Ganar es básico, ¿y el 'golaverage'?

El Zaragoza, que cayó 1-0 en Alcorcón en la primera vuelta, debe ganar por más de un gol para superar el factor diferencial en caso de empate

Imagen de archivo de un lance del partido de ida contra el Alcorcón
Ganar es básico, ¿y el 'golaverage'?
Enrique Cidoncha

El Real Zaragoza y el Alcorcón han llegado a la jornada 35ª empatados a 52 puntos. ¿Se imaginan que esa igualdad prosigue a la conclusión de la última, la 42ª, el próximo 5 de junio? ¿Y que se ha de acudir al diferencial goleador particular para dilucidar quién es segundo y quién tercero en la clasificación final? ¿O sexto y séptimo?


En tales casos, ambos extremos en la zona de la pelea por subir a Primera, el ascenso directo o la disyuntiva de jugar la promoción o quedarse colgado pasaría por un simple gol, por el 'golaverage' entre zaragocistas y alcorconenses.


El particular, el que se circunscribe a sus dos enfrentamientos cara a cara en la liga, es el primer factor que se utiliza por normativa para desempatar en puntuación gemela. El Alcorcón ganó al Zaragoza en Madrid por 1-0 en la primera vuelta, con un tempranero gol de Óscar Plano. Esa es la diferencia, un simple gol, que el equipo de Carreras ha de intentar superar este domingo en La Romareda. Es decir, además de ganar, ha de hacerlo por dos o más.


De limitarse a ganar por cualquier diferencia mínima, el Real Zaragoza dejaría el 'golaverage' particular igualado y, en caso de empate a puntos final, habría que acudir al segundo factor de disolución de la equidad: el 'golaverage' general. Este sale de la resta de los goles a favor y los goles en contra en cada caso.


Ahora mismo, ese diferencial general lo tiene levemente mejor el Zaragoza (por eso está quinto y el Alcorcon es sexto, a falta de jugarse este segundo partido entre ambos). Los blanquillos presentan un resultado de +6 (38 goles anotados por 32 encajados), mientras que los madrileños tienen +3 (37 goles han marcado por 34 recibidos en su marco).


Pero, como es evidente, se trata de una estrecha distancia que, a falta de aún siete jornadas para el final, tiene forma de peligrosa lotería para el Real Zaragoza en caso de dejarla abierta. Que un ascenso o una promoción pueda estar al albur de los goles que pueda marcar el Alcorcón en sus siete partidos (el la hipótesis de que, al final, los aragoneses vayan a acabar en igualdad de puntos con ellos) es un riesgo de imposible manejo exterior. Los goles de partidos ajenos no hay forma de preverlos ni administrarlos. Y los resultados de las últimas jornadas son, cada año, una tómbola llena de sorpresas, unas agradables y otras nocivas para lo que un equipo requiere en sus aspiraciones.


Este partido del Real Zaragoza ante el Alcorcón tiene, por todo esto, un doble matiz, una dualidad de rostro que entremezcla lo que es un choque de liga y un duelo de Copa. Por un lado, es imperioso ganar. Como sea. Los tres puntos no pueden discutirse ni han de ser menos. Pero, por otra parte, la victoria debe ser, aconsejablemente, por dos goles o más de diferencia.


Esta es la doble tarea que tiene el equipo de Carreras en esta verdadera final en el tramo final del campeonato liguero de Segunda: sumar una terna de puntos que abra brecha con el rival y, a la vez, voltear el diferencial del gol con el que el Alcorcón ganó al Zaragoza en la primera vuelta en Santo Domingo porque, a los efectos, es como sumar un punto más respecto del adversario amarillo.

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