La estadística es muchas veces caprichosa. Y, con el paso del tiempo, en muchos aspectos de la vida, se convierte en costumbre. Así sucede en el ámbito del fútbol con los resultados de los dos partidos que, cada año, el calendario manda jugar a los equipos de manera consecutiva fuera de casa. Es muy complicado, para todos, ganar esos dos duelos a domicilio encadenadamente. De hecho, es un ejercicio que se produce escasísimas veces. Los datos hablan a gritos al respecto.

El Real Zaragoza solo lo ha logrado una vez en su historia cuando ha competido en las dos primeras categorías del fútbol profesional (58 años en Primera y 18 en Segunda, un total de 76 temporadas). Fue en la campaña 2002-03, en Segunda División. Es decir, en Primera, lugar donde ha habitado el club zaragocista la mayor parte del tiempo jamás lo consiguió.

Ese éxito único hasta hoy lleva la firma de Paco Flores en el banquillo. Su Zaragoza, que acabó ascendiendo tras muchos sufrimientos, ganó en la jornada 8ª al Getafe por 1-2 en el Coliseum Alfonso Pérez (con goles de Vellisca y Juanele) y, siete días después, en el siguiente desplazamiento seguido en la jornada 9ª, triunfó 0-1 en Las Palmas, con un gol de Yordi en el que fue el último partido jugado por los aragoneses en el ya derruido estadio Insular.

El próximo domingo, en El Sadar de Pamplona (19,15), el Zaragoza de Lluís Carreras tiene a mano consumar este récord por segunda vez en toda su trayectoria vital. Ganar al Osasuna y enlazar ese éxito con la victoria de Córdoba en tan solo siete días sería algo tan beneficioso para el equipo, en su afán de remontar en la clasificación rumbo a la zona de ascenso, como anormal en el historial zaragocista. Por lo tanto, estamos ante un partido que tiene un valor añadido de carácter extraordinario.

Este factor de jugar dos partidos seguidos fuera de casa concatenadamente es habitual cada temporada. Al menos una vez (en la otra vuelta, ese par de choques seguidos se juegan, obviamente, en casa). Según se dé el orden de inicio del torneo, hay años que se produce hasta dos veces. Es el caso de cuando el arranque liguero, en la jornada 1ª, el Zaragoza (o cualquier otro) dicta que lo haga como local. Automáticamente, en el cambio de vuelta, se juntan dos partidos seguidos fuera del feudo propio que se suman a los que el propio calendario ubica en otro punto de las combinaciones del emparejamiento de equipos.

Es decir, este episodio se ha producido más de un centenar de veces desde que nació el Real Zaragoza. Y, hasta hoy, solo en una ocasión el cuadro aragonés ha concluido con victoria esos dos encuentros seguidos lejos de su estadio. El domingo, en Pamplona, tiene ante sí la opción de romper de cuajo esta terrible tendencia y negativa tradición. Sus aspiraciones de ascenso lo agradecerán más que nunca.