​Agónica victoria del Zaragoza por 1-0 ante el Oviedo

?Un gol de Guitián en el tramo inicial del partido dio a los aragoneses los tres puntos necesarios para optar a la promoción de ascenso si ganan el sábado en Palamós al Llagostera.

Real Zaragoza - Oviedo
Real Zaragoza - Oviedo
Toni Galán

Agónico triunfo del Real Zaragoza ante el Oviedo en un partido frontera. Un gol del defensa Guitián en el minuto 19 embocó el partido por la senda positiva que necesitaban los de Carreras para manejar los tiempos del juego y obligó a los ovetenses a ir a remolque todo el partido. Pero, tras el descanso, el padecimiento en el campo y en la grada fue enorme por la falta de destreza del cuadro aragonés para lograr el segundo tanto, desaprovechando varias ocasiones claras para haberlo hecho, y porque el equipo visitante, al que solo le servía ganar para tener alguna probabilidad de disputar los ‘play off’, se lanzó a un ataque desesperado que derivó en un repliegue progresivo de los blanquillos alrededor del marco de Manu Herrera. Hasta que el árbitro no pitó el final del choque, en el minuto 94, se temió por un nuevo fiasco que, por fortuna, esta vez no se produjo y no repitió la sensación de impotencia de partidos recientes. El Real Zaragoza, a su modo, resolvió positivamente su reto y tiene en su mano seguir adelante en pos de la tercera plaza de ascenso a Primera División a través de la promoción.


El cuadro zaragocista comenzó el partido nervioso. Como un flan. Sin control del balón, con pases fáciles fallados por Morán y Dorca en la medular que facilitaron tres llegadas del Oviedo al área con mucho peligro. En la primera jugada, tras un error de confianza de Rico en la banda, Koné puso un balón a Viti a bocajarro para que el canterano asturiano rematase a placer a gol. Pero su disparo se marchó fuera cerca del palo izquierdo de un batido Manu Herrera. En el segundo yerro mayúsculo, Isaac perdió la espalda de nuevo con Koné y éste, tras quebrar en carrera a Guitián, disparó con la fortuna de que la pelota dio en Cabrera y no llegó a portería.


La grada se mostró disconforme y los primeros silbidos de desacuerdo se oyeron en ese primer tramo del choque. De entre la nada, el bálsamo para todo el zaragocismo surgió de una contra en la que Ángel se quedó solo mano a mano ante Miño. Se recreó demasiado el ariete blanquillo, dio demasiados toques hasta quedarse prácticamente sin ángulo ante el meta, que le sacó el disparo final con una mano dura, enviando el balón a córner cuando el gol se cantaba. Era el minuto 7 y el tenor del partido cambió desde ese momento.


El Zaragoza se entonó, más con corazón que con destreza, con Lanzarote muy activo, incluso cambiando de banda, y un Diamanka sobresaliente en el corte, los apoyos y la llegada al área, metió a tras a los ovetenses durante media hora larga. El citado Diamanka estuvo a punto de estrenar el tanteador con un voleón en el área tras un excelente control con el pecho, pero su remate se marchó alto por muy poco en el 17.


Enseguida, en el minuto 19, llegó el 1-0, que ejerció de resorte de fe para el equipo aragonés y el público. Fue un gol que costó cantar porque entró en la portería de Miño lo justo. Lanzarote centro desde la derecha, Ángel cabeceó a quemarropa, el portero visitante salvó sobre la raya ese remate y la pelota le llegó a Guitián. El central cántabro empalmó de primeras y Miño volvió a rechazar la pelota. Pero estaba dentro. El árbitro, Ocón Arráiz, no lo vio claro y el juego pareció seguir. Pero su linier, perfecto en esta ocasión, corrió con el banderín hacia el centro del campo. El tanto era válido y subió al marcador.


El Oviedo se sintió muy herido y el Real Zaragoza ganó en sosiego a partir de ese punto. El juego se paralizó bastante y los de Carreras bajaron una velocidad a sus acciones. Solo asomó una acción más de peligro hasta el descanso. Fue un disparo de Isaac, en el 29, desde la frontal de área que buscó la escuadra del palo lejano. Se le marchó fuera por un par de metros. El intermedio llegó sin que los de Generelo dieran muestras claras de reacción pese a que estaban en la obligación imperiosa de ganar en La Romareda.


Como siempre en los últimos meses, con el partido abierto y sin decantar, todo dependía de lo que sucediera en el cuarto de hora de resuello en ambos vestuarios. Se esperaban con ansia, vistos los negativos antecedentes recientes del Real Zaragoza, los primeros minutos del segundo tiempo. Era momento para la estrategia y la inteligencia táctica. Para la picardía y el buen acierto de unos y otros.


Generelo mando a rebato. Todo el Oviedo al ataque desde el primer minuto. El Real Zaragoza pudo matar el partido en dos llegadas al contragolpe en los cinco primeros minutos de la reanudación, pero Ángel, en el 49, solo tras dejada de Isaac, disparó alto. Y dos minutos después, el propio Isaac, chutó raso y Miño sacó a córner junto al palo evitando el 2-0. Los asturianos siguieron jugándosela a la desesperada. Su entrenador metió a Susaeta para centrar balones de calidad al área. Y, sucesivamente, a otros dos delanteros centro, Linares y Cervero –con Koné eran tres-, para meter atrás al Real Zaragoza en pleno.


Hubo un gol bien anulado a Koné por claro fuera de juego. Hervías y Susaeta rozaron el tanto en sendos centros-chut que Manu Herrera rechazó junto al palo cuando la pelota se colaba en ambos casos. Entremedias, el Zaragoza salía como podía de vez en cuando. Y en esas contras, volvió a definir mal la sentencia del duelo porque ni Isaac, ni Pedro, estuvieron certeros en la resolución de jugadas claras y en superioridad numérica ante la portería de Miño.


A balón parado tuvo el equipo zaragocista la enésima opción de resolver la agonía. Pero Cabrera, en el 78, cabeceó un córner de Pedro al larguero. Pura mala suerte en esta acción frenética. Cinco minutos después, el otro central, el goleador Guitián, pudo hacer el doblete tras una falta lateral. Pero, solo ante el portero, a placer, falló en el control y la ocasión se esfumó ante la desesperación general.


Carreras había relevado a Ángel para buscar la frescura a los espacios de Dongou. Esta baza le salió mal porque el camerunés no halló ese balón de oro nunca. Y, por fin, visto el ataque total de los astures, el técnico zaragocista se decidió a reforzar la defensa con la estatura de Rubén ante la previsión del bombeo constante de balones al área de Herrera en los últimos minutos. Cuando salió el cartelón con el número de Lanzarote para dejar su puesto al central, la bronca en la grada fue mayúscula contra Carreras. En este caso, cabe decir que la maniobra fue atinada, pues Rubén restó varios pelotazos volcados sobre la zona de gol zaragozana y alivió mucho la histeria del final del partido.


El partido concluyó felizmente en el área ovetense, en una contra alocada de Rico que no acabó en gol porque Miño sacó abajo su postrero remate raso. La explosión del graderío fue excepcional cuando Ocón Arráiz indicó que el partico acababa. Los tres puntos estaban en el haber del Real Zaragoza, que concluye la jornada en 4ª posición y tiene en su mano conservar ese puesto si gana el sábado en el último partido de la liga regular en Palamós al ya descendido Llagostera.


El zaragocismo sufrió como hacía mucho tiempo durante 45 minutos que se hicieron eternos. Pero, al final, mereció la pena pues el triunfo se quedó en casa y la misión concluyó cumplida. Lo importante era ganar, sin importar demasiado el cómo. Y eso lo hizo un Zaragoza que no es brillante, que no tiene gol y que, últimamente, está más espeso y responsabilizado de lo que sería necesario en momentos tan decisivos del curso. Ahora es momento de pensar en otra clave. En preparar auténticas finales en muy poco tiempo. La primera, el sábado en Palamós. Y, después, si todo sale bien, en cuatro partidos de promoción que serán la única vía para subir a Primera.Ficha Técnica

Real Zaragoza: Manu Herrera; Isaac, Guitián, Cabrera, Rico; Morán, Diamanka, Dorca; Lanzarote (Rubén, 83), Hinestroza (Pedro, 63); y Ángel (Dongou, 73).


Real Oviedo: Miño; Nacho López, Héctor Verdés (Cervero, 70), Josete, Bautista; Erice, Edu Bedia (Linares, 58); Viti (Susaeta, 54), Míchel, Hervías; y Koné.


Árbitro: Ocón Arráiz (Comité Riojano). Amonestó a Miño (19), Ángel (27), Míchel (40), Erice (59), Nacho López (77) y Manu Herrera (87).


Goles: 1-0, min. 19: Guitián.


Indicencias: Tarde agradable, con nubes y claros, algo de viento y 23 grados. El césped, en perfecto estado. En la gradas, una buena entrada, similar a la del anterior domingo ante el Nástic, unos 25.000 espectadores, 200 de ellos llegados desde Oviedo.

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