Zapater, el único testigo

Salvo que a Natxo González le dé esta noche por poner a Javi Ros, que no creo, o a Jesús Valentín, que todavía creo menos, Alberto Zapater será el único testigo zaragocista sobre el campo del triunfo conquistado el pasado 4 de febrero sobre la hierba de El Alcoraz. El hecho en sí mismo sintetiza todo lo mucho acaecido en el Real Zaragoza en solo nueve meses, además de plasmar con fidelidad que en todo este tiempo de incertidumbres deportivas la única certidumbre absoluta la constituye el león de las Cinco Villas. Su fe movió la última victoria zaragocista en Huesca, que curiosamente coincide con la último revés altoaragonés como local. Su fe vuelve a asomar hoy como uno de los principales argumentos zaragocistas en uno de los feudos mejor fortalecidos en la Segunda División española.

¡Había que ver cómo Zapater celebró la victoria sobre el césped mojado de El Alcoraz. Finge fatal, Zapater! Se le ve todo a la primera. "Su sangre es blanca y azul", proclamó Natxo González el viernes pasado. Nadie en la plantilla siente el Real Zaragoza así. El club se lo ha reconocido con un contrato a lo Iniesta que corresponde a su total entrega. Zapater se ha hecho indiscutible. Algunos cuestionaban su regreso a Zaragoza  en junio de 2016 tras un largo periodo de inactividad marcado por las lesiones. Pese a sus excelentes prestaciones durante el pasado curso, también hubo quien dio la tabarra con su posición en el terreno de juego. Que si no tenía buen pie, que si no valía para mover la pelota en la zona ancha, que si sería mejor alojarlo en el lateral derecho... Solo desde la más profunda ignorancia futbolística (o desde algo bastante peor...) se puede cuestionar la jerarquía de Zapater en el Real Zaragoza y en la propia Segunda División. El tiempo, gran escultor, ha modelado la hercúlea figura del guerrero zaragocista frente a quien es incapaz de diferenciar un balón de un tambor, instrumento característico de la Semana Santa zaragozana.

El capitán volverá a comparecer hoy con el brazal anudado. Respecto al once vencedor entre la lluvia altoaragonesa, pocas coincidencias se registrarán más esta noche en la alineación del Real Zaragoza sobre el prado de El Alcoraz, Probablemente, ninguna, a no ser que jueguen Javi Ros o Valentín, reitero. Nos dejó para siempre Cani. Ángel, Marcelo Silva y Cabrera creyeron hallar mejores acomodos. Se marcharon o se les invitó a marcharse a Irureta, Feltscher, Edu García, Xumetra, Casado, Edu Bedia  y hasta a Dongou, goleador histórico del derbi aragonés. El Zaragoza y sus exigencias históricas han provocado una renovación casi total. Después de llegar con el gotero a las últimas jornadas (no se ganó en las últimas siete), y lograr una sufrida permanencia, el club tuvo que dar un viraje radical al plantel para intentar reconducir el futuro deportivo. Tras el volantazo, solo Zapater continúa en la misma dirección, en su dirección, en la dirección del zaragocismo.

El Huesca, por su parte, volverá a formar hoy con muchos de los derrotados el 4 de febrero. Se cambió de temporada, de entrenador, pero la lógica de los notables resultados obtenidos ha mantenido en El Alcoraz a un buen puñado de los jugadores que el pasado curso llegaron a disputar la promoción de ascenso ante el Getafe. Se marcharon Sergio Herrera y Samu Saiz, pero el Huesca pilló una buena tela de Osasuna y un pastón del Leeds. Continúan Akapo, Carlos David, Jair, Alexander González, Brezancic... Y también el trivote mágico (Aguilera, Melero, Sastre). Y el  capitán Camacho. También podría jugar Vinícius Araújo; pero con el Real Zaragoza, no con el Huesca. Vinícius perdió con el Huesca. Dicho está: el único jugador en el triunfo zaragocista que estaba, está y estará sobre el césped es de Ejea, se llama Alberto y se apellida Zapater.