Así logró el Real Zaragoza que Pelé jugara en La Romareda

José Ángel Zalba, presidente del club en los años 70, relata cómo uno de los mejores jugadores del mundo eligió Zaragoza para despedirse de Europa.

Pelé, en La Romareda
Pelé, en La Romareda
Juan G. Misis / Archivo Heraldo

El Santos brasileño tenía previsto regresar a Brasil tras disputar el trofeo Ramón de Carranza, en el que iba a finalizar la gira de despedida de Pelé por Europa. Con 34 años, ya retirado de la selección y con tres Mundiales en el bolsillo, O Rei jugaba en España sus últimos partidos antes de dejar el fútbol en su país, aunque su adiós acabó siendo un hasta luego, ya que sus problemas económicos le obligaron a volver a calzarse las botas un año después para jugar otras dos temporadas con el Cosmos de Nueva York.

En teoría, esa gira europea tenía que acabar el 1 de septiembre de 1974, tras enfrentarse al Barcelona y al Espanyol en Cádiz. Sin embargo, una llamada del entonces presidente del Real Zaragoza, José Ángel Zalba, cambió los planes del Santos y desvió un pedazo de la historia del fútbol hacia la capital aragonesa. “En aquella época teníamos muy buena relación con el Cádiz y a través de esos contactos hablamos con el Santos. Desde el principio les agradó la iniciativa y sé que Pelé fue uno de los que más apoyaron la idea y más facilidades pusieron. Él tenía mucho interés en despedirse en Zaragoza, creo que fue porque era muy religioso y conocía la Virgen del Pilar, que es la patrona de la Hispanidad”, recuerda Zalba, principal culpable de que el tres veces campeón del Mundo y sus compañeros del Santos pisaran el césped de La Romareda.

“También nos ayudó que en aquella época época el Real Zaragoza era uno de los mejores equipos de España. La temporada anterior habíamos quedado terceros y esa, la que vino Pelé, finalizamos segundos con los Zaraguayos”, asegura Zalba, que no solo puede presumir de haber sido el presidente más joven de un club de Primera División (29 años) o de haber logrado la mejor clasificación del conjunto aragonés, sino también de haber conseguido llevar a uno de los mejores jugadores de toda la historia al estadio zaragocista.

Pelé, en La Romareda
Pelé, en La Romareda
Juan G. Misis / Archivo Heraldo

“Fue un gran acontecimiento para la ciudad. Pelé llevaba jugando 20 años y ya formaba parte de la historia del fútbol. Fue un día de fiesta”, rememora el expresidente, que tuvo la oportunidad de compartir varios momentos con el astro brasileño: “Era muy cercano, simpático y agradable, y compartía su carácter con todo aquel que se le acercaba. Fue un número uno como futbolista, pero como persona también me pareció excepcional”.

Pelé, en La Romareda
Pelé, en La Romareda
Juan G. Misis / Archivo Heraldo

Uno de los momentos más emotivos de aquel día fue la entrega a Pelé de una talla de la Virgen del Pilar, un obsequio que precisamente esta semana ha devuelto a la actualidad aquel lejano partido. El brasileño, que decidió subastar en Londres casi 2.000 objetos de su colección personal, vendió el presente por casi 2.300 euros. Una decisión que Zalba, quien le entregó la Virgen, no se toma como algo personal, ya que además de este recuerdo se desprendió de algunos de sus objetos más valiosos, como la copa Jules Rimet que recibió cuando se convirtió en el único jugador en ganar tres Mundiales o las medallas de cada uno de estos campeonatos. “Los brasileños son muy católicos y agradecieron el gesto. Sobre todo Pelé, que se emocionó muchísimo, pero también la directiva del Santos y sus compañeros”, relata el expresidente zaragocista.

Pelé, en La Romareda
Pelé, en La Romareda
Juan G. Misis / Archivo Heraldo

Pero el partido dejó muchas más anécdotas y escenas para el recuerdo que, más de cuatro décadas después, todavía están presentes en la cabeza de muchos de sus testigos. Pero, sin duda, la que en su momento causó más sensación, además de la mera presencia de O Rei (marcó dos goles) sobre el campo, fue la acción en la que el defensa Santos Ovejero, que aquel día debutaba con el Real Zaragoza, derribó una portería.

Esa desafortunada acción se convirtió en una gran oportunidad para los aficionados que llenaban La Romareda, pues aprovecharon la media hora que estuvo detenido el encuentro para acercarse al astro sudamericano. “Entonces no existía la zanja que hay ahora y la gente aprovechó ese rato para entrar al campo a saludarle o pedirle autógrafos. La afición se volcó con él. Le hicieron un homenaje poco habitual, porque un aficionado tiende a valorar a sus jugadores, pero es más complicado hacerlo con los de otros equipos”, recuerda Zalba.

Este calor lo agradeció enormemente el propio Pelé, que tras el partido se deshizo en elogios con la afición zaragocista. “Quiero agradecer a todo el público el cariño que han tenido conmigo”, aseguró en la crónica publicada el 4 de septiembre de 1974 en HERALDO DE ARAGÓN, que finaliza con un mensaje del entonces futbolista que el periodista que la escribió traslada a los zaragozanos: “Nuevamente nos pidió el agradecimiento público para los espectadores de este encuentro. Dijo que no conocía tan apenas Zaragoza, pero que si la gente era como él la había conocido, tenía que ser una ciudad muy bonita”.

Unas emotivas palabras que acabaron de redondear un día histórico que dejó un grato recuerdo tanto para Pelé y sus compañeros del Santos como para la capital aragonesa. “Es un orgullo que se despidiera de Europa en La Romareda”, asegura Zalba, quien finaliza su crónica de aquel 3 de septiembre de hace casi 42 años con una rotunda frase: “El Real Zaragoza ha sido tan importante que ahora es casi imposible competir con su historia”.

Comentarios
Debes estar registrado para poder visualizar los comentarios Regístrate gratis Iniciar sesión