Belsué, ex de ambos equipos y hoy delegado zaragocista

Alberto Belsué, santo y seña del gran e histórico Real Zaragoza de los noventa que se consagró con el logro de la Copa del 94 y la Recopa de Europa del 95, también jugó en el Deportivo Alavés. Fueron unos meses, cedido por la entidad aragonesa como mal menor dentro un conflicto de incompatibilidad de caracteres con el entonces entrenador, Chechu Rojo. El lateral internacional, que participó en la Eurocopa de Inglaterra 96 con España, dejó atrás más de 300 partidos como zaragocista para ayudar al Alavés a eludir el descenso a Segunda en un mercado invernal, el de la campaña 1998-99. Un reto que consiguieron finalmente los vascos con la buena aportación del de La Almozara. Belsué jugó 22 partidos en un cuadro albiazul en el que, bajo la batuta el mítico Mané, coincidió con Julio Salinas, Gerard, el italiano Nicola Berti, los argentinos Desio y Vitamina Sánchez o los brasileños Magno e Iván Rocha, entre otros.

Desde junio de 1999, Alberto Belsué no pisa Mendizorroza. Aún se marcharía a jugar un año al Numancia y, después, a una aventura inconclusa en el Iraklis Salónica de Grecia. Pero en Vitoria, en apenas seis meses, dejó un excelente paladar dentro de la buena afición alavesista. Hoy, el zaragozano, regresa al histórico estadio vitoriano en una tarea que, por aquel entonces, nadie podía imaginar que desempeñaría: la de delegado de equipo en las filas del Real Zaragoza, labor que ejerce desde Navidades cuando relevó a José Ignacio Bueno Grimal quien, a su vez, tomó el testigo brevemente de Juan Morgado.

En la figura de Belsué confluye una coincidencia curiosa con quien, hasta el año pasado, fue el delegado zaragocista durante casi 20 años, el referido Juan Morgado. Éste, como Belsué, también había sido futbolista tanto del Deportivo Alavés como del Real Zaragoza, en su caso, en sentido inverso al que siguió el aragonés y con mayor equilibrio en el tiempo jugado en ambos clubes.