La Ponferradina se reinventa sobre la marcha y sin red

Rubén Vega, nuevo técnico del rival del Zaragoza, anuncia cambios tácticos y considera que el equipo berciano va a salvar la categoría

Rubén Vega, en su primera rueda de prensa tras hacerse cargo de la Ponferradina y en la previa de recibir al Real Zaragoza.
Rubén Vega, en su primera rueda de prensa tras hacerse cargo de la Ponferradina y en la previa de recibir al Real Zaragoza.
ElBierzoDigital

La Ponferradina es un volcán en erupción, un equipo convulso desde hace muchas semanas, un club que vive horas de miedos y nervios desde posiciones de descenso a Segunda B. No es, por lo tanto, extraño observar cómo ante el Real Zaragoza, a solo siete jornadas del final de la liga, Rubén Vega va a ejercer de entrenador iniciando el cuarto periodo diferente en el banquillo berciano desde que comenzó el curso. La directiva del cuadro leonés busca, a la desesperada, cualquier asidero para salvar la categoría en un año torcido y cruzado desde que, a mitad de liga, decidieron destituir al entrenador inicial de la campaña, Manolo Díaz, y traspasar a su goleador emblema, el brasileño Yuri que se fue al Qingdao Huanghai de China dejando una excelente cosecha de 9 goles en los 20 primeros partidos del campeonato (era el tercero en el ranquin del Pichichi de Segunda).


Un largo y público desencuentro entre los dos protagonistas derivó en la salomónica decisión, espaciada en un breve tiempo, de despedir a ambos. Craso error, como casi siempre que se adopta esta postura supuestamente equitativa. Suplir al técnico Díaz, muy hecho a su plantilla, no iba a ser tarea sencilla. Los efectos ulteriores hablan por sí solos. Y sustituir a un goleador como Yuri, resultaba algo simplemente imposible, como el tiempo ha acabado demostrando en Ponferrada.


Rubén Vega, exjugador blanquiazul y hombre de la casa, ha sido recuperado de entre las bambalinas del club como último apagafuegos en busca de evitar el desastre. Vega ya fue entrenador interino hace dos meses, del 1 al 21 de febrero. Fue el espacio que se dio entre la marcha súbita de Díaz y la llegada del ahora también despedido Fabri González. Vega dirigió a la Ponfe en tres partidos, en las jornadas 24ª, 25ª y 26ª, con dos empates a cero, uno en Valladolid y otro ante el Alcorcón en El Toralín, y una derrota (1-3) frente al Córdoba en campo berciano, ya con Fabri fichado y presente en el estadio. Es un técnico sin experiencia, un joven exfutbolista de 38 años, retirado en 2012 y que llegó a jugar, entre otros, en la Real Sociedad o el Nástic de Tarragona, que en su aparición ante la prensa local a menos de 48 horas para enfrentarse al Real Zaragoza mostró algunas de sus pautas a seguir de aquí a junio para salvar a su equipo de caer a Segunda B.


"Vamos a buscar ser más agresivos en ataque y someter al rival a cierta presión", dijo como aspecto táctico más llamativo en su exposición. Carreras ya sabe lo que puede esperar por este lado. Con Fabri, la Ponferradina era un equipo que se echaba atrás como norma, en busca de rápidas salidas a la contra a través del llamado 'juego directo', del pelotazo largo, por lo que el dominio del balón solía corresponder siempre a los rivales. Vega quiere otra cosa. "Hay tiempo para cambiar métodos, además cada maestrillo tiene su librillo; y por ello cada uno tiene una forma", apostilló dando a entender que va a intentar mutar lo más que pueda los criterios que han imperado en los dos meses que la Ponfe ha estado dirigida por el discutido Fabri.


Rubén Vega sabe que acomete una tarea ardua, difícil de concluir con éxito por la premura de tiempo que lo atenaza y la necesidad de victorias que tiene ante sí el equipo ponferradino. "El mayor problema sin duda es el anímico, al estar en puestos de descenso, pero con trabajo y fortuna los futbolistas darán su verdadero nivel. Las tres derrotas consecutivas han traído cierta desconfianza. Tenemos siete partidos decisivos y queremos romper esa mala racha. Y, desde luego, lamentándonos no se consigue nada. Hay que ser valientes y sobre todo meter miedo al contrario”, cuenta con tono de enaltecimiento Vega en una clara prueba del ánimo que se respira en la caseta leonesa.


Esto es lo que va a encontrarse este domingo el Real Zaragoza en Ponferrada. Un partido singular, sin precedentes por su especial perfil en lo que va de temporada. Un duelo para saber jugar con mucho pulso, inteligencia y sentido común por parte aragonesa.


En cuanto a nombres propios, Vega redebutará como entrenador ante los zaragocistas con dos bajas seguras en su elenco de titulares. Uno, el defensa Miquel, que sigue sancionado tras una expulsión que sufrió en Miranda hace 15 días y que le acarreó cuatro partidos de suspensión por insultar al árbitro (los nervios del momento afloran en detalles así). Otro, el central Lolo Pavón, con una rotura muscular en la pierna derecha. En sentido positivamente inverso, recupera a Berrocal, un mediapunta con verticalidad y gol que, como Miquel, acaba de cumplir otros cuatro partidos de castigo por insultar al árbitro en el choque de hace un mes ante el Oviedo. También anuncia que podrá alinear a dos lesionados cuyo concurso era dudoso durante la semana: el extremo Acorán y el medio centro Jonathan. E, incluso, el exótico delantero centro canadiense-escocés fichado de la India cuando Yuri se marchó del club, Iain Hume (ex del Norwich), que ha aportado muy poco desde su llegada, también podría ser una de esas bazas novedosas que, a modo de amuleto o excentricidad, los entrenadores utilizan cuando recién aterrizan en un vestuario (Carreras lo hizo con Ortí el día de su estreno ante el Huesca).

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