El Aragón sigue en su tónica negativa y vuelve a perder
Los de Láinez no pudieron con un Alcoyano serio y ordenado que se acerca a la zona más alta de la clasificación.
El RZD Aragón no pudo con un serio y ordenado Alcoyano. Los levantinos, con experiencia y oficio, maniataron a los de César Láinez, que poco pudieron hacer en un partido en el que el saber estar de los visitantes y la ansiedad de los locales acabaron decantando la balanza.
Cuando mejor estaba jugando el filial llegó un jarro de agua fría en forma de gol. José García se aprovechó de un rechace en el corazón del área para fusilar a Aarón. Era el minuto 31. Antes, el encuentro había sido uno clásico de fútbol sala: de portería a portería. José García hizo lucirse a Aarón para despejar con la mano a saque de esquina. La réplica la puso Álvarez en posición escorada al hacer volar a Koke, quien despejó el balón. Álvaro lo intentó con una vaselina, pero Aarón respondió y evitó el tanto.
Una oportunidad clara para el Alcoyano vino en un contragolpe mal ejecutado y peor terminado. Gato y Álvaro se plantaron frente a Aarón, pero la defensa blanquilla reaccionó cuando ya se intuía el gol.
El bagaje ofensivo del RZD Aragón se redujo a un chut de Álvarez. El defensa, tras una buena incursión, estrelló el balón en el poste tras un centro de Pep Biel. La fortuna tampoco se alía cuando más lo necesita el filial porque del posible 1-0 se pasó al 0-1 con el gol de José García. Los visitantes tuvieron una gran ocasión antes del descanso, pero Navarro cruzó en exceso ante Aarón.
El RZD Aragón estaba vivo, aunque la empresa se le complicó sobremanera nada más arrancar la segunda mitad porque a los dos minutos llegó la puntilla. Gato centró un córner al segundo palo, Fuentes cabeceó y Galas, de la misma forma, materializó el segundo. Hizo mucho daño esa acción al conjunto de Láinez. A los blanquillos les costó reaccionar, conscientes de que la posibilidad de abrazar al menos un punto se alejaba. Nieto lo intentó con un tiro que Koke logró desviar.
Láinez movió el banquillo y arriesgó con una defensa de tres formada por Maxi, Álvarez y Zalaya. El corazón podía más que la cabeza en sus jugadores, lo que se traducía en pérdidas fáciles o cesiones comprometidas, como la de Álvarez a su portero, que terminó con la pelota marchándose fuera por poco.
