CB CORNELLÁ, 56 - CAI ZARAGOZA, 79

El vendaval rojillo llama a la puerta de la ACB

El CAI dio un paso más para volver a la élite. Ayer barrió de la pista a un joven Cornellá, que solo aguantó un cuarto, y estuvo a punto de celebrar un nuevo tropiezo del Melilla, que ganó in extremis.

Darren Phillip supera la defensa del Cornellá en el partido de la primera vuelta.
El vendaval rojillo llama a la puerta de la ACB
HERALDO

El regreso del CAI Zaragoza está muy cerca. Las decenas de aficionados rojillos que se dieron cita ayer en el Parc Esportiu Baix Llobregat de Cornellá lo sabían y durante los últimos minutos del encuentro no dejaron de gritar aquello de "volveremos a ACB". Su equipo estaba pasando por encima de un voluntarioso pero excesivamente joven e inexperto rival y Melilla perdía por 20 al descanso en la cancha del Tenerife, un tropiezo que no llegó a producirse gracias a la reacción in extremis de los melillenses. A pesar de ello la fiesta está próxima, puesto que el conjunto zaragozano sigue siendo un vendaval que se quita de encima a todo aquel que se pone en su camino de la élite. La maquinaria rojilla tardó en ponerse en marcha anoche pero cuando lo hizo fue letal. Phillip continúa en plan estrella de la LEB, o "abusón" como lo llama la peña 'Inchas Lleons' y, además, Edu Sánchez completó su mejor partido con la elástica zaragozana. Eso unido a una espectacular defensa en el segundo y tercer cuarto desembocó en el guión esperado, una aplastante victoria que acerca a los hombres de Abós al objetivo.Pero antes de que eso ocurra conviene contar lo que sucedió en tierras catalanas. Porque que el CAI es tremendamente superior a la gran mayoría de sus rivales en esta Liga LEB todos lo saben, pero esa superioridad hay que reflejarla en la cancha, puesto que la teoría no es la que te devuelve a la ACB sino la práctica. Por eso se insiste semana tras semana en ir partido a partido, en no perder la concentración, en no pensar en el ascenso, algo que llegará por sí solo. Esa es la razón por la que a los de Abós les costó carburar anoche en Cornellá. Su salida fue propia de quien se sabe superior y se limita a hacer lo justo para imponerse a su rival. Así, la racha de nueve triunfos consecutivos podía peligrar.

En el arranque se vieron algunas malas decisiones ofensivas, malos tiros y una irregularidad defensiva inquietante. El que ya apuntaba su gran calidad y sus imparables maneras dentro y fuera de la zona era un Darren Phillip que anotó los cuatro primeros puntos rojillos. Sin embargo, atrás también sufría una de las armas catalanas, un Mamadou Samb que no se arrugaba y hacía lo propio para los suyos. Su duelo particular parecía que podía decidir el encuentro.

El ritmo alocado del Cornellá era un arma de doble filo, puesto que en algunas transiciones veloces sorprendían a los aragoneses, pero, sin embargo, otras servían a los de Abós para completar contragolpes que también castigaban al adversario.

Pero ese no era el partido que le interesaba al CAI, era preferible optar por mucho ataque estáticos y hacer sufrir a los jóvenes locales en el cinco para cinco. Y durante unos instantes así fue, con buenas asistencias de Quinteros, a las que unió algún acierto en el tiro y algún robo.

Pero los rojillos lo vieron tan fácil que se 'empanaron'. Dejaron de anotar, permitieron canastas fáciles y el marcador se igualó rápidamente. Ese no era el camino porque ya se sabe que los rivales se crecen rápidamente ante los zaragozanos y a estas alturas ya no se puede sufrir así.

Faltaba rasmia en el cuadro aragonés y esa se la volvió a poner su gran capitán Matías Lescano. Su entrada en cancha, la 'reaparición' de un inconmensurable DP y algunas canastas de mérito de Hettsheimeir, Sánchez o Barlow propiciaron el estirón visitante. Pero todo nació desde la entrega atrás y desde la concentración. Ahí sí que se vio como el CAI se impone a cualquiera.

Mención aparte mereció de nuevo el británico Phillip. Nadie podía con él, ni al poste bajo ni con sus tiros de media distancia. Al descanso se fue con 14 puntos y el CAI 13 arriba. La fórmula estaba clara, y solo hacía falta el mantenerla hasta el final.

Y el CAI lo hizo a pesar de salir con sus pívots teóricamente suplentes. La intensidad sobre el parquet se mantuvo, y el equipo era un bloque en el que todos sumaban. De hecho, con un arreón letal propiciado por una canasta de Rivero y dos asistencias de Quinteros para Barlow dejaron sentenciado el duelo al fijar la ventaja aragonesa en 20 puntos (27-47).

Daba igual que los rojillos se pusieran en zona o defendieran en individual, ya que a los pupilos de Chema Solsona les resultaba casi imposible el anotar. Ya se podía jugar sin presión y, entonces, Edu Sánchez se salió.

El base murciano completó su mejor partido en el CAI con un recital de robos, velocidad, penetraciones, alguna asistencia... Estaba de dulce y acabó brillando con luz propia con sus acciones.

El último cuarto prácticamente sobró. Eso sí, sirvió para que la afición rojilla festejara este nuevo triunfo y para que el joven Arruti saliera a meter un triple coreado desde la grada. La renta alcanzaba los 30 puntos y la relajación llegó a la pista. Normal.

Los cánticos de "Zaragoza a ACB otra vez" eran el preludio de la celebración en el banquillo. Todos son conscientes de lo poco que falta y cualquier nuevo triunfo, esta vez el décimo consecutivo, les despierta una sonrisa y un abrazo con el compañero.

El miércoles llega La Palma. Una nueva sonrisa y un nuevo abrazo que tienen que acercar aún más a Zaragoza a la ACB. El equipo ya llama a su puerta.