algo con muchos detalles y aportaciones positivas para todo el mundo y con escasas contraindicaciones. En junio de 2016, que Cani pueda volver al Real Zaragoza es agua bendita. Y en eso se está.