Manu Herrera, el riesgo del portero-jugador

El guardameta facilitó el gol del Lugo por la exigencia de Carreras de que sea un futbolista más de campo. Es el peaje del fútbol moderno.

Manu Herrera, en un entrenamiento en las filas del Elche.
Manu Herrera, en un entrenamiento en las filas del Elche. diario información
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Manu Herrera fue un héroe hace ocho días en Pamplona, con dos paradas providenciales mano a mano ante Otegui y Pucko. Sin embargo, este pasado domingo en La Romareda se 'comió' el gol del Lugo. Un tanto que pudo ser letal para el equipo y sus aspiraciones de ascenso y que, felizmente, quedó en anécdota tras la preciosa y espectacular remontada final y el triunfo por 3-1 en una tarde para el recuerdo. Él lo sabe y lo tiene asumido. Es consciente de la responsabilidad que acomete en su nuevo rol. Manu fue víctima de los riesgos que genera la exigencia de Lluís Carreras, el entrenador del Real Zaragoza, de que el portero sea un futbolista más de campo. El técnico catalán, fiel a la 'escuela Barça', desea que el fútbol nazca desde atrás, que no haya saques largos que rifen la pelota en la línea medular. Pide a los guardametas que jueguen el balón con los pies con soltura, sin apenas diferencias con cualquier central o lateral.


Manu Herrera está jugando por eso. El veterano arquero madrileño saltó a la titularidad en Almería, el pasado 31 de enero, tras convencer en los entrenamientos a Carreras de que su manejo de los pies es el más completo dentro del elenco de porteros de la plantilla, por delante de Bono -el anterior inquilino del especial puesto- y Alcolea. Ante el Lugo, Manu no tuvo su tarde. Ya amagó con una salida en falso minutos antes del letal yerro que costó el 0-1 de los gallegos, en un acción precipitada que acabaría salvando Rico en el pico del área grande ante el acoso de Iriome en un balón largo a la espalda de la zaga blanquilla. A falta de un cuarto de hora, llegó el mal paso de Herrera que patrocinó el tanto de Ferreiro. Fue una salida fuera del área para tocar el balón con la cabeza, haciendo las labores del antiguo líbero. Herrera falló. Su testarazo, en lugar de tener voluntad de despeje hacia la banda, intentó ser un pase al centro del terreno de juego para salir de inmediato combinando hacia el campo de Lugo. Midió mal y Ferreiro marcó a puerta desguarnecida.


"El equipo juega con la línea de atrás más adelantada que antes y el portero ha de cubrir ese espacio jugando de cara y saliendo más del área. En mi afán de querer jugar la pelota, pese a que llegué bien y a tiempo al lugar de contacto con el balón, fallé. Estábamos 0-0, el partido encaraba ya la recta final, y solo pensaba en esos momentos en salir hacia arriba cuanto antes. Por eso no la eché fuera de banda e intenté dársela a Guitián. De una buena intención salió un error irremediable. Pero estos son los riesgos que provoca el fútbol en estos momentos", comenta para HERALDO Manu Herrera.


En efecto, los porteros modernos están expuestos a este tipo de consecuencias irreversibles en caso de cometer un error de cálculo. Manu es una víctima más de la nueva moda, de la mutación de las funciones del guardameta en los conceptos tácticos de muchos entrenadores. El madrileño lo tiene asumido y sabe lo que se juega en cada acción similar. También Carreras y el resto del equipo. Por eso, su fallo ha sido llevado a categoría de anecdótico, de gaje del oficio, de circunstancia casual. La victoria final ha aliviado la transcendencia de este pasaje. Todos los compañeros fueron a abrazar a Herrera a la conclusión del choque contra los lucenses. El fallo de cancerbero, lejos de ser un estigma imborrable -así hubiese sido en caso de derrota- ha pasado a ser un eje de unión, un impulso positivo para encontrar una comunión dentro del equipo. "Agradezco muchísimo la actitud de mis compañeros hacia mí. Hubo muchos gestos de cariño y confianza, también por parte del cuerpo técnico y de la afición. No paro de recibir mensajes de apoyo y, en estas circunstancias, se agradecen un montón", subraya Manu Herrera.


Diego Rico, en rueda de prensa, ha llevado al lado positivo este episodio puntual del portero zaragocista en el gol del Lugo. "A Manu le dimos apoyo desde el mismo momento del gol. Le dijimos que íbamos a sacar el partido adelante con el esfuerzo de todo el equipo. Y así fue. Al final, todo el mundo le dio la enhorabuena también a él. No importa su fallo. Esto es un trabajo de todo el grupo. Tanto si ganamos como si perdemos, lo hacemos todos", explica el defensor burgalés. El goleador Ángel, que fue uno de los que cruzó el campo al término del partido para ir a fundirse en un abrazo solidario con Manu Herrera, también deja claro en HERALDO el talante de la plantilla ante un hecho tan concreto como el error cometido por su portero en el tanto de Ferreiro para el Lugo: “Conozco a Manu desde hace mucho tiempo, somos amigos y sé cómo es y cómo piensa. Por eso, fui, junto con otros compañeros, a abrazarle y animarle, más con la victoria. Teníamos que apoyarle. En el fondo, aun con el fallo y su fastidio, sé que Manu estaba contento porque ganamos al Lugo. Es un gran portero. Creo que estos gestos demuestran bien el tipo de grupo que somos. El vestuario es estupendo, está muy comprometido con el equipo”, describe el ariete canario.


Manu Herrera ha saboreado el lado amargo de los porteros-jugadores. Como en el Barcelona lo ha hecho varias veces el arquero alemán Ter Stegen, otro especialista en el juego fuera del área cuyo grado de riesgos es paradigma mundial hace tiempo. El zaragocista dice que el fallo ante el Lugo no le va a mediatizar de cara al futuro, respecto del que Lluís Carreras ha dejado claro que no va a modificar su apuesta por Manu para continuar en la portería blanquilla. "El próximo día en Vitoria, si tengo que salir fuera del área con los pies o la cabeza, yo estaré de nuevo ahí. Mi tarea es, en ese tiempo de jugadas, hacer la cobertura a la defensa. Es sí, procuraré analizar mejor la jugada que lo hice el domingo. El entrenador me pide 'riesgo cero' en caso de duda. A partir de ahora, decidiré más tirarla fuera de banda que jugarla con un compañero si no tengo muy claro que no hay riesgo. De esto también se aprende, por supuesto", reconoce el portero del Real Zaragoza.




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