El Real Zaragoza vive momentos de nervios a flor de piel, de máxima exigencia en términos de personalidad y carácter sobre el campo. Tiene a mano seguir aspirando a subir directamente a Primera División si es capaz de ocupar uno de los dos primeros puestos dentro de tres semanas cuando la liga concluya para el equipo de Carreras en Palamós ante el Llagostera. Solo tiene ojos para mirar al Leganés y al Alavés, las piezas a dar caza. Pero no puede dormirse, en caso de algún tropezón indeseado, porque el grupo de perseguidores no le da tregua. En la minijornada del sábado, el Girona, el Córdoba y el Alcorcón sacaron sus respectivos compromisos con victorias que los ubican a tiro de piedra -de un solo partido- de la puntuación zaragocista antes de disputar el crucial choque ante el Nástic de Tarragona.

El Girona, en su larga y constante cabalgada de la segunda vuelta, atinó a ganar 1-0, de penalti y con muchos apuros, al dubitativo Mallorca. Y los catalanes ya están en los 59 puntos (con 60 empieza el partido de esta jornada el Zaragoza). Por su parte, el Córdoba se reengancha a la pelea por la promoción tras ganar, en un polémico duelo directo por culpa de un nefasto arbitraje, al Elche por 3-1. Los cordobeses alcanzan los 58 puntos y dejan a los ilicitanos con 56. Y, por último, otro de los eternos aspirantes a una de las cuatro plazas de promoción, el Alcorcón, ganó y sentenció al Albacete -que se va a Segunda B- en el Carlos Belmonte por 0-2 y, de este modo, suma 58 puntos.

Es decir, el lío en el retrovisor del Real Zaragoza sigue siendo tremendo. La polvareda que se aprecia con un simple giro de cuello viendo lo que viene en persecución es otro acicate extra, menor pero igualmente necesario a falta de tan poco para el final, para que los zaragocistas aprieten los puños y los dientes y den todo para obrar las cuatro victorias consecutivas que el éxito en la liga les pide a estas alturas. 

El único duelo insustancial del sábado fue el triunfo del Tenerife por 3-1 ante el Valladolid. Ahora, el turno es para los del sector dominical, con el Real Zaragoza-Nástic de Tarragona abriendo el cartel a las 12.00 del mediodía en La Romareda. Luego, después de comer, llegará el turno para el Alavés-Ponferradina (todos los ojos zaragocistas estarán ahí, empujando etéricamente a los leoneses), el Osasuna-Numancia, el Almería-Oviedo, el Mirandés-Llagostera y el Lugo-Bilbao Athletic. En varios de estos puntos geográficos, por uno o varios matices de diferente índole, también juega indirectamente el Zaragoza. Todo porque la liga está ya en su fase terminal, rusiente como nunca.