El adiós de De Felipe evoca a Bustillo entre el zaragocismo

El defensa del Madrid 'ye-ye' campeón de Europa, fallecido hoy a los 71 años, pasó a la historia por lesionar al delantero aragonés gravemente

Información sobre la operación de Bustillo aparecida en HERALDO DE ARAGÓN el jueves, 18 de septiembre de 1969.
El adiós de De Felipe evoca a Bustillo entre el zaragocismo
HERALDO. DOCUMENTACIÓN

Ha muerto Pedro de Felipe. A los 71 años, tras largo tiempo en un delicado estado de salud, el que fuera defensa central del Real Madrid 'yeyé', campeón de Europa en 1966 ('la Sexta') junto a Pirri, Amancio, Zoco, Sanchís, Serena, Grosso, Velázquez o Gento en Bruselas ante el Partizán de Belgrado ha fallecido en la capital de España. Todas las notas recuerdan a De Felipe por sus ocho años como merengue -entre 1964 y 1972-, por las cinco ligas y la Copa que ganó con los de Bernabéu, por su internacionalidad ante Turquía, por sus seis temporadas en el Español de Barcelona, donde se retiró en 1978 con 33 años, por su posterior faceta de director deportivo 'periquito' o de representante de jugadores... Pero en Zaragoza, en Aragón y, también, entre el barcelonismo, De Felipe evoca, de inmediato e inevitablemente, la grave lesión de Miguel Ángel Bustillo acaecida en 1969 y que acabó con la carrera del prometedor delantero centro zaragozano cuando, en plena eclosión internacional, estaba recién fichado por el FC Barcelona y su futuro olía a estrellato. "Era el sucesor de Marcelino en la selección española", comentaron en la época sus contemporáneos. Ya en el Zaragoza, antes de irse al Barça, había vestido 5 veces la Roja, anotando dos goles.


De Felipe probablemente nunca imaginó, en el minuto 50 de aquel partido Real Madrid-Barcelona de la jornada inaugural de la liga 1969-70 en el Santiago Bernabéu, que su entrada a Bustillo iba a derivar en uno de esos episodios de la historia del fútbol español que jamás se olvidan, que son indelebles y paradigmas de lo feo del mundo del deporte, de lo que nunca debería ocurrir sobre un terreno de juego. A De Felipe, tanto en Aragón (Bustillo es de Zaragoza y creció en el Real Zaragoza hasta salir como una figura en ciernes camino del Barça), como en Barcelona, nunca le perdonaron aquel episodio, que lo llevó encima cada temporada posterior cuando visitaba La Romareda y el Camp Nou, tanto con el Madrid, como después con el Español. 


El fornido defensor madrileño se convirtió, tras aquel fatídico 14 de septiembre de 1969, en una especie de demonio para una parte del fútbol patrio. Bustillo, con el '9' azulgrana a la espalda y 23 años recién cumplidos días antes, debutaba oficialmente con el Barcelona ese día. Y en las dos primeras llegadas al área madridista, el aragonés batió a Betancort con su habitual destreza y clase. Minuto 3, el 0-1. Minuto 5, el 0-2. De Felipe, su marcador, no digirió bien aquel impresionante inicio de partido de Bustillo. Y, con la connivencia del árbitro bilbaíno Ortiz de Mendívil, el superinternacional español de la época, el mejor, pero teñido de blanco nuclear a decir de la opinión pública por su querencia madridista ("el árbitro de cámara de Bernabéu", lo llamaban entre bambalinas), el marcaje posterior a ese 0-2 que De Felipe infligió a Bustillo fue tremendo.


El Madrid, ganador de casi todo durante largo tiempo en aquellas décadas, había logrado empatar a dos antes del descanso. El Barcelona salió fuerte en la segunda parte y Bustillo amagó de nuevo un par de llegadas al área blanca que De Felipe cortó de cuajo con un entradón sin balón, abajo, donde duele, que reventó la rodilla izquierda del atacante zaragozano. Ortiz de Mendívil miró, se dio la vuelta, y el juego siguió hacia el otro campo. En las imágenes (afortunadamente, existen), se ve retorcerse de dolor a Bustillo al borde del área madridista durante casi un minuto. Nadie paró el juego y, hasta que el Barça no recuperó la pelota en su zona defensiva, ningún compañero del lastimado ariete aragonés pudo tirar el balón fuera para que fuese atendido. Verlo salir de campo a hombros de Zaldúa y del portero madridista Betancort, denunciaba la severidad del daño que tenía. No hubo expulsión para De Felipe. Ni siquiera le mostró el árbitro la tarjeta blanca (entonces así eran las actuales amarillas). Tampoco lo ocurrido se escribió en el acta. Eso sí, Ortíz de Mendívil reseñó en el documento oficial las protestas durante el partido de varios barcelonistas, entre ellos Bustillo (que fueron sancionados por Competición), a cuenta, entre otras cosas, de lo que ocurría con De Felipe cuando el balón estaba en otro sitio durante la primera parte. El duelo terminó 3-3, pero para la mayoría de la gente, lo de menos fue el resultado. Aquel partido pasó a la historia sucesiva por la gravísima lesión de Bustillo y, sobre todo, por el modo en el que se produjo.


Como reseñó HERALDO DE ARAGÓN, y todos los medios nacionales, el jueves 18 de septiembre de aquel 1969, Bustillo fue operado de una brutal rotura de rodilla. Tenía afectados todos los ligamentos y el menisco. En aquella época, sinónimo de catástrofe, de posible retirada prematura del fútbol profesional. El ariete zaragozano solo jugaría dos partidos más con el Barcelona en tres años. No pudo rendir ya jamás a su alto nivel precedente. Su carrera se terminó irremediablemente casi sin haber roto a brillar. Se fue al Málaga en 1972 y allí aguanto cinco temporadas (una en Segunda División) jugando en una posición más retrasada, como mediapunta, con mucho menos recorrido que antes de la lesión. Fue clave para ello que en la capital andaluza conociera a María Luisa, la mujer de su vida. Allí se retiró con 29 años antes de marcharse a regentar un negocio de hostelería en la Costa Dorada tarraconense, donde sigue residiendo. 


Esta es la evocación que, el triste fallecimiento de Pedro de Felipe en Madrid, provoca en muchos aficionados al fútbol de los años sesenta y setenta. A todos los que vieron jugar al central madridista con la camiseta merengue y, años después, en el aguerrido Español de Sarriá junto a los Ortiz Aquino, Molinos, Ramos, Fernández Amado, Verdugo, Osorio... A los que vivieron aquel tiempo en el que Bustillo pasó de ser uno de los mejores delanteros españoles de su generación a un futbolista devaluado físicamente por culpa de una grave lesión que nunca tendría que haber ocurrido si se hubiera aplicado el 'fair play' en aquel infausto Real Madrid-Barcelona de 1969.




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